De cómo nacieron los Daneses del Ateneo Fuente
COMPARTIR
TEMAS
¿Qué nombre de batalla habríamos de adoptar?, ¿Cuál sería nuestro símbolo o mascota representativa?
Una mañana de octubre de 1949 nos enteramos por medio de la sección deportiva del diario “El Porvenir de Monterrey”, que en quince días sostendríamos un encuentro de futbol Americano categoría intermedia contra “La Narro”, que ya tenía tiempo practicando y nosotros que nunca lo habíamos hecho. La respuesta fue pronta y unánime: ¡Aceptamos! Rápidos y en tropel, fuimos a la Dirección del Colegio pidiendo hablar con nuestro Director el Ing. José Cárdenas Valdés. Nos recibió muy amablemente y nos dijo que había tenido charla previa con el Ing. Rodríguez de la Fuente, coordinador de futbol americano de la Escuela de Agricultura, sin poder dar su consentimiento por ser un Deporte “caro” por el costo de los equipos y poco tiempo que se nos daba para prepararnos.
Aun así, el espectáculo que hubo en nuestro campo la tarde del día siguiente fue inolvidable: una treintena de muchachos vistiendo variadas y multicolores prendas deportivas, o casi deportivas: sudaderas, camisetas de basquetbol, playeras, camisolas de beisbol, trajes de baño, calzado tenis, los mejores con tacos de futbol soccer o simples zapatos viejos. No importaba. Ahí estábamos. Se formaba la escuadra de futbol Americano del “Ateneo Fuente”. Estábamos en pie de guerra. Luego escuchamos palabras y términos completamente desconocidos para nosotros, referente a posiciones y jugadas. Los equipos, los prestó la Escuela de Agricultura.
Llegó el sábado y por solicitud de nuestro Director, platicamos en el prado situado al lado norte del Paraninfo.
¿Qué nombre de batalla habríamos de adoptar?, ¿Cuál sería nuestro símbolo o mascota representativa? Una mañana, Rubén Ortiz, alumno del Bachillerato de Ingeniería dijo: en la casa tenemos un Mastín Gran danés. En el traspatio de su casa la decisión fue rápida, “¡Muy bien Rubén, lo bañas y lo tienes listo para el sábado!
Así nació el nombre de la mascota que identifica a los ateneístas.
El día del juego llegamos al viejo Estadio “Saltillo”. El silbatazo final nos sorprendió enfrascados en la lucha.