‘Los saltillenses nacemos donde nos da la gana’: Tres personajes de la ciudad que no nacieron aquí
El amor y las oportunidades de trabajo son la causa principal de que tres personalidades del arte, la gastronomía y la política de Saltillo, nacidas en otros estados de la República, sean saltillenses de corazón.
Originarios de la Ciudad de México y el estado de Guerrero, Ivonne Orozco Matus, Esther Quintana Salinas y Julián Herbert, coinciden en que el Centro Histórico es lo más bello de la ciudad y que entrañarse con la gente de Saltillo, puede o no, costar algo en un principio, pero una vez acogidos, la ciudad atrapa.
Las personalidades coinciden en que la industrialización de Saltillo ha sido benéfica en términos económicos, pero refieren que hay adeudos en movilidad, obra pública e identidad.
Julián Herbert: el amor lo invitó a quedarse
El escritor Julián Herbert, originario de Acapulco, Guerrero, se asentó en Saltillo por amor. Hace 35 años, durante las vacaciones conoció a una mujer que lo impactó; en una estrategia por ser correspondido se mudó a la capital coahuilense. El romance duró dos meses, pero el novelista vio en la ciudad una oportunidad de crecimiento.
“Para mí Saltillo fue una mejora respecto de donde venía, en términos materiales y de oportunidades, pero la ciudad fue muy difícil para mí los primeros años. Yo vivo en la ciudad desde hace 35 años, y tuvieron que pasar 25 para que me consideraran saltillense. Es una ciudad que es un poco difícil”.
El poeta refiere que hay programas académicos o espectáculos que se prueban en Saltillo porque existe la teoría de que si funcionan en esta ciudad, van a funcionar en cualquier lado, prueba de ello dijo es que “es una ciudad que se dedica sistemáticamente a quebrar franquicias internacionales”.
Julián Herbert define esta dureza de Saltillo como un sitio que para quedarte no solo te impone condiciones, también te reta. “entonces eso habla un poco de ‘digo esto me cae bien y me cae mal de la ciudad’. A mí eso me convenció de quedarme en la ciudad”.
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“Conmigo ha sido súper generosa, pero no es una ciudad que te entusiasme mucho. Creo que a mí me consiguió una personalidad que me ha hecho como enfrentar mucho las cosas también. Para nada me arrepiento de haberme quedado aquí, al contrario, he tenido muchísimas oportunidades de irme y mientras pueda voy a quedarme aquí”.
El escritor considera que la migración de la gente de las regiones Centro y Norte del estado ha favorecido a los saltillenses, cree que este fenómeno ha modificado la actitud y ha dado pie a que la gente sea más receptiva.
“La gastronomía ha mejorado notablemente, hay una idea de gentrificación en este momento, conectada con el ámbito de lo local que no en todas las ciudades pasa. Este tipo de mecanismos que combinan lo regional con lo cosmopolita, me parecen súper interesantes, de cómo ha cambiado la ciudad para bien y para mal”.
El novelista reconoce las bondades del crecimiento económico de la ciudad, pero considera que una víctima de ello es el peatón. “La movilidad, todo lo que significa el norte de la ciudad, es un mundo extraño para mí”, asegura el hombre que nunca ha tenido un coche por elección. “Me parece que los peatones en este territorio (zona norte), somos hombre al agua”.
Aplaudió el proyecto de peatonalización del centro de la ciudad, pues asegura que le dará un plus a Saltillo, pero dijo que la administración pública de pronto tiene caídas en la ejecución de proyectos que calificó como “inútiles”. “Como los trabajos que se hicieron en -El Mirador-, me parece que es dinero, tiempo y energía perdidos porque ya pasó suficiente tiempo como para que se hubieran convertido en algo, y no se convirtieron en nada”.
Julián Herbert asegura que lo que más ama de Saltillo, es que en la ciudad están sus hijos, su esposa y sus amigos. “El apego de personas a las que amo profundamente, y de las que me siento parte muy integrada”.
La Alameda Zaragoza es el amor a primera vista del artista. “Para mí es uno de los lugares más bellos del mundo, del planeta. Es una energía que para mí es especial, me parece que es un lugar bonito físicamente, pero también me atrae mucho, es como muy magnético. Hay algo que me gusta mucho, que es el entre cruzamiento social, ese sitio donde se puede observar con transversalidad a las personas”.
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La memoria, la arquitectura y los atardeceres de Saltillo son joyas nostálgicas de la ciudad para el novelista guerrerense de nacimiento, pero saltillense de corazón.
Es tan mi tierra como cualquiera que haya nacido aquí: Esther Quintana
También originaria de Acapulco, Guerrero, la abogada y política Esther Quintana Salinas adoptó a Saltillo como su hogar. Desde hace 44 años, llegó a la capital coahuilense con su esposo, nacido en Torreón, quien laboraba en el estado de Michoacán y le ofrecieron un puesto de trabajo en esta ciudad.
“Era un paisaje totalmente diferente a lo que yo había conocido, soy acapulqueña, para mí era la selva, la vegetación exuberante, el mar”, detalló. “Yo estaba acostumbrada a otra cosa, es muy diferente el Norte del Sur, a mí me encantó Saltillo desde que lo conocí”.
