Mata a menor en moto y se escapa, en calles de Saltillo
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El pequeño Rodrigo, de solo 13 años de edad, tendrá en la conciencia la muerte de su amigo, Romel, de 16 años, con quien estaba dando un paseo la tarde de ayer, cuando la tragedia los encontró
La pregunta en la mirada de los testigos era la misma: ¿qué padre da a su hijo menor de edad una motocicleta y lo deja usarla sin supervisión?
Ahora, el pequeño Rodrigo, de solo 13 años de edad, tendrá en la conciencia la muerte de su amigo, Romel, de 16 años, con quien estaba dando un paseo la tarde de ayer, cuando la tragedia los encontró cerca de las 16:40 de la tarde.
Los hechos, aún bajo investigación por parte de la Unidad de Investigación de Homicidios de la FGE, sucedieron sobre el bulevar Emilio Arizpe de la Maza, a la altura de la colonia Lomas de Lourdes, donde quedó tendido el cuerpo sin vida del adolescente.
Rodrigo manejaba, llevando de acompañante a Romel, y ambos iban por el carril derecho en dirección de sur a norte, cuando el conductor “sintió” un golpe en la parte trasera de su Italika, perdiendo el control.
INTENTA NO CAER
En su intento por recuperar la vertical, Rodrigo se estrelló contra la parte trasera de una camioneta TrailBlazer, cayendo él y su acompañante sobre la cinta asfáltica.
De acuerdo a la versión de los pasajeros de la camioneta, el vehículo que impactó la moto era un Jetta, el cual se abrió hasta el carril izquierdo, donde cayó Romel, al cual le pasó por encima.
Los testigos llamaron de inmediato a los números de emergencia 911 tras detener su marcha en un intento por prestar ayuda a los jóvenes, llegando en cuestión de minutos las autoridades municipales y una ambulancia de la Cruz Roja.
CON CRISIS NERVIOSA
Los paramédicos indicaron que Rodrigo terminó con algunos raspones y una serie crisis nerviosa que tardó más de una hora en poder superar, pero nada se pudo hacer por su compañero.
Así mismo, el conductor del Jetta que dio muerte a la víctima pudo escapar del lugar y perderse antes de la llegada de las patrullas, por lo que se revisarán las cámaras urbanas en un intento por ubicarlo.
En la ambulancia y, posteriormente, a bordo de la patrulla de la Policía Municipal, Rodrigo no dejaba de llorar, preso del miedo y del trauma que significó ver morir a su amigo, con el que presuntamente esperaba llegar hasta la Gran Plaza para pasar la tarde.