Saltillo y sus muertos: entre la resignación, la pena y el arrepentimiento

El acto de morir es algo que toma tiempo, si bien miles de personas mueren súbitamente a diario, la mayoría deja este mundo en un periodo más o menos largo.

Según Sara Manning Peskin, la neuróloga, bloguera y escritora; del inicio de los estertores al cese de la vida pasan 16 horas o menos; pero en el tramo de la pendiente inescapable que nos lleva a la tumba podemos pasar días, y hasta semanas.

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A un médico le queda claro que entramos en este proceso porque la muerte tiene síntomas como fiebre, disminución del apetito, aumento del sueño y poca actividad urinaria y de ahí al desenlace final sabe --que sin importar la causa de muerte--, todos sentiremos lo mismo: “la respiración estertorosa, el hambre de aire y la agitación terminal”.

Ahora lo puedo decir sin dolor, mi padre murió a los 74 años, en octubre del 2015, alrededor de seis horas después de esa agitación terminal que lo hizo extenderle los brazos a mi hermano para que le apretara las manos, luego de luchar por meses contra una enfermedad que lo hizo pasar en cama demasiado tiempo.

Y todo esto fue aleccionador, porque como lo de morirse no es algo de lo que podamos sustraernos, ya que aunque lo intente, nadie puede morir en nuestro lugar, no es vano prepararnos para la cita más importante que tenemos.

Y mientras nos llega el tiempo vamos viendo a los que se van, y despidiéndolos y recordándolos casi siempre de la mejor manera.

ANTE LA MUERTE, EL ASOMBRO

Como las redes sociales se han convertido en un espacio donde las personas comparten sus pensamientos, sentimientos y recuerdos, hemos recopilado una serie de mensajes de aquellos que extrañan profundamente a sus seres queridos fallecidos.

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Para hacerlo compartimos una pregunta: ¿Qué le dirías al ser querido que recuerdas este Día de Muertos? y las respuestas apuntan mucho a la añoranza, a la pérdida, al arrepentimiento e incluso al rencor.

Fue Ramos Karolina quien recordando a su tía abuela Adelaida, le agradeció el cariño incondicional que recibió y le pidió perdón por no haber estado con ella el tiempo suficiente.

En el extremo opuesto se situó Paty De León, que con un mensaje claro y directo dijo que a pesar de su muerte, ella no da perdón ni olvido, aunque no aclaró a quién se refería.

La mayoría de los mensajes son de nostalgia, como el de Alberto Moreno, que dijo sentir un profundo vacío sin su madre, con quien compartió un amor único.

El caso de Adriana Belmares es uno más feliz, ya que recordó a su hermano con cariño y humor, “por los momentos alegres que vivieron juntos”.

Lara Laura, Oralia Ruiz y Patito Aranda comparten su amor y la falta que sienten por sus seres queridos, asegurando que siempre estarán en sus corazones.

Alma Delia Ramos Ramírez en su post refleja su gratitud por su madre, recordándola con orgullo, y Alejandra Patlan Martinez habló del dolor de la pérdida y la forma en que lleva el recuerdo de su ser querido en su corazón.

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Francis Esquivel extraña, sin mencionar a quién, a alguien especial y anhela sus consejos y Gabriela Sánchez De Mendoza resalta cuánto extraña a su padre, a pesar de que han pasado años desde su partida.

Ricardo Rodríguez y Miguel Eduardo Espinosa Blanco comparten su dolor y la falta que sienten por sus seres queridos y Angie Pergi encuentra consuelo en la idea de que sus padres ya no sufren y los recuerda con amor.

Otro más que recordó con cariño a sus padres y les agradeció haberlo educado y hecho fuerte fue Servando Castillo.

ARREPENTIMIENTO Y AUSENCIA

Un caso singular es el de Alma Sanchez García, quien se siente culpable por no haber notado que la persona por la que siente pena pasó varios días luchando con una depresión que ella no notó.

Se arrepiente de no haberlo invitado las suficientes veces a salir para platicar, “aunque siempre lo intentaba, me decías que estabas ocupado, aún así siento que debí ser más insistente”, escribió sobre quien siempre recordará como alguien noble y que daba su amistad a cualquiera sin juzgarlo.

El de Yesy Salazar es el post de una mujer que guarda un buen recuerdo de su pareja, publica que tanto ella como sus hijos lo extrañan mucho, le habla de lo difícil que es ahora la vida, de la falta que les hace y acaba con un: “la casa es tan fría sin ti mi vida”.

A MODO DE DESPEDIDA

Mi madre murió dos años después que mi papá, un domingo también, ya bordeando el lunes; pero ella en un hospital.

Ahí pasamos varios días con ella, turnándonos. Cuando me avisaron que había empeorado salí del trabajo a verla, pero ya estaba entubada.

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Pasaron algunas horas desde que llegué y la recuerdo conectada al respirador que mantenía funcionando los pulmones y al médico a un lado revisándola y que enseguida nos confirmó su muerte.

Algo de alivio me dio recordar lo que hacía años había leído, que el moribundo quiere morir, como el somnoliento quiere dormir, aunque la sensación de que pude haber hecho más por ella y por mi padre y de que pude ser más bueno, todavía me acompaña.

Sobre qué les diría ahora todo lo resumiría en un enorme, sincero y profundo gracias, en el compromiso de vivir una vida que honre su memoria mientras me llega mi ineludible cita final y la promesa de enfrentarla con la entereza con la que ellos lo hicieron.