Familia saltillense dedicó su altar del Día de Muertos a 16 personas y 10 mascotas; colocan altares desde 2017
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El primer alta se dedicó a la memoria de la abuela de la familia, con el paso de los años se han sumado amigos, familiares y mascotas
Para la familia saltillense Pérez Benavides, instalar un altar por el Día de Muertos va mucho más allá que solo seguir una tradición mexicana. A ellos les significa convivencia, recordar los momentos felices que pasaron con sus fieles difuntos y transmitir una costumbre a las nuevas generaciones.
Elizabeth Pérez explicó a Vanguardia que la familia coloca altares desde 2017 y desde entonces lo hacen año tras año. Todo inició cuando se decidió rendir homenaje a la memoria de su abuela, Concepción Muñiz Monreal.
Con el paso de los años la tradición prevalece, han sumado a seres queridos y en el altar del 2022 homenajearon a 16 personas, entre familiares y amigos, así como también a 10 mascotas.
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En la instalación del altar participan todos los integrantes de la familia, mientras que algunos compran flores, veladores o cal, otros se encargan del montaje.
La organización y montaje de la estructura inicia una semana antes del 2 de noviembre. De apoco se instalan los manteles, calaveritas, veladoras, fotografías, papel picado y demás elementos indispensables en un altar.
La conmemoración comienza desde el 27 de noviembre, día en el que se rinde tributo a las mascotas con la colocación de las primeras ofrendas. A partir de ahí, diariamente se integran elementos como vasos de agua, pan y veladoras.
En el caso de la familia Pérez Benavides, el día primero se termina de colocar toda la ofrenda y ese día se realiza una cena. Esa noche hay quienes se quedan a dormir donde se encuentra el altar y quienes optan por retirarse a sus domicilios.
El día 2 de noviembre también conviven y cenan en el lugar. El retiro del altar se lleva a cabo el día 3 de noviembre.
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Al respecto, Elizabeth comentó en entrevista lo que representa para ellos el altar del Día de Muertos: “que no hemos olvidado a nuestras familias, si bien ya están muertos, no significa que no existieron. Hay a quienes les duele mucho hablar de ellos y sienten feo. Creo que eso no debería ser, debemos estar felices porque pudimos convivir con ellos, porque pudimos pasar buenos momentos, cumplieron el tiempo que tenían que estar aquí en vida”.
También agregó: “que ellos sepan, donde quiera que estén, que todavía nos acordamos de ellos, que aquí está su familia y que no han dejado de ser parte de ella”, concluyó Elizabeth.
