Para Élmer Mendoza "Lo único admirable de Donald Trump es su peinado”
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Su nuevo título, "Asesinato en el parque Sinaloa", se presentó el miércoles en la Ciudad de México. Es la quinta entrega de una serie de novelas policiacas en las que el personaje principal es Edgar "El Zurdo" Mendieta.
El escritor mexicano Élmer Mendoza, padre de la llamada "narcoliteratura", considera que no se puede culpar a México de los problemas de adicción a las drogas en Estados Unidos, como reiteradamente ha señalado Donald Trump, de quien solo rescata su manera de peinarse.
"Culpar a México de ese problema es una mala apreciación de Trump. Él algo tiene contra los mexicanos y aprovecha cualquier excusa para culparnos de lo que sea, incluyendo lo del muro y todos sus males", dijo en entrevista con dpa el autor de "Balas de Plata", que estrena nuevo libro.
Entre risas y con su típico acento del norte de México, Mendoza resta importancia a los dichos del presidente estadounidense. "Lo único admirable de Donald Trump es su peinado y el tinte que utiliza", bromea.
Poeta y escritor de 67 años, nació y vive en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, tierra del ex capo narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán. Mendoza ha creado un estilo propio con obras llenas de modismos norteños y descripciones al dedillo de los entresijos del oscuro mundo de las drogas, sus víctimas y sus esbirros.
"Creo que Estados Unidos es una sociedad muy desarrollada, compleja y posmoderna y culpar a un país de las adicciones que ellos tengan es no querer aceptar ni resolver un problema grave y médico que deben resolver con políticas públicas para la recuperación de una enfermedad", prosiguió.
Su nuevo título, "Asesinato en el parque Sinaloa", se presentó el miércoles en la Ciudad de México. Es la quinta entrega de una serie de novelas policiacas en las que el personaje principal es Edgar "El Zurdo" Mendieta, un detective sinaloense con una seria adicción al whiskey, un corazón grande y una temeridad que raya en la estupidez.
Aparece en los cinco libros anteriores: "Balas de plata" (2008), "La prueba del ácido" (2010), "Nombre del perro" (2012) y "Besar al detective" (2016). El único miedo de "El Zurdo" es a las mujeres.
"Asesinato en el parque Sinaloa" muestra a un derrotado Mendieta, sumido en la autodestrucción del alcohol y que ha renunciado a su trabajo, pero el asesinato del hijo de su viejo amigo y mentor lo obliga por una deuda moral a involucrarse de nuevo en la búsqueda del culpable.
Para Mendoza, su personaje representa "los sueños de justicia en un país donde no se aplica la ley y donde los delincuentes son liberados". A su modo de ver, la situación que atraviesa México pesa no solo sobre políticos, funcionarios y criminales, sino también sobre la sociedad.
"No hay un solo culpable, hay muchos. Los culpables somos muchísimos mexicanos que no hemos puesto o señalado a tiempo los errores, los defectos, ni hemos exigido a los encargados de aplicar la justicia que lo hagan porque el país no puede vivir en esa indefensión. Los mexicanos merecemos vivir con una paz relativa", manifiesta.
Afirma que "hay 'Zurdo Mendieta' para rato": "(En México) se cometen muchos delitos que son muy tentadores, así que mientras consiga meterlos en los libros y evolucionar en el estilo yo creo que puede haber varios 'Zurdos' aún”.
Sin embargo, adelantó que aunque algún día las historias de Mendieta terminarán, el próximo año dará una sorpresa con un nuevo giro que provocará a sus lectores "lindas sonrisas".
Sus obras, señaló, son un reflejo de "la triste realidad mexicana". Por ello, en las novelas de "El Zurdo" "la ley no se alcanza a aplicar. Siempre al final se rompe el encanto. Hay investigación, se atrapa al culpable, pero algo pasa con ellos y no se les aplica la ley", señala.
Una noche, cuando tenía 28 años, Mendoza se puso a escribir frenéticamente y al amanecer decidió renunciar a su empleo como ingeniero eléctrico para dedicarse a las letras. Hoy es miembro de la Academia de la Lengua Mexicana y catedrático de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
A finales de 2014, mientras escribía "Besar al detective", sufrió un problema cardíaco que lo obligó a escribir solo 40 minutos al día. Bajo esa misma recomendación médica y entre diversos cuidados de salud dio forma a "Asesinato en el parque Sinaloa" (editorial Penguin Random House).
"Soy un escritor muy emotivo y eso me altera demasiado. Tengo que cuidarme porque voy a vivir 200 años, así que imaginen todo lo que tengo que hacer", aseguró con su singular estilo desenfadado.