Historia de terror de Saltillo: encontrar una renta BBB (buena, bonita y barata)
La comodidad, la privacidad y la tranquilidad son un lujo al alcance de unos cuantos, y estás a punto de darte cuenta. Hace solo dos años que saliste de casa de tus padres y, en ese tiempo, habías construido historias, recuerdos, un hogar.
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Todo se viene abajo cuando Martín, el administrador del edificio en el que vives en el Centro Histórico de Saltillo, te informa que el inmueble cambió de propietario y que el nuevo dueño ahora quiere doblar el precio de las rentas.
Martín te comunica que tienes un mes para desalojar el departamento si no deseas renovar el contrato. Parece una burla. Ganando 12 mil pesos al mes –más del promedio en la ciudad–, es absurdo pagar 8 mil pesos por una renta: el 100 % más de un mes para otro.
Y el martirio no ha hecho más que comenzar. Buscas en Google agencias inmobiliarias en Saltillo y consigues un número telefónico. Te atiende Ramiro, un agente muy amable, pero su primera pregunta cuando le pides ayuda para encontrar una renta es: “¿Cuál es tu presupuesto?”.
Hasta pena da decirle que son cuatro mil pesos, porque su reacción inmediata es aguantarse la risa y decirte que ni con él ni con otro agente inmobiliario vas a encontrar rentas así.
En un arranque de compasión, Ramiro te comenta que los agentes solo se enfocan en el norte de la ciudad, pues es donde están las verdaderas comisiones para ellos. Incluso te recomienda que Marketplace es el lugar ideal para encontrar lo que necesitas.
Vas a Facebook y en el buscador pones dos palabras clave: “rentas” y “Saltillo”. Hay tantos grupos que entras a cualquiera. Nada de lo que se ofrece se parece a lo que estás acostumbrado. Tu prioridad es seguir viviendo en el Centro, pero nada decente está por debajo de 10 mil al mes.
Adiós a la idea de encontrar algo por cuatro mil. Y adiós a la idea de vivir en el Centro. Los usuarios de Marketplace ofrecen rentas en cinco mil pesos, pero en colonias que desconoces: Guayulera, Teresitas, Niños Héroes. En Loma Blanca, Mirasierra y Zaragoza, las rentas llegan hasta los siete mil pesos.
La solución es vivir lejos o pagar mucho. O sacrificar la privacidad. No encuentras otra solución que vivir con roomies, al menos hasta que comiences una vida en pareja, lo cual implicará otra mudanza. Es la única opción para seguir pagando cuatro mil pesos y no rebasar la recomendación de gastar solo un tercio de tu salario en renta.
Ahora tienes que buscar roomies que sean lo más tolerables posible. Las dudas rondan tu cabeza: “¿Y si son muy ruidosos?”, “¿Y si no lavan los trastes?”, “¿Y si dejan su comida en los tuppers por semanas en el refri?”, “¿Y si dejan sus pelos por todo el baño?”, “¿Y si se atrasan con la renta?”.
Y esto es solo una parte de una larga historia de terror que continúa al intentar recuperar el depósito (completo o al menos una parte) de tu rentero, y al conseguir prestada una camioneta para mover el refrigerador, la cama, el sillón, la ropa...
No hay oportunidad en el trabajo para una pausa; hay que hacer todo esto mientras sigues produciendo. Existen permisos por maternidad o enfermedad, pero no por mudanza. Impensable.
En esas andas cuando aún te falta pagar el depósito de tu nueva renta, conocer a tus roomies, entablar nuevas conversaciones, hacer nuevos amigos, tomar otras rutas, acomodar cosas, pintar, decorar, cargar, limpiar, limpiar y volver a limpiar.