Familia de Parras continúa dulce tradición
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Es Semana Santa, la época preferida de los comerciantes de dulces tradicionales
En una tradición que data de hace más de 50 años, Elia Jiménez Segura siguió el legado de su abuelo Pedro. Es la única mujer de Parras que produce dulces tradicionales de esa región entre las más de 40 familias que los fabrican ahí.
Es Semana Santa, la época preferida de los comerciantes de dulces tradicionales, pues de acuerdo con Elia Jiménez, venden hasta 10 veces más que en un fin de semana normal. Ella se establece en las faldas del cerro de la capilla del Santo Madero, donde se concentra una gran parte de los visitantes que acuden al pueblo mágico.
TODA UNA TRADICIÓN
Elia cuenta que los famosos dulces de Parras nacieron hace más de 50 años y los trajeron unos japoneses. Para ellos trabajaba su abuelo, Pedro Segura García junto con otras tres personas de Parras y a ellos se les considera los pioneros de la fabricación de los diferentes dulces.
Debido a que Parras es un sólido productor de nuez, esa es la materia prima de los diferentes dulces. De ahí se desprende el de jamoncillo, con higo, durazno, membrillo y otras modalidades. Elia también vende a base de coco con la particularidad de que se les agrega leche, pasas y piña a algunos.
“La gente de las huertas nos proporciona la nuez y nosotros hacemos todo el proceso. Es toda una artesanía, es muy pesado y pareciera muy sencillo pero es todo un mecanismo, estamos apegados al tiempo, al calor y al esfuerzo físico, pero lo hacemos con mucho amor, hay que ponerle corazón porque sabemos que Parras es visitado por mucha gente y nos interesa dar un buen servicio”, asegura.
Los dulces de Elia tienen un secreto: a diferencia de otros comerciantes que fabrican su producto con maquinaria industrial, en su caso toda la producción es de manera manual. Sí, ella y su familia le menean al cazo con sus propias manos, lo que al final del proceso da una consistencia y sabor diferente al dulce.
UNA MUJER DIFERENTE
Desde su abuelo, en cada generación de su familia hay alguna persona que se dedica a seguir la tradición de los dulces. Elia presume orgullosa de ser la única mujer en tomar la batuta de la generación.
“Antiguamente solo existía la producción de mi abuelo, la familia Segura y otras tres, pero al ir creciendo emplearon trabajadores y sería difícil contabilizar, ahorita ya son unos 40 o 50 dulceros, mi abuelo es de los pioneros”, cuenta.
Por lo pronto su hijo ya se interesó y empezó a producir dulces, por lo que el legado de la familia Segura continuará para los próximos años.