Tras la elección en EU, ¿fue buena idea invitar a Trump a México?

Politicón
/ 4 diciembre 2016

Debate en breve por la comunidad de la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC

A favor: Fernando Ruz Dueñas (FR). Abogado. Auxiliar de investigación en la Academia Interamericana de Derechos Humanos. @fernandoruz19

En contra: Carlos Arredondo (CA). Catedrático de Teoría de la Argumentación Jurídica, Debate y Cultura de la Legalidad en la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC. @sibaja3


FR Los hechos: el Presidente de México decide invitar a los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos al país. Uno de ellos aceptó la invitación, la otra no. La reunión sucede muy rápido, primero en privado y posteriormente en público. Donald Trump tuvo un espacio público dentro de la agenda del Presidente mexicano para hacerle saber al país que sus planes sobre México iban en serio, o tal vez no. La visita de Trump, en el mediano plazo, ha demostrado ser una decisión inteligente por parte de nuestro Presidente, quien previendo el peor de los escenarios y conociendo la dependencia que México tiene para/con el vecino país del norte, decidió dialogar. Y hoy en día podemos ver que el diálogo ha rendido frutos: el Presidente electo ha mostrado matices en sus agresivas propuestas de campaña. Y ante este “cambio de discurso”, el gobierno mexicano se encuentra en una posición más de ventaja que de desventaja, toda vez que desde el principio decidió construir puentes y no muros.


CA El resultado de la elección en Estados Unidos en nada puede modificar la visión de los mexicanos respecto de la actitud mostrada hacia nuestro país por Donald Trump a lo largo de toda su campaña: nosotros y nuestra cultura fuimos reiteradamente insultados y agredidos por el próximo presidente estadounidense.
Considerar una “ventaja”, de cara al futuro, el haber sostenido un encuentro con el empresario mientras era candidato constituye tan sólo un acto de ingenuidad. Y para tener claro eso, basta reboninar el video y recordar la historia del día: por la mañana el señor Trump se reunió con el presidente Peña, en Los Pinos; por la noche, con sus partidarios en Arizona: allí, donde sí estaba obligado a realizar compromisos, volvió a decir fuerte y claro: se va a construir un muro y los mexicanos van a pagarlo.
Y tras ser electo no ha abandonado el discurso en lo sustancial. Porque los matices, cabría recordarle a la contraparte, son sólo eso: cosas accesorias, casi cosméticas, podríamos decir.


FR La contraparte plantea una situación con tintes apocalípticos ahora que Donald Trump ha sido elegido presidente. Nos guste o no, los ciudadanos estadounidenses han elegido al empresario neoyorkino para gobernar su país, y no sé si la contraparte está enterada pero Peña Nieto nada tuvo que ver en esa decisión. Ante el desastre que se vaticinaba y ahora se teme es inevitable, ¿no se encuentra México en una mejor posición de cooperación y diálogo ante alguien que fue invitado de nuestro Presidente?


CA No se trata de plantear situaciones “apocalípticas” o “color de rosa”. El futuro Presidente de Estados Unidos hará aquello para lo cual lo eligieron sus representados y eso, en efecto, no es culpa de nuestro Presidente, ni de ninguno de nosotros.
Pero la relación bilateral entre ambos países exige respeto mutuo y eso los mexicanos no lo hemos recibido: Trump no se ha retractado de ninguno de sus insultos, ni ha dado marcha atrás en ninguna de sus deleznables propuestas… Pese a su reunión con Peña Nieto.


FR En el momento histórico actual, Trump es Presidente, y una invitación y visita previa a quien ahora dirige a la nación más poderosa del mundo, puede ser aprovechada como un excelente antecedente para forjar una relación bilateral equitativa. La reunión no le resta nada a la relación entre México y Estados Unidos, por el contrario, ahora podría ayudar a sumar. Distinto hubiera sido el escenario en el cual Donald Trump hubiese perdido. Pero ése no es el tema del presente debate. Tristemente.


CA La contraparte yerra en lo fundamental, es decir, en el tema de este debate. Tal vez (pero sólo tal vez) tenga razón al plantear la reunión con Trump como un episodio gracias al cual la relación entre México y Estados Unidos no se vuelve deficitaria. Pero si eso está en duda, lo realmente cierto es lo contrario: no le suma absolutamente nada.
Porque con, o sin la reunión entre Peña Nieto y Trump, en los Estados Unidos tomarán las decisiones necesarias para surtir sus intereses. Como lo han hecho siempre.


FR Ante la tormenta que se avecina y las decisiones que los Estados Unidos tomarán para surtir sus intereses “como lo han hecho siempre”, una invitación formal al diálogo en territorio mexicano quedará como precedente de que el gobierno mexicano hizo lo que estaba en sus manos para no contribuir a enfriar una relación que pareciera tiene como destino el congelamiento. Jugarle al “odio por odio”, a un rival como los Estados Unidos, podría resultar en desastre. Más invitaciones al diálogo, menos muros


CA El tiempo dirá quién tuvo la razón en esta discusión. Personalmente estaré muy satisfecho si la historia termina respaldando a la contraparte, pues eso será una buena noticia para todos en México. Pero como la historia no es para mí un escenario romántico, en donde basta desear las cosas para verlas convertidas en realidad, mucho me temo seremos testigos de lo contrario.
Y entonces la conclusión será todavía peor… porque ni siquiera tendremos la satisfacción de haberle dado un portazo en la cara al demagogo.Este debate es un ejercicio de construcción argumentativa. Las posturas se sortean, por ello no necesariamente se refleja la convicción personal de los debatientes.

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