Acusa Amnistía Internacional que los mensajes de odio vienen desde los gobiernos
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El veto migratorio instaurado a principios del año pasado por Trump contra personas de países de mayoría musulmana es un ejemplo claro de "medida de odio"
Las instituciones estatales están propagando en todo el mundo mensajes de odio que incrementan la discriminación de las minorías, denuncia la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) en su informe anual 2017/2018 presentado hoy.
"El año pasado, con el mundo sumido en crisis, líderes prominentes nos ofrecieron la visión dantesca de una sociedad cegada por el odio y el miedo", señaló el secretario general de AI, Salil Shetty, al presentar el texto en Washington. La retórica del odio amenaza con normalizar la discriminación a gran escala de los grupos marginados, dijo.
Shetty acusó a los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; de Egipto, Abdel Fatah al Sisi; y de Filipinas, Rodrigo Duterte, pero también al de Rusia, Vladimir Putin; China, Xi Jinping; y al estadounidense Donald Trump.
"Los fantasmas del miedo y del odio se ciernen sobre la política mundial y son pocos los gobiernos que salen en defensa de los derechos humanos en estos tiempos de inquietud", lamentó Shetty, si bien destacó como elemento positivo que las protestas contra la discriminación también han ido en aumento y surgen movimientos sociales que defienden los derechos.
"La organización ha visto que existe un creciente movimiento de activistas, tanto noveles como avezados, cuya labor de campaña por la justicia social permite en verdad abrigar la esperanza de invertir la tendencia a la opresión", comentó.
En el informe anual "La situación de los derechos humanos en el mundo", la organización analiza 159 países. La elección de Washington como sitio para la presentación es intencionada, para enviar un mensaje a la política del jefe de Estado norteamericano. "Los pasos atrás de Trump en materia de derechos humanos son un precedente peligroso para otros gobiernos que podrían seguirlo", dijo Shetty.
El veto migratorio instaurado a principios del año pasado por Trump contra personas de países de mayoría musulmana es un ejemplo claro de "medida de odio", añadió.
Otro momento de enorme crisis fue la persecución de la minoría musulmana de los rohingya en Myanmar, donde "vimos claramente a qué extremos puede llegar una sociedad a la que se insta a odiar a las minorías, a utilizarlas como chivo expiatorio y a temerlas en la terrible campaña militar de limpieza étnica", indicó Shetty.
"La débil respuesta dada a los crímenes de guerra y de lesa humanidad desde Myanmar hasta Irak, Sudán del Sur, Siria y Yemen ha puesto de relieve la falta de liderazgo en materia de derechos humanos. Los gobiernos están haciendo retroceder a situaciones propias de hace decenios garantías de protección que ha costado mucho conseguir", destacó.
AI destaca en cambio la fuerza del movimiento feminista encarnado en la gran Marcha de las Mujeres en Estados Unidos pero con ramificaciones en todo el mundo, así como el fenómeno #YoTambién y la iniciativa "Ni Una Menos" en Latinoamérica para denunciar la violencia contra las mujeres.
"El espíritu indomable de las mujeres al frente de poderosos movimientos de derechos humanos nos recuerda que el deseo de igualdad, dignidad y justicia no se extinguirá jamás", advirtió Shetty.
El informe subraya además la importancia clave de la libertad de prensa en tiempo de "noticias falsas". "En 2018 no podemos dar por sentado que tendremos libertad para reunirnos en una protesta o para criticar a nuestro gobierno. De hecho, alzar la voz se está volviendo cada vez más peligroso", afirmó Shetty.
El año pasado donde más periodistas acabaron en prisión fue en Turquía -donde hay más de 100 reporteros aún entre rejas y se han cerrado más de 180 medios desde el fallido golpe de Estado de julio de 2016-, seguida de Egipto y China. En este último país murió tras haber sido encarcelado por criticar al gobierno el Nobel de la Paz Liu Xiaobo.
Por otra parte, el informe condena el rechazo a los refugiados en todo el mundo como un problema a erradicar en vez de verlos como seres humanos con derechos que merecen comprensión. En las 400 páginas del texto se destaca que casi 3,000 personas murieron tratando de cruzar el Mediterráneo hacia Europa; que en Irak hay tres millones de desplazados y que de Sudán del Sur han huido 640,000 personas.
Asimismo, AI subraya las condiciones de vida de pobreza y desigualdad que se mantienen y que contribuyen a una "formidable propagación del descontento social”.