Entre el miedo irracional y el alucine, así pega el ‘criko’
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José ‘N’ comparte pasajes de su vida marcada por el consumo de metanfetaminas; sufre alucinaciones y asegura que todo el mundo intenta destruirlo
Tienes delirio de persecución, estás al pendiente de lo que hacen a tu alrededor, crees que todo el mundo te ataca y te la pasas preguntando ¿por qué no cuidan su vida y te dejan en paz?
De tener su mente lúcida, así podría resumir lo que pasa por ella José ‘N’, un declarado consumidor de metanfetamina, esa sustancia tan de moda, tan barata y fácil de conseguir en Saltillo. Pero no.
Lo que hace es endurecer el ya de por sí rudo rostro, marcado por los puños y las piedras, por los palos y los fierros; mostrar sus maltratadas piezas dentales, las cicatrices de una vida donde el trabajo rudo y la violencia han hecho mella a sus 39 años.
“Me dedico a destruir gente”, suelta de inmediato a la pregunta sobre sus ondas en el barrio, como diciendo “qué preguntas haces”, como si tendríamos que saber los demás que él vive al día, con sus padres, a quienes ayuda desde siempre y desde hace tiempo le dan para la droga.
A primera vista, José muestra una mente lúcida. Una voz clara y fuerte, un discurso de esos que “si no lo conoces, fácil lo compras”. Se dice perseguido, pero no por quién; vigilado, pero no sabe cuáles ojos lo miran.
Es como un rockstar, que atrae las miradas de los vecinos, quienes de inmediato sacan su celular para grabar sus movimientos y eso lo tiene furioso y orgulloso. Así le pega el cristal que consume desde hace años.
Pero José niega una dependencia como les pasa a otros. Él dice consumir droga para andar controlado y aguantar las dura jornadas de trabajo dentro del núcleo familiar con la comercialización en algunos mercados sobre ruedas.
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LOS TIEMPOS CAMBIAN, EL ‘MUGRERO’ TAMBIÉN
La cocaína en piedra dejó de estar de moda -por el costo- y José, al igual que mucha gente, encontró en la llegada del “criko”, como suele llamarse a la metanfetamina, una opción más barata y que pega hasta más duro.
En el estado de Coahuila, como ha informado VANGUARDIA el alza en el consumo de esta droga se ve reflejado en la cantidad de las atenciones que brindan los Centros de Integración Juvenil, donde pasaron de 1.8 por ciento en 2015 a 62.04 por ciento en 2021.
Pero a este hombre de 39 años no conoce tal instancia. A él lo llevaron a la fuerza a internarse en un anexo, otra de esas cosas de moda, donde con terapias varias se supone buscan la rehabilitación del drogadicto.
José intenta narrar lo que ahí sucedió. Asegura que todas las personas hablando en tribuna se referían a él, o sea se convirtió en el blanco de las críticas y las miradas. El alucine era total en ese sitio.
Y va más allá; pues se aventura a decir que en la comida le ponían alguna sustancia “extra” para convertirlo en una especie de zombie, es decir, si con el criko no viajaba, sí lo haría con esa sustancia.
“Desde que estuve en el anexo me entró mucho miedo, yo nunca había sentido ese miedo, pero no soy pendejo, algo le echaban a la comida”.
Por eso no aguantó el tiempo que dura la terapia, convencido de esa transa de drogarte mucho más para que comiences a ver cosas, por ejemplo, que tu familia está tramando algo malo para ti.
LO QUE EL ‘CRIKO’ SE LLEVÓ
Su cuerpo se muestra enjuto y podría asegurarse que más bajo de estatura. El criko, es sabido, disminuye el apetito de quien lo consume, por consiguiente, bajas de peso; también daña los dientes. Se cansan de decirlo las instituciones de salud en el estado.
Y como si no bastara el daño en el aspecto físico, en lo mental provoca actitudes violentas, alucinaciones auditivas y visuales, generando paranoia y ansiedad en el adicto.
