Alberto Manguel, un apasionado lector nómada
El escritor habló en exclusiva sobre la charla que ofrecerá hoy en la FILA, también confesó que las decisiones más difíciles de su vida han sido dejar a su biblioteca y a su perra en Europa. Ahora es el director de la Biblioteca Nacional de Argentina.
Le llaman “los ojos de Borges”, porque cuando el argentino se estaba quedando ciego, pasaba las tardes leyéndole. Ahora esos recuerdos siguen vivos en la memoria de Alberto Manguel, todavía escucha “sus comentarios, inteligentes y humorísticos, en esa voz pausada y un poco asmática que él tenía”, lo dijo así en entrevista (vía correo) para VANGUARDIA. Ahora, el reconocido escritor (cuya obra literaria es en su mayoría en inglés) llega a la FILA para ofrecer la conferencia “Historia de la Literatura”, en la que hablará sobre una de sus pasiones, la traducción. La cita es hoy en el Foro Artístico a las 17:30 horas.
El autor de “El Viajero, la Torre y la Larva” dice que ya no tiene tiempo para escribir, pues desde el 2015 es el director de la Biblioteca Nacional de la República de Argentina, sin embargo se da tiempo para leer y para viajar (por obligación), por ello es reconocido como uno de los más empedernidos estudiosos de la palabra.
-¿Cómo lo ha transformado la literatura?-
“La literatura (los libros que he leído, por azar o por fortuna) me han dado una identidad verbal. Es decir, me reconozco en ciertos personajes (Alicia, el Dr Jekyll) y mi voz se ha apropiado de ciertas frases de ciertos libros (de Borges, de Dante, de Flaubert). Así voy cambiando a medida que voy de página en página, cambiando como lector y como persona en el mundo”.
-En Saltillo, ofrecerá un conferencia titulada 'Historia de la Lectura', ¿De qué va esta charla?-
“Hablaré de la traducción, porque creo que el traductor es el mejor lector posible”.
-¿Todavía conversa con su perra?-
“Tuve que dejar mi perra con amigos en Europa, porque ya estaba demasiado vieja para el largo viaje transatlántico. Sueño con ella y en mis sueños seguimos conversando. Abandonar a mi perra y abandonar mi biblioteca, fueron las dos decisiones más difíciles que he tomado en mi vida.
-Usted dijo que para los niños el mundo es infinito (cuando leen), ¿De niño usted qué leía?-
“Los cuentos Grimm (nunca me gustaron mucho los de Andersen), las Mil y una noches, las aventuras narradas por Enid Blyton”.
-¿Cómo le ha sentado ser el director de la Biblioteca de Nacional de la República de Argentina? (Que, está de más decir que Jorge Luis Borges ocupó el mismo puesto)-
“Es un cargo de muchos desafíos, infinitamente interesante, con grandes dificultades que vienen por sobre todo de la burocracia estatal. Mi equipo es formidable y nuestros proyectos son muy ambiciosos, y ya en nueve meses hemos logrado hacer muchísimas cosas que parecían impensables. Estoy muy contento”.
-¿Extraña leer para Borges?-
“No, es un capítulo de mi adolescencia que no necesito volver a escribir”. Mi recuerdo de esas tardes sigue vivo y en mi memoria escucho sus comentarios, inteligentes y humorísticos, en esa voz pausada y un poco asmática que él tenía”.
-¿Es curioso por naturaleza, o se le impulsó en casa a preguntarse por las cosas de la vida?-
“Todos somos curiosos por naturaleza. Algunos cedemos a la presión de nuestra sociedad que quiere que seamos dóciles y obedientes. Otros no”.
-A lo largo de su trayectoria ha colaborado para muchos (e importantes) periódicos en el mundo. ¿Cómo cree que ha cambiado o evolucionado el lector de la prensa escrita?-
“Por supuesto, el lector de la prensa escrita hoy busca no las noticias de último momento (éstas las busca en los medios electrónicos) si no los ensayos, las discusiones pausadas, las reflexiones y comentarios de los periodistas. De alguna manera, hemos vuelto a la prensa ensayística del siglo dieciocho, donde grandes pensadores debatían en los periódicos y las revistas”.
-Usted es un nómada, ¿disfruta moverse de un lugar a otro?, ¿le parece pesado? , ¿ha decidido vivir en un solo lugar? o ¿no sería el mismo sin viajar?-
“Soy nómada por azar y por obligación, no quisiera tener que viajar tanto. De muy joven me gustaba tomar un barco, subirme a un tren... Hoy, viajar cosiste en esperar en aeropuertos y someterse a inspecciones humillantes. No me gusta ya viajar. Quisiera poder quedarme en un rincón, sin moverme, con mis libros y mi perra. Ojalá que ese momento no tarde en venir”.
-¿Cree que hay suficientes librerías en el mundo?-
“Nunca hay suficientes librerías ni suficientes bibliotecas, ni tampoco suficientes libros. Sería como decir que hay demasiada felicidad”.
-De toda su obra, desde 'The Dictionary of Imaginary Places' hasta ‘Historia Natural de la Curiosidad’, ¿Cuál es su libro consentido o al que más cariño le tiene y por qué?-
“Quizás el 'Diario de un lector', el libro más íntimo, y en el que quise mostrar como las lecturas que uno hace afectan nuestra vida privada y nuestra relación con el mundo exterior”.