Dejad que los niños se acerquen a mí, se moderniza la misa

Coahuila
/ 2 marzo 2016

    La forma de impartir la misa dio un giro de 360º; el padre Chuy Pedro viste una botarga para atraer la atención de los infantes

    Antes los críos que lloraban en misa con todo y sus padres llevándolos en brazos, debían confinarse en "la pecera", una sección del templo de Fátima a prueba de ruidos y pañales.

    Ahora hay misa para niños, otra exclusiva para jóvenes y la imagen de Fátima volvió a su hogar. La "pecera" es una especie de confesionario, una zona de encuentro con Dios y el padre Chuy Pedro hace ruido con una nueva campana.

    Es el templo de Fátima, la que tiene como reto convertirse en Parroquia Universitaria y enfrentar junto con los jóvenes, los retos y pecados de la modernidad.

    En los zapatos de Usabiaga

    Dicen que el padre Jesús Pedro Oyervides sintió temor al arribar a la parroquia de Fátima, que los zapatos de su antecesor le quedarían grandes, que la feligresía difícilmente aceptaría a un joven de 34 años que viste de mezclilla y piel, pero ahora en el templo se oficia el doble de misas y está a punto de confirmar a 40 jóvenes.

    Los domingos, en la misa de niños se echa una botarga encima para dictar el Evangelio, los niños le hablan de tú a Dios y al padre Chuy Pedro.

    "Los miedos y temores que uno tiene cuando llega a Fátima son los miedos y temores de empezar algo nuevo. Fátima tiene la particularidad de que estuvo un gran señor como Usabiaga durante muchísimo tiempo, pues él fue el fundador e impulsó muchísimo, pero no es dificultoso.

    "Yo creo que cada sacerdote, con su riqueza, al igual que el padre Usabiaga lo aplicó. Decir solamente que el padre Usabiaga es el único sacerdote mayor, preparado de la Diócesis, pues no.

    "Estaba él, el padre Humberto González, el padre Nieto que aún no se jubila, el padre Medina, en San Esteban, Tiscareño en San Juan, o sea, padres que dieron su vida por años, y entre ellos está el padre Usabiaga.

    "No es dificultad, al contrario es aprender de su ejemplo porque fueron sacerdotes que vivieron en su contexto, en su época y es aprender de ellos, de lo que dejaron y enriquecerlo".
    Un padre muy querendón

    "Yo soy un padre muy humano con la gente, disfruto mucho lo que hago y de las personas y del trato que les doy. Todos, hasta los niños me dicen Chuy Pedro, no me dicen padre y no es que me falten al respeto.

    "Estuve en la parroquia del Sagrado Corazón, en Virreyes, en Arteaga, en España, una temporadita en Brasil y ahora nuevamente en Saltillo. Curiosamente, parte a donde llego, parte en donde hago raíces. Sigo sintiendo nostalgia de mis amigos porque dejaron huella en mi corazón y con mis amistades y en mi camino.

    "Me pasa algo muy curioso. Estaba en España y no me quería ir, pero después estoy en Brasil y no me quiero ir, estoy en México y no me quería ir, estaba en la parroquia de Virreyes y no me quería ir a Arteaga, y después no me quería ir, y yo sé que aquí, cuándo me llegue el cambio, tampoco me voy a querer ir. Tengo un corazón muy abierto en ese sentido y con la raza", dijo.

    "Soy muy querendón, quiero mucho a la gente y demuestro mucho mi cariño. Trato de ser sencillo y fui a España a prepararme en Derecho Canónico e Internacional. Y he estudiado toda mi vida".

    "Los títulos te sirven para algo, para servir, no para tenerlos colgados. Lo que estudias te sirve para servir y hacerte más abierto con la gente, condenas menos, juzgas menos, te vuelves más tolerante, más sencillo".

    -¿La feligresía sintió el cambio?-

    "Pues cambios no. Yo soy un chavo súper chambeador y había dos misas, y dije, vamos a poner otras dos, porque tiene que pegar y tiene que venir gente.

