Agustín Yáñez redefinió el realismo mexicano
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Su obra pertenece a la corriente realista que caracterizó a la narrativa mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX, la cual incluye a figuras como José Tomás de Cuéllar, Manuel Payno, Heriberto Frías y Mariano Azuela.
Autor de obras como "Al filo del agua", el escritor y ensayista mexicano Agustín Yáñez es recordado como alguien que supo romper con la narrativa mexicana convencional y que se arriesgó apostando por un realismo con una estructura más innovadora.
Nació el 4 de mayo de 1904 en el barrio del Santuario, en Guadalajara, Jalisco, pero se trasladó a la capital mexicana para concluir sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma México (UNAM).
Según el sitio “Biografiasyvidas.com”, Yáñez participó activamente en la política y estuvo a cargo de importantes puestos públicos, como gobernador de Jalisco entre 1953 y 1959, y secretario de Educación Pública de 1964 a 1970. Este último le permitió realizar valiosas reformas en el sistema educativo mexicano.
Su obra pertenece a la corriente realista que caracterizó a la narrativa mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX, la cual incluye a figuras como José Tomás de Cuéllar, Manuel Payno, Heriberto Frías y Mariano Azuela.
Yáñez supo enriquecer esta corriente al integrar muchos de los recursos técnicos y estilísticos de la vanguardia europea y estadounidense de su época.
Conocedores de su obra, la consideran tradicional e innovadora a la vez, cuya original prosa pone de manifiesto la búsqueda de nuevas posibilidades expresivas y hoy es ponderada como una de las más importantes de México.
Entre sus novelas más destacadas figuran “Flor de juegos antiguos” (1942), “Yahualica” (1946) y “Al filo del agua” (1947), obra que se desarrolla en un pueblo de Jalisco, en vísperas de la Revolución, y presenta una serie de acciones simultáneas y relacionadas que muestran la vida cotidiana en el lugar y la manera en que ésta se ve alterada por el movimiento armado.
“Al filo del Agua” es considerada junto a “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo, y “Los de abajo”, de Mariano Azuela, una de las mejores novelas mexicanas del siglo XX.
Se dice que Yáñez planteó recursos estilísticos nuevos en obras posteriores como: “La tierra pródiga” (1960) y Las tierras flacas (1962).
Según el sitio oficial de la Secretaria de Educación Pública, además de escribir novelas publicó diversos ensayos a lo largo de su carrera, así como obras dedicadas a analizar la historia cultural y política del país, entre las que destacan:
“Orozco y la ironía plástica” (1954), “Nuestro liberalismo” (4 volúmenes 1956,1957 y 1970), “Reminiscencias de una vida” (4 volúmenes 1956, 1958,1971 y 19729), “Historia de la revolución en Jalisco”(1964), “Historia de las artes plásticas en Jalisco” (1957), “Las artes populares en Jalisco” (1957) y “José Guadalupe Posada y la ironía plástica” (1959).
Agustín Yáñez murió el 17 de enero de 1980, a causa de un enfisema pulmonar y una deficiencia cardiaca, tenía 76 años.
Yáñez había sido Presidente del Seminario de Cultura Mexicana, de El Colegio de México y de la Academia Mexicana de la Lengua.
Su obra fue reconocida con galardones como el Premio Nacional de Letras en 1973, la Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana, de la de Perú y del gobierno de Bélgica (1965) y La Gran Cruz de la Orden Rubén Darío (1966).
La Medalla de Oro de la Asociación Checoslovaca de Relaciones Internacionales, de la República de Checoslovaquia, otorgada el 24 de octubre de 1967; la Orden del Honor Docente, conferida por la Asociación Nacional de Abogados, el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados, la Barra de Abogados, el Foro de México, la Asociación Nacional de Funcionarios Judiciales y el Instituto Mexicano de Cultura (1968), por citar algunos.