Historias de amor: ‘Yo quiero ser su amante, si usted quiere ser mi amante’
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Aida Badillo narró a VANGUARDIA su historia de infidelidad
Saltillo, Coahuila. Esta historia comienza cuando Aida Badillo, después de muchas infidelidades de su pareja, decide tener un amante. Ella lo había conocido por un amigo en común, lo vio un par de veces en la calle, lo suficiente como para proponerle un trato.
El día que se decidió Aida compró una flor y le mandó una nota:
“Si usted quiere ser mi amante, yo quiero ser su amante”.
Sólo bastaron treinta minutos para que el hombre estuviera reunido junto a ella, en ese momento los dos hablaron de lo que querían y buscaban en sobre los próximos encuentros.
“Recuerdo con él un viaje maravilloso que hicimos a la Ciudad de México, en plena carretera atravesó el coche y nos pusimos a bailar entre pinos. Estábamos comiendo paletas de limón, ¡fue delicioso! Te das cuenta, estábamos bailando en medio la carretera valiéndonos si pasaba un tráiler. Después tuvimos sexo en la carretera”, expresa Aida.
La mujer está convencida de que sus encuentros no se tratan de cantidad, sino de calidad. Para ella, las experiencias invaluables son las que dejan una huella, las que nunca se van.
“Yo no creo que puedas encontrar el amor en un bar porque ahí la gente va a tomar, incluso yo creo que es una práctica que se está volviendo muy común confundir el amor, la afectividad y la sexualidad”, dijo Badillo.
Dicen que en el juego de los amantes siempre hay uno que pierde porque se enamora, pero ella está segura que en su historia no fue ella quien perdió. Los encuentros duraron entre dos y tres años, hasta que un día “se le subió lo Badillo”, —como ella dice—, y terminó con él.
“Quien no tenga una hermosa historia de amor, perdóname, entonces no ha vivido”, concluyó Aida Badillo.