A 150 años de su natalicio, develan estatua de Francisco I. Madero en Parras
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Este majestuoso tributo tuvo un costo de $750,000 pesos, financiado por el Patronato de la feria, el Municipio y el Estado, entre otros contribuyentes
PARRAS, COAHUILA.- En una emotiva ceremonia, el municipio de Parras de la Fuente, Coahuila, rindió homenaje póstumo al ilustre parrense, Francisco I. Madero, con motivo del 150 aniversario de su natalicio.
El evento, que tuvo lugar en la Hacienda del Rosario, donde Madero vio la luz por primera vez el 30 de octubre de 1873, fue marcado por la inauguración de un imponente monumento de bronce en honor al apóstol de la democracia.
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El monumento, con una altura de 2 metros y un peso de media tonelada, se erige como un símbolo perdurable de la lucha por la democracia en México. Este majestuoso tributo tuvo un costo de $750,000 pesos, financiado por el Patronato de la feria, el Municipio y el Estado, entre otros contribuyentes, y fue colocado en un lugar destacado: junto a la explanada de la presidencia municipal, ubicada en las calles Madero y Treviño.
Entre los asistentes al evento se encontraban diversas autoridades, incluido el alcalde de Parras, Fernando Orozco, y la licenciada Azucena Ramos Ramos, representante del turismo del Estado. También estuvieron presentes Gerardo Márquez Guevara, fiscal de Coahuila, así como otros representantes del Gobierno Estatal, junto con familiares de Francisco I. Madero.
La placa del monumento lleva la inscripción del nombre del Apóstol y, en su mano derecha, sostiene un cuadro con su famosa frase: “SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN”. Una frase que, lamentablemente, ha sido ignorada por los políticos, quienes han incumplido la promesa de no reelegirse, tal como lo expresó el apóstol de la democracia.
Además del monumento, una placa fue revelada en la sala de cabildo, en honor a la esposa de Francisco I. Madero, Sara Pérez de Madero. Loreto García Muriel, sobrina de Madero, expresó su gratitud hacia las autoridades por reconocer la labor altruista de Sarita.
Sara vivió 30 años más en la ciudad de San Pedro de las Colonias después de la muerte de su esposo. Durante este tiempo, fundó un asilo que brindó alimento y cuidados a más de 40 niños, una muestra del legado de generosidad y humanidad que dejó a su paso.
Este homenaje no solo es un tributo a la memoria de Francisco I. Madero, sino también un recordatorio de los valores que él representaba: la lucha por la democracia y el altruismo incondicional hacia los demás.