Tesla Model 3 se convierte en el coche más seguro del mundo
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El compacto eléctrico supero las ventas de compatriotas de larga trayectoria y mucho más baratos como el Ford Fusion y el Chevrolet Cruze, así como las de campeones de ventas como el Toyota Corolla
Septiembre de 2018 fue un mes peculiar para la venta de automóviles en Estados Unidos. Fiat Chrysler superó en ventas a la Ford Motor Company por primera vez en 11 años, y la pickup Ram rebasó en unidades vendidas a la Chevrolet Silverado convirtiéndose en el segundo vehículo de motor más vendido en el país. Ambos fueron hechos atípicos que probablemente se corrijan en los meses siguientes. Sin embargo, septiembre mostró un hecho mucho más significativo que los anteriores: el Tesla Model 3 fue el sedán de marca estadounidense más vendido en el país.
Con un estimado 22,250 unidades vendidas el mes pasado el compacto de Tesla fue también el auto eléctrico más vendido en el país, así como el cuarto vehículo que no es ni pickup ni SUV con más ventas en septiembre, sólo superado en esta última categoría por el Toyota Camry, el Honda Accord y el Honda Civic.
Este es sin duda un logro significativo para el joven fabricante de autos eléctricos basado en California, especialmente al tomar en cuenta que hace tan solo un año la producción del Model 3 enfrentaba dificultades importantes que hicieron que las primeras unidades se distribuyeran a cuentagotas, avivando la frustración de los integrantes de una enorme lista de espera que comenzó a formarse en marzo de 2016 e incrementando el escepticismo de los analistas de la industria.
El Tesla Model 3 es un compacto de lujo que utiliza electricidad como su única fuente de energía. Es fabricado en una enorme planta de ensamblaje de vehículos localizada en la ciudad de Freemont en el estado de California, originalmente construida conjuntamente por General Motors y Toyota para la fabricación de auto compactos como los Toyota Corolla y Matrix, el Pontiac Vibe y el Chevrolet Nova.
El Tesla Model 3 consigue este significativo logro a los pocos días de haber logrado la clasificación máxima de cinco estrellas en las exigentes pruebas de choque conducidas por la Agencia Nacional Para la Seguridad Vial de Estados Unidos, NHTSA por sus siglas en inglés.
Pero no todo es color de rosa para el popular auto eléctrico y su fabricante.
El Model 3 se vende con la ayuda de un incentivo fiscal de 7,500 dólares, el cual es complementado en algunos estados por incentivos locales de menor cuantía. Sin embargo, el éxito de sus ventas trabaja en detrimento a esta ayuda. La ley indica que este subsidio federal se reducirá a la mitad durante los dos trimestres siguientes al día en que un fabricante alcance vender las primeras 200,000 unidades de vehículos eléctricos un hito que Tesla alcanzará en algún momento en lo que resta de 2018, para extinguirse totalmente después de haberse reducido a un tercio durante el tercer trimestre.
Por su parte Elon Musk, el controversial fundador de Tesla, se vio obligado a renunciar a la presidencia de la Junta Directiva del fabricante por un periodo mínimo de tres años, como parte de un arreglo extrajudicial con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, SEC por sus siglas en inglés, después de que el ente regulador interpusiera una demanda contra el ejecutivo a raíz de un tweet en el que Musk aseguraba haber conseguido el financiamiento para la recompra de las acciones de la compañía. Como parte del arreglo, tanto Musk como Tesla se comprometieron a pagar multas del orden de los 20 millones de dólares. La SEC sin embargo, permitió a Musk permanecer como presidente ejecutivo del fabricante.
La gran prueba para el Tesla Model 3 está en el sostenimiento del actual nivel de ventas, una vez que se haya extinguido el incentivo y los futuros compradores del Model 3 tengan que desembolsar por el auto la misma cantidad de dinero que pondría las llaves de un Mercedes-Benz Clase-C o un BMW Serie 3 en sus bolsillos. Algo que sin duda será un verdadero reto como consecuencia de la llegada de un verdadero pelotón a competidores desarrollados por fabricantes tradicionales con redes de distribución más extensas y experimentadas que las de Tesla.