Historia de terror de Saltillo: comprar una casa... y que todo sea un fraude

Saltillo
/ 30 octubre 2024

Los fraudes inmobiliarios en Coahuila han aumentado preocupantemente, afectando a personas que ahorran durante años para adquirir una vivienda

Imagina que tienes toda una vida ahorrando para adquirir un patrimonio, lo buscas, aprovechas una oportunidad, lo pagas, y un día te das cuenta que todo era parte de un fraude que ocurre frente a la luz de las autoridades sin que pase nada.

“Te enseñan toda tu vida a creer en la gente y un día te das cuenta que no, que la sociedad está enferma”, dice una víctima.

TE PUEDE INTERESAR: Saltillo: Abren nueva convocatoria de tarjeta NET para estudiantes, adultos mayores y personas con discapacidad

Los delitos de fraude son una realidad cada vez más preocupante para Coahuila, y tan solo entre enero y septiembre de este año, la Fiscalía General del Estado inició un total de mil 844 indagatorias por este delito, superando el total de las mil 582 que se iniciaron durante los 12 meses del 2023 en la entidad.

Este delito es uno de los que tiene múltiples facetas, múltiples modus, múltiples artículos y múltiples tipos de víctimas y perpetradores. Un fraude puede ir desde la venta engañosa de un celular, hasta la venta de un inmueble con un costo millonario que equivalga al ahorro o la deuda de toda tu vida.

Uno de los casos es el de José Espinoza, un saltillense que en el 2016, empezó su proceso de compra de un inmueble en la colonia Doctores al norte de Saltillo, en un momento donde el costo de la vivienda en la capital de Coahuila todavía no se disparaba como ocurrió a partir de la “expectativa Tesla”.

José tiene el caso muy presente, pues el dinero con el que pretendía pagar el inmueble, no venía de privilegios históricos en su familia, sino del esfuerzo de su trabajo, del ahorro de muchos años y de una deuda que adquirió para lograr cubrir el total del costo de la vivienda.

Todo empezó a partir de una publicación en Facebook, donde una mujer de nombre Lizeth “N”, realizó la promoción de una vivienda que se encontraba cerca de donde habitaba en ese momento. La contacta.

“Lo primero fue que me invitó un café y de ahí me mostraría las diferentes casas que tenían en venta. Me comentó que trabajaba para una recuperadora que se encargaba de recuperar las casas que se encontraban en litigio, recuerda José sobre el primer encuentro.

La vivienda le convenció. La oferta era de un millón 250 mil pesos y en ese momento, Lizeth accedió a presentarle a Patricia, quien sería la encargada del trato y de la supuesta “recuperadora” que tenía toda la información de los domicilios.

“Me dicen que no puedo entrar a la casa porque estaba en litigio, pero me pasó medidas de la casa, fotos y todo. Me dijo que todo sería legal, ante el notario y para separarla y empezar los trámites le tenía que dar un anticipo. Fuimos con un notario y le di el primer pago de 350 mil pesos”, recuerda José.

Los siguientes meses, Patricia le dio varias excusas para ganar tiempo. Pasaron al menos tres meses, cuando la mujer llegó con la noticia de que la subasta había salido a su favor por parte de la recuperadora y que la casa sería suya en algunas semanas, pero debería depositar frente a un notario la cantidad restante; es decir, 900 mil pesos que José completó con la adquisición de un préstamo.

Semanas más tarde, Patricia vuelve a alargar el tiempo de entrega, y cada vez más excusas que parecían complicar la entrega de la casa, hasta que llegó un momento, donde se le notificó que la casa tenía un gravamen y que el dinero tendría que ser devuelto.

“Estaba inquieto, pero como me respondía, pues le creía; si era fraude, no me respondería las llamadas ni los mensajes. Después para regresarme el dinero, me decía que Hacienda les tenía congelado el dinero porque manejaban mucho dinero. En un momento, hasta me dijo que se había quemado la cara y que no podía contestar”, dice.

José recuerda que ese fue el momento en que decidió empezar su proceso por el delito de fraude en contra de Patricia, y entonces, se avecinaba lo que parece un cuento de terror, pero sobre todo de desilusión; un momento en el cual se desapareció la luz de esperanza que se había prendido bajo el pensamiento de que la autoridad haría justicia, en medio de las secuelas psicológicas que le dejó este episodio.

El caso se judicializó en 2019 en medio de una serie de ventajas que lograban para la libertad de Patricia, pero no avanzó hasta una siguiente carpeta de investigación, pues la primera se tuvo que desechar por tecnicismos como que la palabra “fraude” no estaba tan inmersa en la narrativa de la víctima. Patricia logró incluso calificar de ilegal una detención por culpa del MP.

En una siguiente audiencia que se desarrolló en los últimos meses del 2020, después de que Patricia enfrentara otro caso ese mismo día por la estafa de cheques a un victimario por dos millones de pesos, el juez Pedro López Medrano la absolvió.

Aunque continuaron investigando y alimentando indagatorias, para el momento en el que nuevamente se intentó continuar con el procedimiento, José se encuentra con que Patricia ya ha obtenido una suspensión provisional a raíz de una demanda de amparo que le recibió el Poder Judicial de la Federación en medio de un negro historial.

Hasta la fecha José no ha recuperado su dinero, y dice que una de las secuelas que padece es la desconfianza de todo, no solo de los tratos y recuerda con un mal sabor, el hecho de que muchas personas, incluso los abogados, o hasta él mismo, lo juzgaron por “haber caído”, antes que atesorar la confianza como un valor.

“Trabajas decentemente toda tu vida y te enseñan en tu casa a creer y confiar. A partir de ahí me empecé a sentir mal, inseguro, con miedo, cualquier cosa siento que me van a estafar, a robar o a quitar lo que yo tengo. Comencé a retraerse y a interactuar con la gente por el miedo a que me frieguen. Y que aunque quieras justicia nunca la hay, siempre encuentran la manera de beneficiar al delincuente antes que a la víctima”, dice.

“Hasta los mismos abogados te dicen “cómo fuiste tan p*ndjo”, pero también te dicen que no somos los únicos, sino que hay un montón de gente en esta situación. Además de que no caes con novatos, sino con gente que a eso se dedica”, recuerda.

Patricia hoy se encuentra libre, y la víctima sospecha que a pesar de que está en Nuevo León, las autoridades no logran hacer nada, mientras que Lizeth “N”, ya fue declarada culpable por un fraude alterno al que inició con José y que solo forma parte de 60 denuncias que tiene en su contra.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM