‘Cristo Vive’: la invasión al Cerro del Pueblo de Saltillo que apenas obtuvo permiso... ¿todos podríamos escribir en él?

Cada mañana en Saltillo, el Cerro del Pueblo recibe el reflejo del sol y con él las vistas de gran parte de la población que habita en la capital coahuilense en la que se profesan múltiples religiones.

Desde el Centro y hacia el surponiente de la ciudad se vislumbra la insignia de “Cristo Vive” que se ubica en la lateral izquierda del cerro, cubriendo con un manto religioso a la ciudad completa, al menos para los ojos de quienes la visitan.

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En realidad, la insignia o la intervención al cerro que fue colocada hace más de 15 años, podría ser tomada como una manifestación, o incluso un graffiti que fue puesto en propiedad privada y que apenas este año tuvo un permiso formal para ser instalada por parte del propietario del cerro.

Aunque este espacio natural actualmente es utilizado para escalar y realizar actividades recreativas como si fuera público, en realidad José Luis Pérez Narro es el propietario, al menos de una parte del Cerro del Pueblo, que también abarca el lugar donde fue puesta la insignia religiosa.

En febrero de este año, José Luis Pérez Narro dijo a VANGUARDIA que en ningún momento la organización “Cristo Vive” o algún fiel de la misma acudió a pedirle permiso para colocar con pintura esta manifestación, y después de ello solicitó a través de un oficio que la organización le pidiera permiso para que la insignia tuviera una formalidad.

De acuerdo con Eduardo Pacheco, asesor legal de la comunidad religiosa “Cristo Vive”, esta manifestación fue colocada por un grupo de creyentes que son parte de su congregación; sin embargo, este mensaje no fue puesto formalmente por la organización ni tampoco es considerada por la misma como un acto de publicidad.

“Después de dos veces que se volvieron a repintar las letras, estas personas tuvieron comunicación con la persona, quien tiene los derechos del cerro para que esto estuviera formalmente. Ellos lo platicaron con la organización y nosotros dijimos no tener ningún inconveniente, considerando que es un mensaje sano para la sociedad”, explica.

Pacheco fue cuestionado sobre si la insignia que está a la vista de los saltillenses de múltiples religiones podía ser considerado como un acto que atenta contra la neutralidad y el libre albedrío al ocupar un punto clave y representativo en la ciudad.

En ese sentido, Pacheco Ortiz dijo que la insignia puede ser más bien acreditada como una manifestación, que es un derecho con el que cuentan todos los mexicanos.

“No se está limitando el derecho de ninguna persona. La Constitución reconoce los derechos de todos los mexicanos de poder manifestar las ideas y las opiniones. Podrá haber gente que se ofenda, por ejemplo los satánicos que se ofenden cuando escuchan el nombre de Jesucristo; sin embargo, hacen la manifestación de sus ideas como los colectivos homosexuales, que son un atentado contra el pudor”, dijo.

La acción que realizaron los feligreses podría ser considerada como una intervención que contiene una falta administrativa en Saltillo que operaría en caso que el dueño del Cerro del Pueblo se hubiera quejado.

El Artículo 46 del Bando de Policía y Gobierno indica que dañar con pintas muebles o inmuebles de propiedad particular implica una multa de 50 a 60 Unidades de Medida y Actualización y de 60 a 70 las que sean destinadas a un servicio público.

Estas multas que se calculan entre los cinco mil 187 pesos hasta los seis mil 721, podrían ser aplicadas a las personas que hicieran lo mismo que los miembros particulares de “Cristo Vive” si el dueño del cerro no estuviera de acuerdo con la intervención.

Al respecto, José Luis Pérez Narro recordó en el mes de febrero que no es la primera vez que el Cerro del Pueblo ha sido utilizado como un espacio de manifestación o publicidad, pues antes de que se colocara la insignia religiosa el Partido Revolucionario Institucional también colocó, sin que hubiera un consentimiento previo, una publicidad de su instituto político en el mismo espacio.

Sin embargo, Pérez Narro dijo que hasta ahora ninguna otra organización ha realizado un acto como el realizado por las dos últimas organizaciones, y en general la gente utiliza al cerro con otros fines, principalmente deportivos.

Mientras que Pacheco sustentó la colocación del anuncio de “Cristo Vive” como un derecho, también reconoció que cualquier persona dueña de una propiedad a la que le realicen una pinta tiene todo el derecho de estar en desacuerdo, aunque este no fue el caso para lo que realizaron los integrantes de “Cristo Vive”.

“Yo puedo poner en mi casa un pasaje bíblico, pero si yo la pongo en tu casa, sin tu permiso, yo puedo decirte que no estoy de acuerdo. Una cosa es que una persona exprese su pensamiento y otra cosa es que se quiera obstaculizar el libre ejercicio de nuestros derechos”, dijo Pacheco en entrevista.

VANGUARDIA ¿Ustedes aceptarían que otros movimientos utilizaran el cerro a vista de todos como un método de expresión aunque contravenga con las ideas de su comunidad?

CRISTO VIVE: No nos toca a nosotros decidir. Quien tiene que dar la autorización es el titular del inmueble. Se trata de respetar la propiedad. Si el dueño estuviera en desacuerdo, o lo borra o nos pide quitarlo, no fue así.

V: ¿Ustedes como congregación aceptarían que el dueño del Cerro del Pueblo admitiera que en lugar de su mensaje se colocara un mensaje que no congenie con las ideas de Cristo Vive?

CV: Nosotros estamos convencidos de que no estaríamos jamás de acuerdo con la promoción del Reino de las Tinieblas. Hay gente que promueve el asesinato de niños a través del aborto, no estamos de acuerdo, pero si el dueño lo permite, no podríamos ir a tumbarlo.

En ese sentido, Eduardo Pacheco llamó a la población quienes no estén de acuerdo con la insignia del cerro o profesen una religión diferente en Saltillo, a “ser tolerantes”.

“Así como muchos hablan de tolerar a quienes no piensan igual que nosotros, nosotros les llamamos a voltear la moneda. Aún siendo un cerro a la vista de todos, eso no limita el derecho del propietario a poner en su predio lo que él decida, aun cuando alguien se sienta ofendido”, dijo.

Al ser un espacio querido por los saltillenses y al que no se le puede sacar otro tipo de provecho, fuentes extraoficiales han dicho que Pérez Narro ha pensado en la posibilidad de que en algún momento pudieran cederse los derechos al Municipio en caso de que hubiera un proyecto especial sin fines de lucro.