No solo rarámuris; mujeres y niños de Chiapas y Oaxaca también viajan miles de kilómetros a Saltillo para vender sus productos
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En las calles principales del primer cuadro de la ciudad o en distintos bulevares y cruceros de Saltillo se puede encontrar a mujeres acompañadas por niños y niñas originarios de Puebla, Oaxaca o Chiapas vendiendo artículos creados con sus propias manos o pidiendo dinero.
Algunos de los artículos que llegan a ofrecer son muñecas conocidas como “Marías” de distintos tamaños, cubrebocas con diseños tejidos o los manteles conocidos como “carpetas” con distintos diseños tejidos y de colores variados.
Sin embargo, estas mujeres que deambulan por las calles en busca de vender sus artículos o de un ingreso monetario, regularmente son acompañadas por menores que ponen en riesgo su integridad, pues se ha observado que, en ocasiones, son ellos quienes hacen labor de pedigüeños.
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Aunque hay personas y conductores que sí acceden a comprar alguno de sus productos o a brindarles ayuda con una moneda, hay otros quienes hacen reportes y piden a las autoridades que los retiren de los cruceros.
En este sentido, la directora de la Unidad de Integración Familiar, Patricia Moreno, informó que, aunque se ha llegado a trasladar a las mujeres con sus hijos a sus lugares de residencia en la ciudad, no se ha llegado al mismo lugar en ninguna ocasión, con lo que se descarta la posibilidad de que estas mujeres están siendo explotadas.
“Lo que hace UNIF cuando tenemos un reporte de esta naturaleza es ir al lugar en donde se encuentran, buscamos la manera de trasladarlas al domicilio donde ellas viven, de tal manera que se observe el lugar donde residen”, explicó Moreno.
Agregó que se ha encontrado hasta cuatro integrantes de las familias que habitan junto con estas mujeres quienes se dedican a esta actividad, mientras los hombres realizan otro tipo de labores, aunque no especificó qué actividades realizan.
Señaló además que se trata de familias que llegan a la ciudad para obtener ingresos y permanecen de una semana a dos meses para luego regresar a sus lugares de origen.
“Rentan el domicilio por uno o dos meses y luego se van, vienen solo por temporadas, aquí lo que nos interesa es ver que los niños no sean maltratados y que las mujeres no sean explotadas, hasta el momento no nos ha tocado detectar una situación de esta naturaleza”, detalló.
Por otro lado, dijo que los niños y niñas son quienes se encuentran en riesgo y es por ello que se hace una recomendación señalando que las mujeres si pueden quedarse en los cruceros, pero los niños son quienes se tienen que retirar.
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“Se establece un diálogo y se explica el por qué un niño no puede estar en un crucero”, concluyó Moreno.
Por su parte, la Procuraduría para los Niños, las Niñas y la Familia detalló que no se tiene ningún caso confirmado de explotación infantil; “atendemos algunos supuestos pero hay muchas aristas para que se tome como explotación infantil”, señalaron voceros de la institución.