Rupestre: nos volvemos a encorvar

Vida
/ 15 julio 2016

A modo de documental, ‘Rupestre’ ofrece una reflexión teatral sobre hacia dónde realmente se ha dirigido la evolución del ser humano.

La tarde de éste jueves dio inicio el XXI Festival de Monólogos Coahuila con ‘Rupestre’, un montaje que no sólo divirtió al público, sino que lo hizo interactuar directamente con la acción.

La apertura estuvo a cargo de Tropa Cachivaches, quienes a través del clown Sergio Silveti (quien además dirige la obra), se encargaron de emitir una profunda reflexión sobre el significado de ser un humano moderno a través de la risa y la interacción con el público.

La expectativa es grande pues en el escenario hay un hombre peludo y despeinado que tiene las extremidades rígidas y los ojos salvajes.

De fondo una voz emula la narración de un documental con doblaje al español europeo, con un constante zezeo que nos explica lo que estamos a punto de ver:

“La evolución del hombre. Observaremos y disfrutaremos de las características que, desde nuestro punto de vista científico y filosófico, se desarrollaron las principales herramientas que dieron paso a la cultura que hoy conocemos”.

Desde el Australopitecus, el Homo habilis y el Homo erectus, el hombre se encargaba de explorar su entorno y erguirse, desarrollando las primeras herramientas, tratando de imitar los sonidos de la naturaleza e inventar la música, comenzando a usar su caja fonética y dejando rastro de su existencia en las cuevas.

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Todo esto permitió al hombre en evolución en escena, convivir e interactuar con el público con acciones que fueron desde imitar el sonido de las gotas de agua dentro de una cueva, hasta jugar al teléfono descompuesto y simular el crecimiento de las plantas.

Incluso el crítico de VANGUARDIA, Javier Treviño se animó a hacer una ‘pintura rupestre’ en papel estraza y con marcador permanente retratando a nuestro hombre.

Hundidos en risa e incluso vergüenza, el público poco a poco comenzó a colaborar con la propuesta que a ratos se salía del escenario y que en su mayoría busca llevar al espectador a disfrutar las acciones que son naturales del hombre pero que la cotidianeidad las hace sentir más bien ‘cavernarias’.

Pronto llega el Homo Sapiens. Y no tiene tanto cabello y de no ser por su vestimenta casi inexistente bien podría confundirse con un hombre actual.

El es la muestra de una especie que vive en armonía y respeto con la naturaleza, toma de ella lo que necesita para vivir pero no la destruye, no la interviene y la explora con mesura, aunque aún mon muestras de ‘inferioridad’ intelectual, bien podría aún haber algunos de estos entre nosotros.

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Y por último el Homo Sapiens sapiens, el actual eslabón en la cadena evolutiva, ese al que su entorno no es más que una oportunidad para explotar en su beneficio y que cumple el ciclo diario para dejarse llevar por el comportamiento de los demás.

Ya no explora ni descubre porque está ocupado trabajando y durmiendo, además su naturaleza ya no es de fauna y flora sino de concreto, por lo que tras haber concebido la noción del tiempo no viven más que para ello.

El esparcimiento: las drogas, entre las que se entremezcla de nuevo el trabajo.

¿Tantos millones de años para, al parecer, volvernos a encorvar?

Las funciones del XXI FMC continúan éste viernes y hasta el próximo miércoles con funciones que puedes consultar aquí.

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