Coahuila: Trabaja CIQA en desarrollo de tecnología para eliminar metales pesados del agua

Coahuila
/ 30 agosto 2024

En La Laguna de Coahuila la presencia del arsénico en el agua es un problema de salud

En el norte de México, regiones como Saltillo enfrentan un desafío particular en la gestión del agua: la alta dureza del agua subterránea. A diferencia del agua proveniente de ríos, presas y lagos, el agua que se extrae de pozos en esta zona contiene una elevada concentración de sales, principalmente de calcio y magnesio, que la convierten en lo que se conoce como “agua dura”.

La Dra. Albanelly Soto Quintero, el Dr. Oliverio Santiago Rodríguez Fernández y el Dr. Rodolfo Cruz Silva, expertos del Departamento de Procesos de Transformación de Plásticos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), explican que la dureza del agua es una medida de la cantidad de estas sales. Si bien el consumo de agua dura no representa un riesgo directo para la salud, sus efectos se manifiestan en problemas cotidianos, desde la formación de sarro en tuberías hasta la reducción en la eficacia de jabones y detergentes, afectando incluso el sabor y la textura de alimentos cocidos.

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El sarro, un depósito calcáreo que se acumula en tuberías y electrodomésticos, es uno de los problemas más notables del agua dura. Además, reduce la eficiencia energética en sistemas de calefacción y aumenta los costos de mantenimiento. En el hogar, el agua dura puede dejar el cabello más rígido, resecar la piel y causar dificultades en la cocina, como endurecer los frijoles y dar un tono marrón a los vegetales.

Ante la creciente escasez de agua dulce, cada vez es más común el uso de agua dura para las actividades diarias, lo que ha impulsado la popularidad de los suavizadores de agua. Estos dispositivos, que utilizan resinas de intercambio iónico para eliminar las sales de calcio y magnesio, son una solución eficiente, pero no resuelven todos los problemas asociados con la calidad del agua.

Uno de los retos más graves en el tratamiento del agua en esta región es la presencia de metales pesados, como el arsénico, en el agua subterránea. A diferencia del calcio y el magnesio, el arsénico es altamente tóxico y su consumo puede provocar enfermedades graves, incluyendo cáncer. Según estudios de la investigadora María Alarcón Herrera, alrededor de 1.5 millones de personas en México consumen agua con niveles de arsénico superiores al límite permisible de 25 μg/L, establecido por la Norma Oficial Mexicana NOM-127SSA1-1994. Los estados más afectados incluyen Coahuila, Hidalgo, San Luis Potosí, Guanajuato, Durango y Zacatecas.

Actualmente, los suavizadores de agua comerciales no eliminan metales pesados, por lo que el CIQA está trabajando en el desarrollo de una tecnología innovadora que integre la suavización y purificación del agua en un solo dispositivo. Los investigadores del CIQA buscan crear resinas de intercambio iónico capaces de atrapar selectivamente metales pesados, como el arsénico, además de suavizar el agua. Estas resinas serían regenerables, permitiendo su reutilización mediante un lavado con salmuera.

La implementación de esta tecnología promete una solución sostenible y accesible a largo plazo, especialmente en áreas remotas sin acceso a electricidad. Con una vida útil prolongada y un bajo consumo de agua y energía, este sistema representa un avance significativo en la lucha por el acceso a agua potable segura en el norte de México.

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