La Tijera de Oro, la peluquería elegida por alcaldes que dejó escuela en Saltillo

Roger Álvarez narra entre sus anécdotas la ocasión en la que decidió el ¡veredicto de un juicio!

Coahuila
/ 24 septiembre 2023
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El oficio de peluquero tiene una particularidad inherente, pues entre quien se sienta con la disposición de un cambio de imagen y quien cobra por hacerlo, tienen, por un espacio de tiempo, una intimidad.

Rogelio Álvarez Mendoza es docente normalista, pero desde hace más de 30 años ha conjugado profesión y pasión en La Tijera de Oro, su salón de belleza en el Centro Histórico de Saltillo.

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Sus estudios universitarios le han dado las herramientas para escuchar a sus clientas y poder, si así lo piden, dar un consejo acertado al momento de hacer un corte, un peinado o una sesión de maquillaje.

$!La estética de Roger es muy acogedora, como si fuera una casa.

Hoy, La Tijera de Oro está en la calle Guerrero, aunque en 1990 la historia de “Roger” comenzó en la de General Cepeda, frente a la plaza San Francisco y el extinto Edificio Coahuila.

Cuando termino mis estudios en la rama de la educación, entraba a las ocho de la mañana y salía a la una, entonces tenía toda la tarde libre y como yo esto ya lo traía desde mi tierna infancia dije ‘voy a estudiar belleza’”, contó el estilista en entrevista para VANGUARDIA.

Explicó que en un principio lo hizo como un hobbie, no con intenciones de tener un negocio y mucho menos por tantos años, aunque de a poco fue apasionándole.

Ingresó al Instituto de Belleza el Álamo a donde aseguró, le costó entrar, pues por entonces a finales de la década de 1980 solo aceptaban mujeres.

Tras un año de estudio, se quedó como docente en el mismo instituto y después pasó a otro en la misma Zona Centro, donde pudo enseñar a decenas de mujeres que actualmente se dedican a la belleza.

$!La Tijera de Oro es una estética con gran tradición en Saltillo.

“Mucha gente tiene la idea de que uno toma este oficio ‘porque ya no le gustó la escuela, no quiso estudiar, pues estudió belleza’, como si fuera cualquier cosa esto. El que de a deveras se dedica a esto tiene que estar bien preparado, pero sobre todo tener el gusto por la materia”, contó Roger.

Así fue hasta que decidió rentar dos locales sobre la calle General Cepeda, primero para también tener su propia escuela de belleza, misma que mantuvo por más de 14 años.

Explicó que por entonces solicitó un permiso ante la Secretaría de Educación Pública y llegó a tener tres turnos con 40 chicas en cada uno para instruirlas en las técnicas de belleza.

Con su academia, contó Roger, pudo hacer alianzas con el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) o la Casa del Migrante, donde sus alumnas podían practicar y a su vez, personas en situación de vulnerabilidad podían tener un corte de cabello gratis.

Añadió que si bien en un principio su idea no era atender al público en general, las mismas solicitudes de clientas y una baja en la demanda de la cantidad de alumnas le puso las condiciones para abrir su propio salón de belleza.

Rogelio nunca dejó de dar clases a nivel básico mientras por las tardes atendía su negocio, aunque confesó, no pensó que fuera a durar tanto tiempo, por lo que el nombre del mismo surgió de manera espontánea.

Contó que fue ante la necesidad de darse de alta ante la Secretaría de Hacienda que registró el nombre comercial y de la marca, mismo que se mantiene hasta la fecha.

COMBINA PEDAGOGÍA Y BELLEZA

“Significa mucho que llegues a un lugar donde te sientas a gusto, que de veras te relajes, donde vayas con toda la confianza a arreglarte tu cabello. Eso es lo que va trascendiendo”, expresó Álvarez.

Agregó que quienes visitan su local le han comentado que les gusta mucho porque parece una casa y no están intentando venderles productos insistentemente o hay música con el volumen muy alto.

Mencionó que si bien sus estudios le han ayudado a manejar mejor las situaciones que le cuentan sus clientas, lo cierto es que aprendió de a poco a no dar consejos si no se los piden.

