María Bayardo es un ejemplo de que los sueños no tienen caducidad
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Bayardo tiene en su haber piezas como “The British”, escultura de un hombre con paraguas, hecha en resina; “Mecedora” en resina, en color rojo muy fuerte, o “El beso”, una pieza en bronce de casi dos metros.
Estudió Arquitectura y por algunos años se dedicó al tapiz artístico decorativo, pero el amor la llevó por otros rumbos y en el camino se hizo promotora y manager de un cantautor; sin embargo, hace poco más de cinco años, María Bayardo decidió reinventarse y darse una oportunidad en el arte.
Hoy, su curriculum habla no sólo de una exitosa madre de dos hijos dedicados a la música y al cine, sino de una escultora madura que en el último lustro ha expuesto en España, Francia, Italia, Bélgica, Inglaterra y Estados Unidos, y se prepara para llevar, el 27 de este mes, una muestra de su obra a un corredor de arte contemporáneo de Puerto Vallarta, Jalisco.
Es obra de gran formato pero también de tamaño más pequeño, porque es un mercado donde se mueve bien el arte; es una especie de circuito de galerías que tiene como potenciales compradores a gente de Estados Unidos y Canadá, que sí invierte en un arte que es más caro que la pintura, refirió Bayardo.
En entrevista telefónica, la artista radicada en Guadalajara, Jalisco, habló a Notimex del cambio radical que dio su vida tras su separación del cantautor Alejandro Filio, de la plenitud con que vive esta nueva etapa de su vida, y del orgullo de desarrollar con éxito una inquietud que siempre tuvo.
El 2016 fue un buen año, señaló, pues tuvo la oportunidad de exponer en París, Londres y Nueva York, y aunque en París su obra estuvo un poco parada como consecuencia de la situación que se vivió en aquella ciudad tras los atentados terroristas de 2015, le permitió llegar a un coleccionista londinense que actualmente exhibe su obra.
Exponía en París, dijo, cuando el dueño de un parque escultórico la contactó para decirle que le gustaba mucho su obra y pedirle algunas piezas para Londres. Es un parque de unas cuatro hectáreas, en la que ya se exhiben “The British” y “Mecedora”, piezas grandes, de entre dos y tres metros.
“Expuse en abril (en Londres) y en verano ya estaba mi obra en este parque que está a unos 40 minutos de Londres”, destacó Bayardo, quien ya ha vendido varias piezas y tiene en encargo algunas otras, lo cual le permite seguir creando.
“Se dice rápido y parece fácil, pero la realidad es que además de satisfactorio también ha sido caro, difícil y muy estresante”, confesó la artista, quien después de Londres cerró el 2016 en Nueva York, también con buena respuesta del público y la crítica.
Pero cómo cambió de vida de la noche a la mañana? Al respecto, descartó sentir que hubiera perdido casi 20 años de su vida en una actividad diferente a la que hoy le apasiona, porque todo ese aprendizaje, aseguró, hoy le facilita el camino hacia sus nuevas metas y objetivos; además, fue una pausa planeada, pues cuando conoció al padre de sus hijos decidió apoyarlo con todo.
“Yo hacía tapiz decorativo, tipo Martha Palau, y de eso vivía muy bien…pero luego conocí a Alejandro y aposté por él; la propuesta fue hacer una pausa de 10 años y luego dedicarme a lo mío, pero esos 10 años se convirtieron en 19”, recuerda sin pesar.
A lo largo de ese lapso, María fue pieza fundamental en el éxito e internacionalización de su pareja, de quien fue promotora y manager, actividades que también aprendió sobre la marcha, porque siempre creyó en el talento del cantautor, y porque, consideró, “cuando eres creativa y tienes inteligencia, siempre encuentras la manera, sin importar que te vean como loca por los riesgos que tomas”.
Por ejemplo, refirió, cuando decidieron crear su propio sello discográfico pues ninguna disquera quería firmar al cantautor, o cuando concretaron el proyecto de “Un secreto a voces”, un disco de duetos con artistas de la talla de Silvio Rodríguez, que las disqueras rechazaron, y a la fecha se siguen dando de topes pues aún genera buenas ganancias.
Y esa forma de ser arriesgada es la que la ha hecho despuntar también en la escultura, una pasión que llevaba tan escondida como la sensualidad que transmite su obra, conformada por escultura en resinas, bronces y más recientemente en hierro.
Sobre su salto de la promoción musical a la escultura, narró: “Soy arquitecta, siempre me gustó mucho dibujar, pero en ese entonces (cuando hizo carrera) no existía la posibilidad de una escuela de arte ni sabía lo que hoy sé.
“No sabía que tenía esas agallas para estudiar y dedicarme al arte”, añadió, tras recordar que fue en un año sabático que tomaron en familia cuando de pronto se encontró estudiando arte en Toledo, España.
Es una escuela muy clásica pero a partir de ahí comencé a trabajar en lo mío, que es un arte figurativo pero más contemporáneo, donde la figura humana no es ni tan abstracta ni tan detallada.
Bayardo tiene en su haber piezas como “The British”, escultura de un hombre con paraguas, hecha en resina; “Mecedora” en resina, en color rojo muy fuerte, o “El beso”, una pieza en bronce de casi dos metros; así como unos toros, en lo que ha sido su incursión en el hierro.
Esta obra ha tenido muy buena respuesta, pues aunque ya se vendió a un coleccionista de Morelia, Michoacán, le han llegado mensajes de todo el mundo preguntando por ella y por su precio, y es posible que le encarguen una pieza para un museo taurino.
“Sé que he ido muy rápido, los escultores aquí no están tan felices porque la gente que trabaja el acero la tengo acaparada, antes de que me terminen una obra ya les di anticipo para la que sigue”, confiesa Bayardo, quien por ahora disfruta del éxito que está teniendo en el extranjero.
“No es que no me interese el mercado doméstico, lo que pasa es que al llegar tarde a este ámbito, mi interés principal era darme a conocer fuera, hacerme de un curriculum, porque a los coleccionistas les interesa que seas conocido, que te muevas por el mundo, no sólo por la ciudad donde vives, pues así la obra adquiere más valor”, explicó.
Reconoció que nunca ha expuesto en Guadalajara y que aunque ha estado en alguna colectiva y tiene una galería que la representa en la perla tapatía, por ahora no sabe si funcionaría hacer algo en el ámbito local.
Por ahora, creo que he dado pasos sólidos y fuertes, y aunque no sé cuánto tiempo me dedicaré a la escultura, vamos con todo”, aseguró la artista, para quien la edad no es un impedimento para seguir luchando por sus sueños.
No obstante, está consciente de que en ese camino no todo es tesón, empeño y trabajo, sino talento y, en ese sentido, cree firmemente haber heredado las manos de su abuelo, quien también era escultor.