¿Expulsar demonios? Así se realizan exorcismos, según especialistas de Saltillo
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El exorcismo es uno de los tabúes más grandes alrededor de la cultura religiosa, inspirando libros y películas, pero ¿cómo es realmente un exorcismo?
Se conoce como exorcismo al proceso por el cual una autoridad religiosa se encarga de la expulsión de posesiones demoníacas o malignas que se encuentran en cuerpos humanos, utilizando medios y rituales permitidos por su doctrina religiosa.
La posesión es un elemento presente en diferentes religiones y vertientes doctrinales y todas culminan en la “expulsión del mal”, sin embargo, hay algunas variantes.
El pastor apostólico, Antonio Valdez, conceptualiza “el mal”, como todo aquello que va en contra de Dios y lo que éste representa. “La buena voluntad y la fe; es todo lo que nos aleja del camino y el amor del señor”, reiteró en entrevista con esta casa editorial.
Así, para tener la perspectiva más amplia acerca del tema, VANGUARDIA entrevistó a uno de los pastores de la Iglesia Metodista en Saltillo, quién habló acerca de su experiencia en la realización de exorcismo.
Para el tema, también compartió su punto de vista el pastor Reynaldo de León, y habló acerca de los padecimientos y los síntomas comunes entre las personas víctimas de una posesión.
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“Entre las manifestaciones físicas más importantes, se encuentra el hecho de que gritan, se arrastran por el piso; definitivamente vomitan y se convulsionan. Aunque también es importante mencionar que la fuerza aumenta de manera descomunal y tras esto, aunque definitivamente presentan estragos físicos, la repercusión más grande es espiritual y psicológica”, externó De León.
Por otro lado, Antonio Valdez externó que, además de las conductas antes mencionadas, es común que los poseídos presenten contorsiones y una deformación en los ojos, haciéndolos aumentar su tamaño.
Según dijo el pastor Antonio, la razón por la que los ojos crecen de esa manera, se debe a que el ente que posee al individuo observa lo que está pasando y el actuar de la autoridad religiosa, cosa que rechaza y le desagrada.
Por otro lado, la corriente metodista va más enfocada a que el exorcismo es un deber de los creyentes y, según la fortaleza de su fe, cualquiera que la profese es capaz de realizar uno. No obstante, los mismos practicantes recomiendan que esta clase de prácticas las realicen personas con autoridad religiosa.
En razón del procedimiento empleado en su doctrina para la realización de un exorcismo, el metodista habló de los medios a los que él recurre durante el proceso de expulsión.
“El método con el que acostumbramos a exorcizar es a base de la oración, mientras le administramos la palabra de Dios. Hacemos uso de oraciones, alabanzas en forma de cantos y lectura de la biblia. Hay ocasiones en que los exorcistas piden sujetarlo o amarrarlo, pero, en mi experiencia, no me ha sido necesario”, declaró el pastor Reynaldo de León.
Por otro lado, Juan Francisco Elias, comisionado de la revista juvenil metodista, expresó que una de las principales diferencias entre los exorcismos católicos y metodistas, se encuentra en el idioma empleado en las oraciones, puesto que los católicos usan el latín y los metodistas el idioma del exorcizado.
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Juan Francisco habló que el uso de las oraciones son las de conocimiento popular, debido al deber moral de su doctrina a que todos puedan practicar exorcismos.
Por parte de la iglesia católica, el padre José Luis del Río fue, durante mucho tiempo, el único exorcista autorizado en Saltillo, a tal grado que incluso uno de sus procesos de posesión fue televisado por un medio local.
Se tiene calculado que el sacerdote realizaba de cuatro a seis exorcismos por año, liberando desde niños hasta personas de la tercera edad.
Una de la madres de los niños exorcizados, quien fue testigo de uno de los procedimientos del religioso, contó su experiencia a VANGUARDIA.
“Cuando mi hijo pasó por el proceso de su exorcismo, de la nada comenzaba a convulsionar, pero eran, hasta cierto punto, controladas. El verdadero problema, fue cuando el padre entró en la habitación porque aumentaron y se puso ‘como si fuera una película de terror’, pues a nosotros nos llenó de miedo”, expresó la testigo sobre el exorcismo realizado por el padre José Luis.
Asimismo, nos habló del proceso de exorcismo empleado por el párroco cátolico, quien, tras una explicación del proceso metodista, externó que la única diferencia se encuentra en el uso del agua bendita.
A diferencia de la doctrina metodista, en la que cualquiera de los feligreses tiene la capacidad de realizar prácticas exorcistas, en la doctrina católica es necesario tener el sacerdocio y además de éste una capacitación enfocada al tema.
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Enseguida, el padre Gerardo Escareño, párroco de la iglesia de San Juanita, expresó en una entrevista que “la preparación de un servidor que realiza exorcismos, va de la mano en tres aspectos: el espiritual, el psicológico y teológico y para esto, los aspirantes reciben una capacitación especial”.
A diferencia de la película “El exorcista”, clásico del cine de terror, donde se solicita al Vaticano la autorización para la práctica del exorcismo, el párroco de San Juanita aseguró que, en realidad, el único requisito necesario es que el obispo de la diócesis correspondiente de su autorización y asigne la encomienda a un servidor capacitado.
El fenómeno del exorcismo es algo que se ha tratado desde hace años. De hecho, un trabajo académico realizado por estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila, facilitado por Cecilia Ramírez, estudiante de la misma institución, arrojó que pensadores y psicólogos han formulado su hipótesis acerca del fenómeno, entre ellos, el psicoanalista Sigmund Freud.
“El planteamiento de Freud se enfocada a la construcción del demonio poseedor cómo un padre, lo anterior se basa en la idea de que éste se ató como un hijo fidelísimo, tomando esa posición en su neurosis no tratada, siguiendo la idea de que la expresión demonológica es un mecanismo de defensa proveniente del interior del poseído”, apunta la investigación.
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La propuesta del psicoanalista asegura que los poseídos “construyen al demonio que los posee como una figura paterna”, simbolizando una protección proveniente del “poder sobrenatural” del ente con el que hace el pacto, similar a la que tendría un padre con su hijo.