Celebran feligreses en Saltillo el Domingo de Ramos con templos cerrados
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Desde una camioneta, los sacerdotes de las parroquias San Patricio, Santo Niño de La Salud y Lourdes, salieron a bendecir en caravana las calles de la ciudad
Un escenario inédito observado ayer en Saltillo se vio en la Catedral y en todos los templos de la ciudad, que en pleno Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa, permanecieron con sus puertas cerradas.
Sin embargo, hubo para quienes esta situación provocada por la pandemia del COVID-19 no fue impedimento, y acudieron a profesar su fe, aunque fuera desde el exterior de la Catedral.
Tal fue el caso de los hermanos Everardo y Juan Pablo Padilla, así como Salomón Padilla, hijo de éste último, quienes se instalaron en la Plaza de Armas, justo frente al mayor templo católico de la ciudad, para rezar el Rosario, sosteniendo un crucifijo y una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Una persona de la tercera edad, sentada desde una banca, también se puso a rezar, con rosario en mano.
SACAN A LAS CALLES AL SANTÍSIMO
Desde una camioneta, los sacerdotes de las parroquias San Patricio, Santo Niño de La Salud y Lourdes, salieron a bendecir en caravana las calles de la ciudad, celebrando el Domingo de Ramos, fiesta religiosa con la que da inicio a la Semana Santa.
En la colonia Brisas el sacerdote encargado de la parroquia San Patricio, salió acompañado de varios feligreses a bendecir las calles del sector, llevando al Santísimo como estandarte.
La actividad fue transmitida vía redes sociales donde se pudo observar al sacerdote acompañado de una caravana de al menos 10 coches.
En el lugar, los vecinos salían a observar, ramos en mano, desde sus banquetas el paso de los automóviles que iban acompañados de una bocina en la que sonaban cánticos religiosos.
Otra de las parroquias en donde sucedió lo anterior fue en la del Santo Niño de la Salud, en donde el sacerdote, también desde una camioneta, bendijo las calles de la colonia Valle de las Flores Popular.
El párroco encargado de esta templo mencionó que durante la procesión, al escuchar las campanas, no era necesario salir a las calles; iba acompañado de dos monaguillos en la caja de una camioneta de carga.
Desde el 23 de marzo se dio la indicación a los sacerdotes de que se prohibían las celebraciones en los templos.
La misma actividad se vivió los templos de San Felipe de Jesús y de Nuestra Señora de Lourdes.