El metro de Nueva York está en estado de emergencia

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El suburbano de Nueva York siempre ha tenido problemas. Se trata de un sistema complejo, a menudo sucio y saturado de personas, en el que las ratas se pasean a sus anchas y sin ascensores en muchas estaciones.
Hace más de 100 años que metro de Nueva York traslada a locales y turistas de una lado a otro de la ciudad, y ya se le empieza a notar la edad. Los anticuados trenes se averían continuamente y los retrasos se acumulan.
Primero saltó a los titulares la historia de Jerich Marco Alcantara, que se quedó atrapado en un tren de la línea E con un retraso acumulado de hasta 3 horas y se perdió su graduación en la universidad. Al menos los demás pasajeros celebraron una pequeña fiesta en su honor en el vagón.
Días después llegaron noticias de un tren de la línea F que permaneció alrededor de una hora parado en un túnel, sin luz y sin aire acondicionado. Los pasajeros contaron más tarde que habían sufrido un calor agobiante y miedo. Y unos días después descarriló otro tren de la línea A y decenas de personas resultaron heridas.
El suburbano de Nueva York siempre ha tenido problemas. Se trata de un sistema complejo, a menudo sucio y saturado de personas, en el que las ratas se pasean a sus anchas y sin ascensores en muchas estaciones.

Aunque los neoyorquinos están ya acostumbrados, la situación es cada vez más insostenible. Cada mes se registran 75,000 retrasos y tanto los pasajeros como los medios locales no dejan de expresar su indignación, por lo que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha decidido por fin tomar medidas.
Cuomo, demócrata y responsable de la autoridad de transporte de la ciudad (MTA), declaró hace unos días el sistema de metro en estado de emergencia. "Esto permitirá a la MTA adquirir más rápidamente el material y el equipamiento que necesita para reparar las vías, los semáforos, los desvíos y demás", explicó.
Antes de eso, había vuelto a nombrar a Joe Lhota presidente de la MTA. Éste ya la dirigió 2012 y que fue alabado por la rápida superación de las consecuencias del huracán "Sandy". Además, Cuomo ha ofrecido tres premios de un millón de dólares cada uno para quien tenga una idea destacable que conduzca a la mejora del sistema.

Sin embargo, los retos son enormes. En primer lugar, el sistema de metro está completamente saturado. Cada día alrededor de seis millones de personas utilizan este medio de transporte, en el que un viaje cuesta 2.75 dólares (2.40 euros). El año pasado pasaron unos 65 millones de personas por la estación más transitada, Times Square. Y las cifras llevan aumentando desde hace lustros.
Al mismo tiempo, algunas partes del sistema técnico están totalmente anticuadas. Algunos de los semáforos, por ejemplo, son de los años 30. "Vivimos en la era digital, pero nuestro sistema de señalización no es ni siquiera analógico, sino mecánico", lamenta Lotha. Y unos 700 trenes deberían haber sido reemplazados hace mucho tiempo. "Realmente deberían estar en un museo", apunta el gobernador Cuomo.
Los trenes de la línea C fueron considerados obras maestras de la tecnología, pero eso ocurrió hace 53 años. Ahora son los trenes más antiguos del mundo en circulación, según el periódico "The New York Times". Alguno de sus componentes deja de funcionar de media cada 54,000 kilómetros.
Sin embargo, la construcción de nuevos trenes podría tardar hasta cinco años, según la MTA. "Eso es ridículo", afirma por el contrario Cuomo. "En ese tiempo yo podría construir un tren".
Al menos el gobernador ha reconocido ahora el problema, dijo John Raskin, de la asociación de pasajeros "Riders Alliance" a "The New York Times". "Es un primer paso esencial. Ahora debe poner en marcha un plan creíble para reparar el metro y reunir los miles de millones de dólares que necesitará para sacarlo adelante", añadió.