El papa Francisco, feliz por volver a estar entre los fieles y “no hablar a una cámara”

Internacional
/ 12 mayo 2021

El papa Francisco retomó sus audiencias generales de manera presencial tras suspenderse la presencia de fieles en octubre de 2020 por el COVID-19

El papa Francisco retomó las audiencias generales de los miércoles con la presencia de fieles, interrumpidas desde el pasado octubre por la pandemia, y se mostró “feliz” por poder ver cara a cara a las personas porque “no es bonito hablar ante nada o una cámara”.

“Estoy feliz de reanudar este encuentro cara a cara, porque, les digo una cosa, no es muy bonito hablar delante de nada o una cámara y ahora después de tantos meses, gracias al coraje de monseñor Leonardo Sapienza (encargado de la organización de las audiencias), estamos aquí”, dijo Francisco a los cerca trescientos fieles que acudieron a este acto.

Esta audiencia se celebró en el patio de San Dámaso, en el interior del palacio apostólico, y no en la plaza de San Pedro, para reducir el número de participantes y poder observar las indicaciones sanitarias previstas.

Francisco celebró poder encontrar de nuevo a los fieles “con su propia historia, gente que viene de todas partes, de Italia, de Colombia y es algo que me gusta porque todos somos hermanos en el Señor y nos ayuda a rezar los unos por los otros”, dijo.

El papa, que llegó en coche al patio y no llevaba cubrebocas, se detuvo, aunque manteniendo la distancia, a hablar con los fieles, recibió regalos, diseños de niños y bendijo a una mujer en silla de ruedas que se encontraba en primera fila.

Desde octubre de 2020 las audiencias generales del papa Francisco se habían celebrado con el mismo formato, pero sin fieles y en la sala de la Biblioteca del palacio pontificio.

Durante su catequesis el papa siguió reflexionando sobre la oración, como había hecho en las anteriores, y contó la historia de un padre que, pensando que iba a perder a su hija, pasó toda la noche “peleando”, rezando a Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, para que hiciese un milagro: “Lo he presenciado, la oración hace milagros, porque va directa a la ternura de Dios”, dijo.

Destacó que “rezar no es algo fácil. Cada vez que queremos hacerlo enseguida nos vienen a la mente muchas otras actividades, que en ese momento parecen más importantes y más urgentes” y advirtió que no se puede rezar “como un loro”.

COMENTARIOS

Selección de los editores