Los secretos de los adictos a la pornografía
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Conoce estos tres secretos de quienes ven pornografía: que los entiendas puede ayudarlos, siendo el principio de un largo camino a la recuperación.
En los últimos años la adicción a la pornografía se ha estudiado más que nunca. Cada vez más personas hablan de este problema y más profesionales declaran que de sano no tiene nada. Aun así, con toda esta información existen aspectos de la adicción que solo conocen aquellos que la sufren en carne propia. Lo peor es que todo esto se queda en el silencio, puesto que pocos están dispuestas a compartir aspectos tan privados y vulnerables de su ser. Es por eso que decidí escribir estas palabras, con el fin de darle una voz a las cosas que permanecen en el silencio.
Por razones obvias no voy a dar detalles íntimos, pero todo lo que voy a compartir viene de experiencias que mis pacientes han compartido conmigo, de lo que he observado, y de lo que he sentido en las decenas de terapias en las que el adicto ha confiado en mí y me ha hecho saber lo que piensa y siente. A continuación te presento aquellas cosas que quienes ven pornografía no te dicen.
1. Es extremadamente doloroso
Cualquier adicción es dolorosa, pero por alguna razón a veces se nos olvida que esta adicción no es diferente a las demás: el dolor que se experimenta al no poder sentirse libre es muy real y profundo. Muchos piensan que estos adictos no sienten nada de dolor, puesto que es una adicción solitaria, por así decirlo. Pero la realidad es que después de recaer viene un mar de sentimientos en donde la persona sucumbe a la depresión, al enojo, la frustración y el odio a sí mismo, entre muchas otras cosas que no le desearíamos ni a nuestro peor enemigo.
2. Afecta todos los aspectos de su vida
Muchos piensan que esta adicción afecta solo el aspecto de intimidad, pero no es así. Esta adicción, como cualquier otra, afecta todos los aspectos de su vida. Déjame repetirlo: afecta todos los aspectos de su vida. Recordemos que esta adicción cambia la forma en que el cerebro registra el placer y cuando este cerebro ya ha sido dañado por la adicción, necesita grandes dosis de adrenalina para sentir algo positivo. Es por eso que estos adictos no pueden disfrutar de las cosas más sencillas y hermosas de este mundo: una buena comida, la satisfacción de un día de trabajo, el amor de su pareja o hijos, entre muchas otras cosas. De la misma forma, afecta su estado emocional haciéndolos más propensos a la depresión, al enojo y a la impulsividad.
3. Empezar no fue su culpa
Tras muchas historias que he escuchado de varios adictos, la pregunta del cómo empezaron siempre es algo difícil de hablar. Puedo decir que con la excepción de un paciente, todos mis otros pacientes se toparon con la pornografía por accidente, o fueron introducidos a ella por un familiar o amigo cuando apenas tenían entre los ocho y once años de edad. Si te pones a pensar, esto los hace víctimas de este negocio en donde se lucra con explotar a las personas y hacer que no puedan vivir sin pornografía. Si tienes un adicto en tu vida, escucha su historia y verás cómo los principios de esta adicción casi siempre ocurren cuando ellos eran apenas unos niños, haciendo de sus historias algo realmente triste.
No es mi intención justificar a aquellos que ahora ven pornografía por decisión propia, porque aun en adicción existe el poder de decidir. Lo que deseo es crear un cierto nivel de empatía por aquellos que aún no han logrado salir de esta adicción. Mientras no podemos forzarlos a cambiar, sí podemos ofrecer un espacio donde ellos puedan contar su experiencia y su historia. Quién sabe, tal vez ese sea el principio de un largo camino a la recuperación.