Saltillo: papás de Johan Gael, una historia de amor y búsqueda
Han pasado ocho años y la búsqueda de Johan Gael Cardona de la Cruz continúa pese a las enfermedades, desencuentros familiares, amistosos y los retos del día a día: Yahaira, Miguel y su hijo, Miguel Ángel, encuentran fortaleza en su propio núcleo, donde existe el amor y la unidad
El 4 de octubre del 2015 la vida de Yahaira de la Cruz y Miguel Ángel Cardona cambió para siempre en cuestión de minutos.
Por la ilusión de conocer el rancho, sus hijos, Johan Gael y Miguel Ángel Cardona de la Cruz, se levantaron muy temprano en su casa de Saltillo para ir de paseo a Galeana, Nuevo León, junto con sus papás, sus abuelas, tíos y familiares para recolectar piñones.
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Era muy temprano, viajaron poco más de tres horas hasta llegar al sitio donde, después de almorzar, se dedicaron al cometido, pero nunca se esperaron el desenlace que hoy los mantiene unidos: la desaparición de su hijo menor, Johan Gael, a los 3 años ocho meses.
LA DESAPARICIÓN
Aunque no se explican cómo ocurrieron los hechos, recuerdan que Johan siempre se mantuvo cerca de la familia, hasta que deseó subirse al carro a comer una manzana que estaba en la bolsa de Yahaira:
“Ahí estaba, sentadito, yo vi su cabecita, él estaba visible, estábamos ahí”, cuenta.
Pero si alguien les hubiera dicho que ese día alguien se robaría a su hijito, mejor ni lo hubiera soltado, mejor ni hubieran ido a pasear en familia, mejor ni se hubieran levantado de la cama, mejor hubieran comprado los piñones en Saltillo.
El asunto fue que, previo a esto, habían observado un taxi saliendo del panteón, en el que viajaban personas desconocidas a quienes Miguel les ofreció los buenos días. Pero también vieron un vehículo color gris, al parecer tipo Tsuru, que fue el que aparentemente se llevó a Johan.
Las autoridades arribaron al sitio dos horas después y los interrogaron mucho, pero no quisieron cerrar las carreteras para buscar al pequeño.
Por dos días seguidos buscaron a Johan con un grupo de más de 200 personas, de día, de noche, en todos los lugares posibles, llámese rancherías, lo que fuera, pero no obtuvieron respuesta.
Después de ocho años, ha sido una pesadilla.
La recámara del pequeño, sus cosas, su ropa, sus juguetes, siguen ahí esperándolo. Yahaira y Miguel mantienen la fe en que regresará pronto, aunque desean que no pase un día más.
“Es un dolor muy grande, podemos decir que el primer año lo pasamos fuera de casa, descuidamos a nuestro hijo mayor porque nos la pasabamos afuera, también en algún momento estuvimos desquitándonos con él a causa del mismo dolor: lo regañábamos, le gritábamos, pero lo fuimos trabajando, nos dimos cuenta de que también es nuestro hijo y que tenemos que estar para él”, mencionaron en una entrevista para VANGUARDIA.
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La situación también ha traído dificultades económicas, pues en toda la búsqueda se han dedicado a imprimir y reimprimir volantes, calendarios, lonas, tarjetas, playeras, de todo, para repartirlo en todos los lugares posibles y así poder encontrar a su hijo.
La búsqueda los ha llevado a recorrer estados como Nuevo León, la Ciudad de México, Zacatecas, San Luis Potosí: “A donde nos han dicho hemos ido, pero es muy desgastante, mucho, porque a través de la página de Facebook “Johan Gael ayúdame a regresar a casa” nos mandan fotos de que lo vieron en la calle, en el transporte, en muchos lugares, pero nunca nos dicen a dónde hay que ir, las ciudades son muy grandes, pero aún así vamos y repartimos volantes, pegamos lonas a donde lleguemos para que él se vea y se identifique, o que la gente nos ayude a identificarlo”, cuenta Yahaira.
Pero hasta ahora no se ha dado el encuentro.
La fe la mantienen, porque han conocido casos como el de Angélica Márquez, una mujer que descubrió a los 46 años que había sido robada y comprada a un ladrón de bebés que habitaba la colonia Roma de la Ciudad de México.
“Como este caso, creo que pudiera ser el nuestro. Lo que nosotros esperamos es que Johan se vea en las fotos, a lo mejor se reconoce, a lo mejor puede reconocer sus juguetes, a su familia, una vez una reportera nos dijo que es muy importante que nosotros también salgamos en las fotos que publicamos para que él nos vea y recuerde, y eso es lo que estamos haciendo”, cuentan los padres.
PESE AL DOLOR, HAY UNIDAD
Aunque la desaparición de su hijo pequeño los ha llevado a vivir segregación, discriminación, a ser criticados por quienes consideraban sus amigos y familiares, Yahaira y Miguel se mantienen unidos, fortaleciendo su amor propio, amor de pareja y amor de familia, junto con su hijo, Miguel Ángel Cardona de la Cruz, quien acaba de cumplir 16 años.
“Hasta hace apenas dos años empezamos a celebrar las fiestas y cumpleaños, el año pasado mi hijo Miguel cumplió 15 años y pude hacerle una comidita con sus amigos, pero ha sido muy difícil poder reincorporarse, poder estar bien, no se puede estar bien cuando te falta un hijo”, menciona Yahaira.
Miguel, su esposo, afirmó que a lo largo de todos estos años han logrado salir adelante porque se apoyan el uno al otro: cuando decae el ánimo de uno, el otro lo levanta, y así han ido caminando hasta el día de hoy.
“La gente lo que hace cuando escucha sobre nuestro caso, no se acerca a preguntar cómo estamos, si ya comimos, si nos hará falta algo, lo que hacen es criticar, sacar conclusiones, conjeturar cosas y eso nos ha hecho mucho daño, nos ha alejado de muchas personas que considerábamos nuestros amigos, incluso familiares, la gente no entiende lo que estamos pasando.
“También hemos conocido casos de desaparición en los que los papás ya no están juntos porque se echan la culpa el uno al otro de lo que pasó, pero aquí no ha pasado nada de eso, yo sé que mi esposa cuida mucho a nuestros hijos, que lo que pasó fue por una cuestión de gente mala, uno no sabe que se va a topar con gente mala allá afuera, pero es lo que nos ha pasado”, manifestó Miguel.
Pese a las enfermedades, la indiferencia, la discriminación y la segregación, la pareja aseguró que se seguirá acompañando, de aquí hasta que superen esta experiencia inexplicable, de aquí hasta que puedan seguir fortaleciendo su vida, de aquí hasta que encuentren a su pequeño hijo Johan, quien ahora tendría doce años de edad.
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