En Saltillo acuden más de 12 mil personas al Vía Crucis del Ojo de Agua
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Como tradicionalmente se viene realizando desde el año de 1977, el templo del Santísimo Cristo del Ojo de Agua, presentó la Pasión de Cristo en este Viernes Santo
Fotos: Luis Salcedo/Orlando Sifuentes
Durante el Vía Crucis más concurrido en la Región Sureste de Coahuila, sacerdotes llamaron a la sociedad a reflexionar y a dar la mano al prójimo y a quienes son los nuevos crucificados y desesperados de estos tiempos.
Como tradicionalmente se viene realizando desde el año de 1977, el templo del Santísimo Cristo del Ojo de Agua, presentó la Pasión de Cristo en este Viernes Santo.
En su edición número 43, la representación convocó a más de 12 mil personas en el Mirador de la Plaza México.
Eran las 14:00 horas cuando el Cordero Pascual fue presentado ante Pilatos para ser juzgado. Las escalinatas del templo del Ojo de Agua sirvieron de escenario en el que cientos de saltillenses fueron testigos de la tortura a la que fue sometido Jesús.
El padre “Nacho”, como es conocido el párroco del templo del Ojo de Agua, dijo que el ejemplo de Jesús debe de servir para la humanidad, para no hacer sentir más en soledad a quienes agonizan en calvarios dispersos por el mundo, como los campos de refugiados o de concentración.
RUMBO AL CALVARIO
Jesús, en esta ocasión personificado por Emmanuel, un operario de General Motors con afición a la monta de toros, levantó la cruz con un peso de casi 90 kilos; así, recorrió las calles del barrio donde un día antes un jovencito de apenas 26 años se quitó la vida.
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, dijo a través de su micrófono inalámbrico que portaba el Mesías.
A esas horas de la tarde, en la calle del Mirador no cabía ya ni un alfiler; miles de saltillenses acudieron a presenciar el Vía Crucis Viviente, y aunque la vialidad ha permanecido cerrada en los últimos meses a causa de los trabajos de remodelación que se llevan a cabo en la Plaza México, fue abierta para la escenificación.
Los más de 60 actores que participaron avanzaban con dificultad entre la multitud que se aglomeraba al paso de la cruz.
“Padre mío, por qué me has abandonado”, expresó Jesús sacando lágrimas de algunos de los presentes. Unos minutos después, todo habría concluido.