    "Tenemos súper poquito con la misa de niños, es nuestro quinto domingo, empezamos prácticamente en Cuaresma y le hicimos propaganda, vinieron muchos amigos y familiares.

    "Ahora, la de niños está llena, no cabe nada. La pedagogía, el trato que le hicimos a los niños, que aprendieran de Dios, es una misa que parece que no, pero está muy estudiada a nivel sicológico y pedagógico para llevar al Evangelio, y formar a los chiquitines y a los papás, en un ambiente en donde se sientan a gusto.

    "En donde los niños corran, en donde canten. rían, en algo más cercano en donde los pequeños piensan que soy Winnie Pooh, los niños se me suben arriba y los cargo".

    "Se estudió mucho esa misa y la respuesta es que está llena", dijo.

    "Se programó otra misa donde están viniendo muchos jóvenes, hay casi 40 para la confirmación, pero estamos con el Ateneo, con el Tec, viene mucha raza, nos preparamos para Semana Santa y viene la fiesta patronal del 13 al 18 de mayo, vienen proyectos que no son nuestros, son de la gente".

    El salón de la reconciliación

    "Se creó un espacio para los niños y en el resto casi no vienen. El padre Fernando Liñán y yo conectamos muy bien y la gente viene a misa. Yo no me desconcentro porque llore un niño, son niños, son criaturas y no pasa nada. El papá que de plano ve que está llorando, va, se para, le da la mamila, lo cambia de pañal y no hay necesidad de decirle nada y el espacio que se tiene reservado para los niños que lloraban ahora es una especie de capilla", explicó.

    "No es ni capilla, es una especie de salón de la reconciliación con Dios. Y está muy padre, es todo de vidrio, hay dos sillas y te pones a platicar con el padre. Es una reconciliación padre y a la gente le está gustando muchísimo", explicó.

    "Aparte es una misa y es para todo mundo, y cómo marginas a la gente, cómo ponerles un cristal a los enfermos, a los niños o a los que molestan. No se puede, estamos trabajando por una Iglesia integradora".

    La campana

    -¿Por qué poner una campana?-

    "Pues estaba todo listo, llegaron y me la ofrecieron. No tengo dinero pero me la fiaron en abonos chiquitos, entonces dije, vamos a ponerla".

    - ¿Es un símbolo?-

    "Es un signo. Yo podré ser un padre muy abierto, pero hay signos. La gente tiene la costumbre de persignarse cuando pasa frente a un templo, es increíble, es un valor porquees un signo.

    "Tenemos una campana chiquita que es la de toda la vida y ahora pusimos una acá porque es el signo del llamado. Si tu oyes un teléfono lo reconoces, si oyes una campana reconoces el signo. La campana es cultural. Yo no soy quién para decidir ponerla o no ponerla, es una tradición en México".
    -¿Vas a hacer mucho ruido?-

    "No. Yo creo que el ruido lo hace la campana. El ruido a final de cuentas lo hace Dios y la gente. Yo entre más pase inadvertido, mejor".

    La imagen de Fátima de vuelta

    "Se ve muy mona la Virgen. Es súper bonita y aparte soy súper mariano. A la gente le ha gustado mucho y el silencio para la oración. Antes le gustaba la imagen chiquita y ahora la gente viene aquí, no prendemos la luz y la gente se queda atenta, se ve muy bonita la imagen de la Virgen, es un signo también.

    "Aquí uno no es el mandamás, si a la gente no le gusta, pues la retiramos. Pusimos una misa y si no viene la gente, se quita", dijo.

    Parroquia Universitaria, juvenil e integradora

    "Cada vez está más difícil lo de los jóvenes, pero tienen buen corazón y están a la búsqueda de pertenecer a algo. Puede no ser nada confirmar 40 jóvenes, pero estábamos en ceros.

    "Vamos a hacer un comedor universitario, sobre todo pa' los que están fregados, muchos no tienen ni pa' comer, sobre todo los que vienen de fuera. Tenemos que trabajar muy de cerca con la UAdeC", finalizó.

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