El cadáver engarzado

Vida
/ 27 abril 2017

¿Exhumación o profanación? La exposición ‘Los Archivos Barragan’ de la artista americana Jill Magid llega al país rodeada de la controversia por el anillo de diamante realizado con las cenizas del arquitecto mexicano

Esta historia empieza hace 29 años. En su testamento, el arquitecto mexicano ganador del premio Pritzker, Luis Barragán, entregó a Luis Ferrera su archivo y derechos de autor. Ferrera falleció en 1993 y estas pertenencias pasaron a su viuda quien sin haber encontrado una institución que las resguardara las vendió a la compañía mueblera Vitra que se encuentra en Suiza y creó la Fundación Barragán.

En 2013 Jill Magid, artista conceptual norteamericana, comenzó a trabajar alrededor de esta historia, cuestionando por qué un archivo de trabajo de un autor se halla en un país extranjero. Las obras de Barragán están en México, pero sus derechos de autor y documentos le pertenecen a Federica Zanco, actual directora de la Fundación Barragán. A sus manos llegó luego de que su pareja Rolf Fehlbaum, presidente de Vitra, le comprara este legado supuestamente como un regalo de compromiso.

Y de ahí nació una idea cuya realización ha sido cuestionada duramente. En 2015 Jill Magid consiguió los permisos para exhumar las cenizas del arquitecto, que se encuentran en la Rotonda de los Hombres Ilustres. Extrajo de la urna una onza del contenido y dejó cambio una escultura de plata del mismo peso, un caballo. Con este material ella mandó crear un diamante sintético que colocó sobre un anillo de compromiso.

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Todo esto con el objetivo de “proponersele” a Federica Zanco. Magid le propuso a la historiadora italiana dueña del acervo un trueque: El anillo de compromiso por el archivo. “Te ofrezco el cuerpo por el cuerpo de la obra” le dijo la artista cuando le realizó la oferta. Hasta el momento Zanco no ha ofrecido respuesta.

Sin embargo, todo esto abrió la puerta a más de un debate. El más nombrado de todos ellos es respecto a la legalidad y la ética de la acción de Magid, convertir parte de los restos del arquitecto en un diamante.

Tres de las herederas, sus sobrinas Emma, Luz María y Eulalia Barragán Flores, no fueron parte de los acuerdos que la artista realizó con el resto de los herederos de Barragán en 2014, cuando comenzó a gestar la exhumación, expresaron su indignación al ser revelada la pieza en 2016 y recientemente criticaron la posición del curador del MUAC Cuathémoc Medina, quien abiertamente ha apoyado la muestra.

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Medina, según ellas, les difamó al decir que su oposición a la pieza de Magid era producto de la presión de los medios. Lo cual negaron, asegurando que a pesar de ser herederas no fueron requeridas en estas reuniones y son otorgaron su permiso para extraer los restos del arquitecto.

Otras voces también se han alzado en contra de este acto. Adriana Williams, quien conoció a Barragán expresó a Proceso que “la artista no entendió quién era Luis Barragán, porque si lo hubiera conocido verdaderamente y querido como yo y México lo hemos admirado, jamás hubiera incurrido en semejante atropello”.

Para Magid, y Medina así lo entiende también, la pieza y la exposición en general es un acercamiento a las relaciones entre las instituciones públicas y privadas, el patrimonio artístico y las vacíos legales existentes en estos aspectos. Y es que aunque se ha intentado comprar el archivo de Vitra, no ha habido quien tenga el presupuesto suficiente para igualar el precio ni el interés para conseguir un trato adecuado.

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Cuauthémoc Medina por esto mismo asegura que la pieza de arte no es el anillo en sí sino la idea que hay detrás, siguiendo los lineamientos del arte contemporáneo, es la intención de intercambiar la joya por los archivos y recuperar para la nación su patrimonio cultural.

Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM ha aseguran que en la casa de estudios no habrá censura y que de acuerdo a los estatutos universitarios la exposición fue gestionada de manera legal. No someterán la decisión de presentar o no una expresión artística a la opinión pública.

Lo que, en cambio, sí harán, será permitir el debate al respecto de los temas. Cuatro mesas de diálogo se realizarán una vez que la exposición sea inaugurada, este jueves 27 de abril. Se espera que la artista participe en al menos una de ellas y estas se desarrollarán entorno a temas legales, historiográficos, de conservación y religiosos, al respecto de los archivos artísticos, los vacíos legales en las leyes sobre derechos de autor y el tratamiento de los restos fúnebres.

Y es que, después de todo, el arte contemporáneo tiene sus raíces en la controversia, el escándalo, la crítica a las instituciones y la denuncia de los errores en el sistema. Y en eso, Jill Magid ha cumplido. En palabras de Medina, la UNAM, con esta exposición gana “independencia curatorial y estar en una posición significativa en el campo de los museos del mundo”, puntualizó.

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