Un migrante saltillense exitoso

Politicón
/ 22 septiembre 2019

Hace no pocos años publiqué en el Archivo Municipal el libro de Reynaldo Ayala “Geografía Histórica de Parras” que tuvo buena fortuna. El tema es anómalo porque es difícil hacer que converjan la geografía y la historia, pero lo logró. Propone una nueva forma de concebir el pasado de Parras a partir de las transformaciones que ha infligido a la región el hombre con su intervención: ocupación y cambio de la vocación de la tierra (de lo que da la naturaleza a pastizal para borregos), la introducción de cultivos con lo que implica (desbrozar el bosque y quemarlo para poner en su lugar un viñedo o un trigal) y, por encima de todo, transformar el sistema de agua con una extracción salvaje y el pleito que de ahí se sigue entre los Urdiñola, los jesuitas, los tlaxcaltecas y los indios de la región, pleito que continua en nuestro 2019 con el resultado de siempre: sustraer a los más débiles el agua de que han gozado, en este caso los ejidatarios.

Una mirada geográfica es infrecuente porque estamos acostumbrados a pensar el pasado como el conjunto de sucesos sociales. Y no se trata de ponerse a llorar puesto que el hombre con su sola presencia cambia el medio. La búsqueda de medios de subsistencia es normal: la primera tarea de los humanos es la reproducción de la propia vida y la segunda la de su cultura. Y esa cultura, la de los europeos, era depredadora.

Me han preguntado varias veces si los indígenas locales eran “ecologistas” y la respuesta es que no, que no lo fueron porque no había ecología en el sentido que damos al término. A su manera depredaban, pero lo hacían de manera casi invisible: comer tunas, mezquites, matar venados o guajolotes ayudaba al equilibrio. Pero tenemos datos arqueológicos e históricos de que los indios de Texas promovían estampidas de bisontes y los conducían hacia barrancas, lo que dejaba un saldo de decenas de animales muertos a los que sólo se les quitaba el hígado y la lengua: lo demás quedaba pudriéndose.

Me alejé del relato; regreso. Reynaldo Ayala era un niño saltillense que trabajaba en el Hotel Colonial como bolero y maletero. Una señorita sueca llegó a la ciudad para aprender español y ahí se hospedó. Reynaldo, de 14 años, daba grasa a sus zapatos. Ella se encariñó y lo invitó a Estados Unidos donde lo condujo a terminar su secundaria y preparatoria. Por su lado él siguió una licenciatura y, al terminarla, se inscribió en un postgrado en Biblioteconomía. De ahí pasó a estudios de doctorado en Geografía.

Una muchacha argentina era su compañera de estudios y se casó con ella: Martha Stieffel, que se doctoró en Biblioteconomía. Del matrimonio nacieron tres hijos, mismos que obtuvieron un doctorado en universidades de prestigio, como San Diego y Stanford. Así que hay una familia de migrantes con cinco doctores, cosa difícil de encontrar en todo Estados Unidos aun entre descendientes de alemanes o polacos. El jefe de familia, saltillense, pasó de bolero a doctorado y a maestro (hoy emérito) de la Universidad de San Diego, California.

Reynaldo no ha olvidado sus raíces y en estos días apareció en Saltillo acompañado por su esposa Martha y por su hija Xóchitl, doctora en Psicología. Ésta será recibida en la Facultad de Psicología de la UAdeC por el claustro de maestros encabezados por su directora, Karla Valdés, con los que sostendrá una reunión para hablar acerca de los cambios que están dándose en el campo teórico de la Psicología y sobre algunas de las especializaciones más recientes.

Cuando se piensa en el trato que dan personas siniestras, como Donald Trump o grupos de supremacistas blancos funestos, a los latinos, se pregunta uno si realmente tienen razonamiento lógico o histórico que los justifique. El caso de los Ayala es raro, pero encaja en los avances cada día más visibles de latinoamericanos y españoles que ocupan cátedras en las grandes universidades. No son pocos los argentinos, brasileños, mexicanos y otros, como el español César Vidal, que han creado espacios de excelencia. Necesitan estar en el lugar adecuado cuando tengan lugar las próximas elecciones para echar fuera a Trump.

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