Esther Quintana se asegura afortunada de tener tres patrias, México, Acapulco y “en la que he vivido, y en la que vive lo más querido de mi corazón, mis hijos y mi marido, mis amigos. Entonces, yo soy muy afortunada y amo a Saltillo, entrañablemente”.
La ex diputada local por el Partido Acción Nacional (PAN) asegura que lo que más le gusta de la ciudad es su tranquilidad, y lo vivible que es. Recuerda con nostalgia el primer invierno en Saltillo.
“¡Virgen María!, yo me lo pasaba al pie del calentador con una cobija, y tenía un vecino que era burlón, y llegaba y me tocaba la puerta para irse a carcajear nada más el señor de mí. -¿Qué pasó señora, tiene frío?-. ¡Váyase de aquí no me esté molestando. Tengo mucho frío!, ¿no me esta viendo como estoy?, le decía”.
A pesar de no ser originaria de Saltillo, Esther Quintana ha buscado encabezar la administración pública municipal. Entre los cargos públicos ocupados, ha sido electa diputada local y diputada federal. “Para mí es un honor, es un honor la oportunidad que me han dado los coahuilenses, los saltillenses específicamente, de llegar a cargo de elección popular”.
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De Saltillo, asegura que le gusta todo, pero su sitio favorito es el Centro Histórico. “Me encanta el centro de Saltillo, ¡es hermoso!, la Plaza de Armas y enfrente el Palacio de Gobierno y luego nuestra Catedral”, amante de la historia, le gusta imaginarse la cotidianidad de la ciudad recién llegaba el capitán portugués fundador de Saltillo, Alberto del Canto.
Esther Quintana aseguró que Saltillo es tan su tierra como la de cualquier persona que haya nacido en la ciudad.
Ivonne Orozco: yo creo que Saltillo está regresando a su origen
Ivonne Orozco Matus, llegó a Saltillo en 1994. Acompañaba al padre de sus hijos, quien definió mudarse a esta ciudad en busca de mejores oportunidades laborales. Originaria de la Ciudad de México, la propietaria del restaurante “Las Delicias de mi General”, llegó a vivir en el Centro Histórico de la ciudad.
“Como toda cultura y como toda sociedad, tenemos características en nuestros comportamientos y forma de socializar, pero yo nunca noté eso”, comenta sobre la queja de algunas personas foráneas de la amabilidad saltillense.
“Me encantaba con las vecinas de aquella época, las usanzas de todavía hace 30 años, eran muy bonitas porque todavía había estas costumbres de hacer todo en las tardes, la tortilla de harina, embarrarle la mantequilla. Llegaban a repartir leche y mantequilla de la Narro”.
La emprendedora local recuerda con nostalgia como en aquel entonces, la cocina era más que la preparación de alimentos, sino un momento de convivencia, donde ella aprendió de la gastronomía local y de ponerle intención como un ingrediente esencial a la comida.
“El significado que era para todas estas cosas que yo empecé a amar desde ese entonces, porque creo que una ciudad que no tiene identidad y pertenencia, pues no tiene nada claro, y yo creo que Saltillo lo tiene. El tema es la cercanía con los Estados Unidos que lo han alejado”.
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Ivonne Orozco celebró la quiebra de franquicias, pues asegura que solo son empleadoras que le restan identidad a la variedad y riqueza gastronómica que tiene la ciudad que cumple 446 años.
“Yo creo que Saltillo está regresando a su origen. En el momento que estas franquicias se van, es porque la gente no quiere eso. Estaría genial que México dejará de tener franquicias de este tipo que han venido a demeritar nuestra cocina, que han venido a deplorar nuestro paladar y que han venido con esa industria alimenticia química, de procesos a enfermar a la mayoría de la población”.
Para la empresaria, salir a recorrer las calles del centro de la ciudad es algo que le entusiasma. “Me encantan las casas antiguas del centro, la Iglesia de San Juan de Nepomuceno. Con todo el respeto que merece la Catedral y demás, a mí se me hace bellísima, (iglesia de San Juan) muchísimo más que la catedral. La Iglesia del Ojo de Agua es una joya arquitectónica”.
Asegura que es en la Iglesia del Ojo de Agua en donde esta el verdadero Mirador de la ciudad, y que la Alameda Zaragoza es un sitio que resguarda vestigios históricos. Lo que no le gusta de Saltillo es el tema político, considera que es algo muy sensible. “Si soltáramos el poderío y tomáramos con más amor, la ciudad si así es hermosa, sería mucho más”.
Ivonne Orozco, se pronunció por rescatar el Barrio de Santa Anita, sus escaleras, sus callejones, su comunidad. “Se me hacen hermosos, que si estuvieran más cuidados, si tuvieran esta presencia que para eso deberían de estar las autoridades, para darles este lugar a estos espacios públicos donde la gente puede encontrarse con su verdadero ser como ciudadano”.
También considera necesario el rescate de inmuebles como el Cine Palacio para dar espacio a cineastas locales, mostrar cine de cultura y rescatar la sala Emilio “Indio” Fernández.
La emprendedora considera que Saltillo debe dar un paso a la empatía y generar comunidad, visualiza ello como la posibilidad de tener una sociedad que continúe cultivando su esencia.
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