No saber cómo actuar cuando tu hijo moja la cama, puede arruinarle la vida

Vida
/ 25 enero 2016

Antes de perder la paciencia, lo mejor es que agotes todas las posibilidades para solucionar el problema, sin afectar al niño con regaños y reproches que no merece

Ciudad de México. Mojar la cama es un problema que afecta a niños y no tan niños. Por lo general, culpamos a quienes lo padecen como si fuera elección de ellos no poder contenerse, cuando en realidad el problema puede deberse a una vejiga pequeña o que su cuerpo produce más orina de la normal. En un porcentaje menor —pero también para tomar en cuenta—, también está asociado a problemas personales, como divorcio de los padres, violencia, etcétera.

Sin embargo, los adultos con nuestros procederes convertimos una situación perfectamente manejable en una circunstancia que definirá —casi siempre en negativo— la vida de los menores. La lógica del adulto es que si le castiga, se dará cuenta de que lo que hace está mal y dejará de hacerlo. Pero, ¿cómo puede eso funcionar cuando el que suceda es una reacción fisiológica no consciente?

Antes de perder la paciencia, lo mejor es que agotes todas las posibilidades para solucionar el problema sin afectar al niño con regaños y reproches que no merece. Por ejemplo, descubre el tamaño de su vejiga con es

te método. Se trata de hacer que tu hijo tome mucha agua y aguante las ganas de ir al baño. Cuando finalmente vaya a orinar, que lo haga en un recipiente para medir cantidades. Luego, multiplica su edad por 30, y súmale 30 más (esto solo aplica hasta los 12 años, que es cuando la vejiga está desarrollada). El resultado se lee en mililitros. Para un niño de 7 años, un resultado menor a 160 mililitros o mayor a 360, es anormal. Si no llega a los 100 mililitros, tu hijo tiene la vejiga pequeña, lo que puede requerir tratamiento médico.

Si acaso el problema es psicológico, te recomiendo encontrar la causa y procurar solucionarlo con ayuda de especialistas y, de paso, descartar enfermedades. De cualquier manera, enseñarle a contener las ganas de ir al baño pidiéndole aguantar unos minutitos más, hará que vaya aprendiendo a contenerse.

No es nada recomendable aplicar castigos que dañan, por lo que aquí te presento algunas razones para no castigar a tu hijo por orinar la cama.

1. Lo volverás violento

No quiero sonar alarmista, sin embargo, expertos en conductas criminales coinciden en que muchos de los delincuentes violentos fueron personas humilladas en su infancia, y uno de los abusos era avergonzarlos y castigarlos por hacerse en la cama. No pases por alto el dato.

2. Frustración y estrés

Un niño estresado es casi antinatural. Se supone que la infancia es esa etapa llena de libertad, juegos y amor. Si haces que tu hijo sienta que es su culpa orinar la cama, harás que su descanso sea todo menos reparador y que sienta que hay algo malo con él.

3. Retraído y tímido

La naturaleza de los chicos es que sean confiados y espontáneos; un niño que se siente avergonzado de sí mismo no sabrá cómo relacionarse y, esas conductas —si no son atajadas a tiempo— marcarán su personalidad. No permitas que un mal manejo de tu parte lo condene a una vida de complejos y soledad.

4. Lo alejarás de ti

Si no puede contar lo que le ocurre, mucho menos confiará en el apoyo de su familia en sus momentos de mayor vulnerabilidad. Imagina, ¿qué sucederá cuándo se sienta más independiente? La respuesta es simple, los excluirá de su vida por la sencilla razón de que no puede confiar en ustedes.

A toda acción corresponde una reacción, lo dijo Newton y lo confirma la vida misma. Como padres, todo lo malo que hacemos a nuestros hijos puede estigmatizar su existencia. Procura ser justo en aquellas cosas que tomarás por malas, desde tu poder de adulto. Castigar solo porque te molesta lidiar con sábanas sucias puede deformar la personalidad y futuro de tus hijos. Educa tus reacciones, porque esa etapa pasa.

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