¿Guayulera, Bellavista o Mirasierra? Descubriendo la colonia más famosa de Saltillo
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Sin duda, la identidad de una ciudad está moldeada por las historias y experiencias que surgen en cada rincón, y Saltillo no es la excepción
En una encuesta realizada en la página de Facebook de VANGUARDIA, los habitantes de Saltillo, Coahuila, han hablado y han dejado claro cuáles son las colonias más famosas de la ciudad. Guayulera, Bellavista y Mirasierra encabezan la lista, pero lo interesante no son solo los resultados, sino los comentarios apasionados de los residentes que participaron en la encuesta.
Lupita Lomas destacó la popularidad de Bellavista y Guayulera, mientras que Sindy Mejía señaló que Lomas de Lourdes merece ser conocida como la “ciudad de los salones de fiesta” debido a su gran cantidad de palapas y lugares de celebración.
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Por otro lado, Julio César Castro afirmó con fuerza que la “poderosísima” Lomas de Zapalinamé merece reconocimiento.
Entre las opiniones, no faltó el toque de humor de Trux Trujis Trujis al proclamar a Topochico como una colonia indiscutible. Además, Javier González y Kiko Lorenzo no dudaron en destacar la fama y reconocimiento de Guayulera y Bellavista.
Pero la diversidad de opiniones no se detiene ahí. Desde la perspectiva de Héctor M. Medina, la elección de la colonia depende de factores como la seguridad o la presencia de mercados. Adán Orta García lleva la reflexión a los barrios antiguos, mencionando Bellavista, Ojo de Agua, Águila de Oro y Landín como opciones de renombre.
Guayulera, una vez más, es resaltada por Saúl Cabrera Aguilar como la más famosa, mientras que Gerardo Ponce no escatima en adjetivos para calificarla como “la más chingona de todo Saltiranch”. Incluso RS Automotriz destaca a Mirasierra como la mejor, cerrando con un rotundo “y fin del tema”.
La nota curiosa la aporta Humberto Jiménez, quien describe el acceso a Mirasierra como algo que requiere “VISA”, ¿una visión irónica o una realidad que pocos conocen?
En definitiva, la diversidad de opiniones revela la riqueza y complejidad de Saltillo, una ciudad que se define no solo por sus colonias, sino por la pasión y el arraigo que sus habitantes sienten por ellas.
Sin duda, la identidad de una ciudad está moldeada por las historias y experiencias que surgen en cada rincón, y Saltillo no es la excepción.
COLONIA GUAYULERA, PATRIMONIO DE SALTILLO
En un esfuerzo por preservar la rica historia de Saltillo, el Instituto Municipal de Planeación de Saltillo (Implan) ha identificado inmuebles, colonias y barrios que constituyen el valioso patrimonio cultural y natural de la ciudad. Entre ellos, destaca la colonia Guayulera, un rincón cargado de historia y legado.
Según el Atlas de Patrimonio Cultural y Natural de Saltillo, la colonia Guayulera se erige como un testimonio vivo de la herencia de la ciudad. Situada en la colonia Rodríguez Guayulera, este enclave es reconocido como patrimonio cultural gracias a su conexión con una fábrica de Guayule que marcó época. Fundada en las primeras décadas del siglo XX por ciudadanos alemanes, la fábrica estuvo en funcionamiento hasta 1920, solo para ser reabierta por estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial en 1943.
Lo intrigante de este lugar es su doble identidad; desde 1930, estaba destinado a ser una colonia, denominada Rodríguez Guayulera en honor al destacado industrial y empresario saltillense Crescencio Rodríguez. Este barrio no solo encierra la historia de una fábrica que atravesó dos guerras mundiales, sino también el legado de un visionario local.
Cada rincón de la Guayulera cuenta una historia única. La trama de este lugar se entreteje con las primeras décadas del siglo XX, resonando con la labor de ciudadanos alemanes y estadounidenses que contribuyeron a dar forma al desarrollo industrial de Saltillo.
Además, la designación como patrimonio cultural subraya su relevancia no solo en el ámbito industrial sino también como parte integral de la identidad coahuilense.
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Asimismo, el Atlas revela que este no es el único tesoro que alberga Saltillo. Con un total de 32 colonias, 26 barrios, seis fraccionamientos, dos zonas y dos mercados considerados patrimonio cultural, la ciudad se erige como un testamento vivo de su pasado. Desde el Barrio del Águila de Oro, cuyo nombre rinde homenaje a una tienda de abarrotes del siglo XIX, hasta el Barrio del Ojo de Agua, marcado por su importancia en los viajes coloniales, cada rincón de Saltillo cuenta una historia que espera ser contada.
El Barrio de Landín, parte de la hacienda de la Purísima Concepción en el siglo XVIII, es otro joya patrimonial destacada en el Atlas. La capilla conocida como Landín, erigida por el comerciante gallego Juan Landín, es una muestra tangible de la arquitectura colonial que ha resistido el paso del tiempo.
El compromiso de Saltillo con la preservación de su patrimonio cultural es evidente en cada calle y edificación que forma parte de este mosaico histórico.
La colonia Guayulera, con su fábrica que trasciende dos guerras y su designación como patrimonio cultural, se yergue como un emblema de la riqueza cultural que atesora esta ciudad.