“Scandal Room” permite al visitante dormir en donde se fraguó el Watergate
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El Hotel Watergate permite a sus huéspedes revivir en ese cuarto el escándalo político que tumbó la presidencia de Richard Nixon.
La habitación que fue rebautizada como “Scandal Room” (Habitación del Escándalo), recuerda comó en su interior se orquestó la fallida operación de espionaje que fue llevada a cabo por la campaña de reelección del entonces presidente Richard Nixon (1969-1974), y que, provocó la dimisión del republicano dos años después.
Fue en este cuarto en donde Alfred Baldwin, un exagente del FBI que está relacionado con el espionaje, se distrajo la noche del 17 de junio de 1972 viendo la televisión por lo que no logró avisar a sus compañeros de que había llegado una patrulla. Un error que acabaría tumbando la presidencia del republicano.
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El turista que esté interesado en quedarse en esta habitación deberá desembolsar 1,500 dólares por noche.
En opinión de Manuel Martínez, director general del hotel, el cuarto “ofrece una experiencia única para aquellos que quieran ver con sus propios ojos dónde se orquestó el golpe del Watergate”. “Los clientes se sienten atraídos por el escándalo que se originó aquí”, añadió.
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Por otra parte, la palabra Watergate, que por lo general está asocia con la caída de Nixon, es el nombre de un complejo de edificios levantados entre las décadas de 1960 y 1970 en Washington, ubicado las orillas del río Potomac, y en donde se albergan apartamentos de lujo, oficinas y el hotel homónimo.
Hay diez metros que sirven de separación entre el balcón semicircular de la “Scandal Room” y las ventanas de las oficinas que en aquel entonces rentaban los demócratas y que actualmente son sede de compañías y despachos de abogados.
“Desde el balcón de esta habitación se puede ver, justo enfrente, dónde estaba la sede del Partido Demócrata”, explicó Martínez.
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Siendo así que este era el lugar ideal para que Baldwin actuara como vigía mientras Virgilio González, Bernard Barker, James McCord, Eugenio Martínez y Frank Sturgis se posicionaban en el cuartel demócrata para colocar micrófonos. Sin embargo el plan tuvo incisuras.
“Dos oficiales de policía acudieron llamados por alguien que vio una actividad sospechosa a altas horas de la noche. Esas personas fueron detenidas allí y otra aquí, en el hotel”, comentó el director.
50 años después, todos los objetos tales como una máquina de escribir, una vieja caja fuerte y un sofá de cuero rojo, dan al turista una mirada del cuarto en esa época.
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Así mismo, también hay una decena de portadas de prensa para la historia como el famoso “Nixon Resigns” (“Nixon dimite”) del The Washington Post, y otras del The New York Times, Los Angeles Times, Life y Newsweek.
En este sentido, el trabajo llevado a cabo por la prensa fue trascendental para que el allanamiento, que al principio se consideró un caso de robo, y que terminara en un juicio político contra Nixon y precipitada caída.
Fue la investigación que realizaron los reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein, del Post la que reveló los intentos de la Casa Blanca para encubrir el escándalo gracias a la declaración de una fuente a la que decidieron apodar “garganta profunda” y cuya identidad, la del agente retirado del FBI Mark Felt, se revelaría décadas después.
Si bien, en la habitación hay una especie de aura de intriga, la privacidad de los huéspedes está garantizada en la “Scandal Room”.
Con información de la Agencia EFE.