Trabajar activa zonas cerebrales del dolor físico, dice neurólogo alemán

Vida
/ 9 agosto 2017

El neurólogo alemán Gerald Hüther afirma que, en muchas personas, el trabajo cotidiano afecta las mismas zonas del cerebro que el dolor físico.

Mucha gente tiene en el trabajo experiencias en las que se activan las mismas redes del cerebro que reaccionan cuando hay dolores físicos. Quien pasa por esa experiencia dolorosa difícilmente puede recuperar la motivación"...

El neurólogo alemán Gerald Hüther sostiene que, en muchas personas, el trabajo cotidiano afecta las mismas zonas del cerebro que el dolor físico y que quien vive esa experiencia difícilmente puede recuperar la motivación, según informa hoy el Frankfurter Allgemeine en su edición digital

"Mucha gente tiene en el trabajo experiencias en las que se activan las mismas redes del cerebro que reaccionan cuando hay dolores físicos. Quien pasa por esa experiencia dolorosa difícilmente puede recuperar la motivación", dijo el neurólogo.

El neurólogo sostiene que esa experiencia se debe al recorte de su autonomía que viven muchas personas primero en la escuela y luego en el lugar de trabajo donde lo que hacen es permanentemente controlado primero por los profesores y luego por sus superiores en al empresa.

"Ya en el colegio aprendemos que tenemos que limitarnos a hacer lo que nos digan y cuando son mayores los niños van a trabajar con la misma falta de motivación que tenían en el colegio", dijo Hüther.

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No obstante, muchas empresas han empezado a darse cuenta que necesitan empleados que no se limiten a cumplir con su deber sino que tengan creatividad y asuman responsabilidades.

Para ello, advierte el neurólogo, se requiere que los trabajadores tengan un margen de autonomía y que vayan con gusto a trabajar.

Según un estudio del instituto demoscópico Gallup sólo el 16 por ciento de los trabajadores en Alemania van con alegría a su lugar de lugar de trabajo y un 67 por ciento van desmotivados y se limitan a cumplir con lo mínimamente requerido.

A largo plazo eso mina el rendimiento de los trabajadores y detiene su evolución puesto que el entusiasmo, según el neurólogo es "como abono para el cerebro”.

"El cerebro puede evolucionar a lo largo de toda la vida y siempre se pueden dar procesos en los surjan nuevas conexiones de neuronas. Pero eso sólo funciona si se activan también los sectores emocionales del cerebro", dijo Hüther.

"Si la gente recibiera la oportunidad de asumir la responsabilidad y sentirse importante, entonces la motivación retornaría", agregó.

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