En otras épocas sus músculos le permitieron ingresar a la Policía Municipal, donde disfrutaba el patrullaje, pero tampoco hizo carrera; aunque no revela las causas de su renuncia, acepta que comenzó desde temprana edad con los vicios y no lo han soltado; inició desde temprana edad con el consumo de alcohol.
Luego la costosa cocaína en piedra, pero lo de hoy es el cristal, “con 70 pesos me controlo tres días”, dice mientras su discurso se vuelve a atropellar entre reclamos a seres imaginarios, quizá muy reales para él. Habla de que al lugar que se para de inmediato llegan muchas personas a vigilarlo.
“Me subo a la combi y de repente se llena y sacan sus celulares para tomarme fotos; no sé que daño les hago”.
Mientras platica sus penas, sus padres le echan un ojo. Seguramente cuidan que no se vaya por ahí. Desde hace tiempo han preferido darle para que se compre su criko, pues se ha caracterizado por ser en casa una persona tranquila. Allá afuera quien sabe.
Pero José no parece querer calle, toma su celular y dice que ahí guarda las evidencias de todo el daño que le hace la sociedad, audios, fotos, videos. Pero no los muestra. Dice que un día se vengará de todos.
Su discurso se pierde entre toda la maraña de palabras. Así lo ha dejado esa terrible adicción al cristal.
ALTAMENTE ADICTIVO
Es evidente que el uso de metanfetaminas lleva a un proceso de destrucción de la salud física y mental, sin embargo, en Saltillo y en toda la entidad su consumo ha ido en incremento.
Según datos del Sistema de información Epidemiológica de los Centros de Integración Juvenil (CIJ) a nivel nacional, la cifra de pacientes atendidos que refirieron el uso de esta droga en Coahuila, pasó del 1.8 por ciento en 2015 hasta el 62.04 por ciento en 2021.
De acuerdo con la directora del CIJ en Saltillo, Norma Alicia Pérez Reyes, el cristal es altamente adictivo, relativamente barato y de fácil acceso, sin embargo, afecta el sistema nervioso central, puede provocar trastornos mentales, delirios paranoicos que conducen a comportamientos agresivos repentinos y psicosis.
Estas alteraciones pueden llegar a originar pensamientos homicidas, suicidas, provocar el rompimiento de relaciones sociales y familiares, debido a que estimulan el sistema amigdalino que es el responsable de gestionar las emociones de rabia e impulsividad, además de que forma parte de un sistema modulador de la memoria.
Y es que el cristal es una sustancia tóxica que se elabora a base de pastillas y anfetaminas, mezcladas con químicos altamente dañinos y corrosivos y su combinación con otras drogas puede llegar a producir comportamientos agresivos y violentos.
LA DROGA MÁS CONSUMIDA EN COAHUILA
Los estimulantes de tipo anfetamínico, entre los que se encuentra la metanfetamina o droga conocida como cristal, fueron las principales sustancias por las que se demandó tratamiento debido a su consumo problemático o dependiente durante el año pasado en Coahuila, de acuerdo con el informe de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).
“Durante el año 2020, 101 mil 142 personas demandaron tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas en los Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA), Centros de Integración Juvenil (CIJ) y Centros No Gubernamentales, de los cuales el 84.6 por ciento fueron hombres y 15.4 por ciento mujeres”, detalló el organismo en el “Informe sobre la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México 2021”.
En Coahuila hay ocho Unidades Médicas Especializadas —Centros de Atención Primaria en Adicciones (UNEME-CAPA)— y ocho Centros de Integración Juvenil (CIJ) con atención ambulatoria (sin capacidad de internamiento de pacientes), lo que da un total de 13 unidades gubernamentales para atender problemas de adicciones.
Las sustancias de tipo anfetamínico, entre las que se encuentra la metanfetamina y estimulantes de uso médico, acumularon el 30.2 por ciento de los casos de personas que solicitaron rehabilitación en unidades gubernamentales durante el año pasado.