Explicó que hay personas que ante ese ambiente relajado expresan problemas o situaciones adversas por las que están pasando, aunque muchas veces solo quieren platicar, no necesariamente que les hagan un comentario al respecto.

“Llegas, me cuentas tu historia y te pregunto ‘¿quieres que opine o quieres descansar?’, porque luego sales hasta de pleito con las personas. A lo mejor no te están pidiendo un consejo. Desde hace años tengo esa precaución”, narró Álvarez.

COMO ESTILISTA, DECIDIÓ UN JUICIO

Roger contó que entre las múltiples anécdotas que ha tenido a lo largo de los años como estilista, una de las que más recuerda es la ocasión en la que decidió el veredicto de un juicio.

$!Roger busca que sus clientas siempre se sientan cómodas.

Al estar su local frente a los Juzgados del Poder Judicial de la Federación, eran muchos los burócratas y jueces quienes requerían de sus servicios, ya fuera en sus instalaciones o en las oficinas del gobierno.

Contó que un sábado por la mañana, una secretaria, a petición de un juez, le requirió la paleta de colores de los tintes de cabello prometiéndo que la iba a devolver minutos más tarde.

Regresa y me dice, ‘dice el juez que si puedes ir un ratito’, le digo ‘espérame, ¿no ves toda la gente que tengo?’. Me dice ‘es que es urgente, del color de cabello depende si van a sentenciar al acusado’. Volteo y les digo a las señoras ‘aguántenme tantito, regreso en 10 minutos’”, narró Roger.

Se trataba de un caso en el que un hombre era juzgado por el delito de violación y quien fue la víctima lo describió con un tono de cabello negro muy oscuro. No obstante, al juez le parecía que el acusado tenía un tono más bien castaño claro.

Para eso me mandó a hablar, para ver si el cabello era teñido, decolorado o natural, porque de eso dependía si él dictaba sentencia. Entonces cuando me explica eso, le digo ‘pero yo no quiero problemas, ¿qué tal que yo digo que sí es y al rato va a haber represalias?’”, declaró.

Entonces al hombre le taparon los ojos, Roger ingresó a la sala de los juzgados y dio su consideración al juez.

“Su cabello era castaño claro natural, muy maltratado su cabello, todo asoleado. Era natural y su barba igual. Por eso lo soltaron”, narró Roger como afirma, tiene una larga lista de anécdotas.

POLÍTICOS PASARON POR SU TIJERA

De entre las múltiples personalidades que Roger ha atendido en la Tijera de Oro, destacó que atendió por muchos años “la familia Real”, es decir al exgobernador de Coahuila Humberto Moreira --quien además fue su compañero normalista--, y sus hermanos Rubén y Carlos.

Como otro caso particular, contó que el exalcalde de Saltillo Eleazar Galindo Vara acudía con frecuencia a la plaza San Francisco a comprar tamales, por lo que en una ocasión llegó a su local.

Posteriormente, él, sus hijos y su esposa tuvieron a Roger como su estilista predilecto, situación que no cambió aún con el cambio de estatus legal de Galindo.

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“Después de un tiempo él fue a dar al penal porque no terminó bien su administración. Me mandó a hablar al penal para que fuera a cortarle el cabello. Yo creo que sí fui dos veces porque sí estuvo detenido un buen rato”, contó Roger.

EL MAYOR PLUS ES EL TRATO

Roger, recibe a sus clientas con una sonrisa, hace bromas, ríe, platica y si se lo piden aconseja. Sus clientas son frecuentes y asegura que además, los jueves en la Tijera de Oro son de whisky.

En su local, quienes esperan su turno platican con él con una naturalidad propia de un grupo de amigos de muchos años, no de una relación entre clientes y un mero prestador de servicio.

“El mayor plus es el trato a las personas, el estar siempre con una sonrisa, el saber tratar al cliente es muy importante. Si tú me llegas muy platicador a mí no me paras la boca. Pero si llegas serio, yo soy más serio que nada”, puntualizó Roger.

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