Ángeles navideños llevan alegría a Juanito y su comunidad en Ramos Arizpe

Coahuila
/ 30 diciembre 2024

El menor que conmovió al pedir a Santa unos zapatos para ir a la escuela, vivió una mágica posada navideña gracias a un grupo de “ángeles” solidarios que llevaron juguetes, comida y alegría

El pasado viernes, la colonia Urbi Villa de Ramos Arizpe fue escenario de una emotiva posada navideña organizada por la maestra Verónica y un grupo de voluntarios. El evento, que comenzó a las 10:30 horas, fue especialmente significativo porque tuvo como protagonista a Juanito, el niño que conmovió a muchos al pedir a Santa Claus unos zapatos para ir a la escuela.

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La maestra Verónica, quien tiene cuatro años trabajando con una familia solidaria del norte del país, lideró esta iniciativa con el apoyo de sus exalumnos y sus familias. “Esto empezó como una idea sencilla”, compartió. “Mi sobrina Krista, quien fue mi alumna, tuvo la experiencia de visitar un orfanato y quedó muy impactada por la realidad de los niños que no tenían juguetes ni a sus papás. Decidimos que queríamos hacer algo para ayudar”.

Desde entonces, el proyecto familiar ha crecido. Durante todo el año, los voluntarios recolectan juguetes, ahorran para los platillos de comida, preparan piñatas y organizan eventos que traen alegría a comunidades de bajos recursos.

La posada no solo incluyó piñatas, tamales y champurrado, sino que también regaló sonrisas y momentos inolvidables a los niños. “Nos llena de satisfacción ver a los pequeños felices”, mencionaron los organizadores, quienes prefirieron permanecer en el anonimato.

La familia organizadora, junto con la comunidad, destacó la importancia de enseñar a los niños valores como la generosidad y la solidaridad. “Tenemos hijos pequeños y nos gusta mostrarles que compartir lo que tenemos es un acto hermoso. Ver las sonrisas de estos niños es un regalo invaluable”, expresaron.

El evento cobró un significado especial por Juanito, un pequeño de la colonia que inspiró esta posada con su conmovedor deseo de Navidad. Su historia no solo despertó el interés de los organizadores, sino también de muchos que quisieron sumarse al evento. “El año pasado estuvimos en otra comunidad, pero volver aquí y ver la alegría de Juanito y los demás niños nos confirma que este esfuerzo vale la pena”, comentó uno de los voluntarios.

La maestra Verónica y sus colaboradores esperan que este proyecto familiar continúe creciendo. “Esto no es solo para los niños que reciben los regalos, sino también para nosotros. Aprendemos que todos podemos compartir un poco de lo que tenemos. La felicidad que se vive aquí no tiene precio”, concluyó.

La posada en Urbi Villa no solo fue un evento festivo, sino una muestra del impacto que la empatía y el trabajo en equipo pueden tener en una comunidad.

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