Obediente, piadoso y creativo, así describen al padre Joaquín

Saltillo
/ 13 enero 2017

En el Seminario siempre fue muy entregado en todas las actividades; se caracterizaba por su buen humor

Conocí al padre Joaquín Hernández Sifuentes a partir del año 1993, ambos entramos a estudiar al Seminario de Saltillo, fuimos compañeros durante cinco años, convivimos todos los días, tiempo  que tuvimos para conocernos durante la vida comunitaria .

Lo recuerdo como una persona demasiada piadosa y entregada, siempre puntual en todas las actividades que realizábamos, sobre todo en las espirituales, en el rosario, en la misa, así como en los diferentes  actos piadosos, siempre era de los primeros en llegar y el último en retirarse. Rezaba y oraba mucho.

Esto no le impedía tener una carácter alegre, reía y se divertía mucho durante las horas de trabajo pero nunca dejaba de hacer lo que estaba haciendo, eso sí, le gustaba llevarse con todos los compañeros y a la hora de discutir no era nada dejado, se defendía con un toque de gracia que a todos nos hacía reír.

“El Josky” como le decíamos de cariño, no sabía jugar futbol pero aun así le hallamos una posición: defensa y vaya que defendía muy bien, era difícil pasarlo y como su complexión era grande y fuerte, defendía como podía y hasta nos tumbaba a quienes jugábamos como delanteros.

Pienso que fue otra característica de su entrega en todas las actividades, como la de la vida apostólica en donde todos los sábados salíamos por la mañana a las diferentes parroquias de Saltillo y Joaquín era de los primeros en salir y también de los primeros en regresar: cumplía estrictamente el reglamento de Seminario.

Ya en el trabajo apostólico en la parroquia, era muy querido por las catequistas jóvenes y por las señoras; tenía carisma para tratar a las personas, siempre fue directo y nunca se calló lo que no le parecía, decía las cosas como son: era muy sincero.

Su creatividad también destacó en el Seminario, a la hora de realizar escenografías se le ocurrían muchas cosas, tenía muchas ideas y nunca estuvo serio, siempre de buen humor y de una sonrisa permanente.

Dejé de tener contacto con el padre Joaquín pero mi familia no y constantemente me platicaban de las actividades que “El Josky”, a quien recuerdo con cariño y hoy con mucha tristeza.

“Era muy entregado, muy creativo y organizado, siempre nos acompañaba en todas las actividades y nos pedía que hiciéramos muy bien las cosas, se disgustaba cuando no las hacíamos bien y nos pedía mucha entrega”, dijo un familiar a quien le pregunté por el padre.

Nada nuevo me dijo, el padre Joaquín siguió siendo el mismo: creativo, piadoso y entregado.

Descansa en paz  “Josky”, que aquí seguimos recordando con cariño todo lo que hiciste para trabajar con alegría por el Reino de Dios.

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