Acepta Blair que la "inteligencia" sobre Irak era "errónea" y pide disculpas
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El ex primer ministro laborista británico Tony Blair prometió en 2002 al entonces presidente de EU, George Bush, apoyo incondicional para invadir Irak.
El exprimer ministro británico Tony Blair admitió hoy que las pruebas que proporcionaron los servicios de inteligencia para justificar la guerra de Irak en 2003 estaban equivocadas y pidió disculpas por las consecuencias de su decisión de iniciar el conflicto.
"La información de inteligencia que se produjo en el momento de la guerra resultó ser errónea y las consecuencias resultaron ser más hostiles, prolongadas y sangrientas de lo que habíamos imaginado", declaró Blair en una comparecencia pública tras la divulgación del informe oficial en el Reino Unido sobre la invasión de Irak.
"Por todo eso, expreso más pena, arrepentimiento y disculpas de las del que ustedes puedan llegar a conocer o creer", afirmó Blair, que puntualizó que, si se hubiera dejado en el poder a Sadam Husein, el presidente iraquí habría supuesto una amenaza para la "paz mundial".
Blair sostuvo que acepta "toda la responsabilidad" sobre los errores a los que apunta el llamado informe Chilcot, que sostiene que el Gobierno subestimó las consecuencias de la guerra y no agotó todas las opciones pacíficas antes de dar luz verde a la invasión.
"Sé que hay personas que nunca lo olvidarán ni me perdonarán por aquella decisión y que piensan que la tomé de manera deshonesta. Pero, como deja claro el informe, no hubo ninguna mentira", sostuvo el antiguo jefe del Gobierno británico.
El político laborista aseguró que "no había ningún compromiso secreto para ir a la guerra" y que tomó la decisión "de buena fe".
"Sabía que era una decisión impopular", dijo Blair, que recalcó que la tomó porque pensaba que "era correcta" y que el coste en vidas humanas "iba a ser mayor a largo plazo" si decidía no intervenir.
"Lo que no puedo aceptar, como dicen algunos, es que apartando a Sadam provocamos el terrorismo de hoy en día en Oriente Medio y que deberíamos haberlo dejado ahí. Estoy profundamente en desacuerdo con eso", señaló Blair, para quien el entonces presidente iraquí era "una continua amenaza para la paz y para su propia gente".
Blair afirmó que, trece años después de la invasión, el escenario político en Irak es mejor de lo que habría sido si no se hubiera intervenido.
"Al menos en Irak, aunque presenta muchos retos, tenemos un Gobierno electo, reconocido como legítimo por la comunidad internacional, que está luchando contra el terrorismo", argumentó.
El informe Chilcot refleja que en abril de 2002, meses antes de la invasión, Blair le trasladó al entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, su intención de apoyarle "en cualquier circunstancia".
En ese sentido, Blair sostuvo hoy que "no había ninguna prisa por ir a la guerra" y negó que en aquel encuentro con Bush se comprometiera a brindar apoyo militar para una misión en Irak.
A pesar de que la investigación oficial sobre la guerra concluye que el ataque no era el último recurso antes de renunciar a una solución pacífica, Blair aseguró que en aquel momento "tenía que tomar una decisión".
"Pensé en Sadam y su historial, en el carácter de su régimen. Pensé en nuestra alianza con América (EU) y su importancia para nosotros en el mundo posterior al 11 de septiembre", argumentó.
Blair prometió apoyo incondicional a Bush para invadir Irak
El ex primer ministro laborista británico Tony Blair prometió en 2002 al entonces presidente de EU, George Bush, apoyo incondicional para invadir Irak, según reveló hoy el informe de John Chilcot sobre ese conflicto.
"Estaré contigo pase lo que pase", escribió Blair a Bush el 28 de julio de ese año, ocho meses antes de que el 20 de marzo de 2003 empezara la guerra contra el país árabe.
Aunque Blair ofreció su respaldo en esa fecha, el informe descarta que hubiera "un pacto de sangre" entre Bush y Blair forjado en abril de 2002, cuando el exmandatario británico visitó a su socio por primera vez en su rancho de Crawford, en Texas.
El exalto funcionario británico John Chilcot presentó su esperado informe sobre la preparación y las consecuencias de la guerra de Irak, siete años después de que le fuera encargado.
Entre otros documentos, ha difundido las 29 cartas y notas que se intercambiaron entre 2001 y 2007 Bush y Blair, que acabaron formando una coalición militar, junto con España, para atacar Irak y derrocar al entonces presidente de ese país, Sadam Hussein.
En el memorando donde le ofrece apoyo incondicional, Blair recomienda al expresidente republicano conseguir una resolución de las Naciones Unidas autorizando la acción armada, lo que finalmente no consiguió.
"Estaré contigo pase lo que pase -dice el ex primer ministro-. Pero este es el momento de evaluar directamente las dificultades. La planificación y la estrategia de todo esto son difíciles. Esto no es Kosovo. Esto no es Afganistán. Ni siquiera es la Guerra del Golfo".
En ese documento, Blair, que gobernó entre 1997 y 2007, admite que no está seguro de poder conseguir respaldo en el Reino Unido para el plan de Bush de atacar a Hussein por cualquier medio, ni siquiera en su propio Gobierno.
"Si ganamos rápido, todo el mundo será nuestro amigo. Si no ganamos y no se han implicado antes, empezarán las recriminaciones", alerta el dirigente británico a su colega estadounidense.
"La opinión pública en Estados Unidos está simplemente en otro planeta respecto a la opinión pública en Europa o en el mundo árabe", prosigue Blair.
"Ahora mismo en el Reino Unido, no puedo estar seguro de contar con el apoyo del Parlamento, del partido, del público o incluso de algunos de mis ministros", concluye.