Queman a Judas en El Tunal

Saltillo
/ 1 abril 2018

En los ejidos de la región sigue viva esta centenaria tradición

Eran las 10:00 horas cuando la música comenzó a sonar a través de una bocina montada en la cabina de una Ram 4x4. Cuatro eran sus tripulantes, uno de ellos con micrófono en mano declamaba versos “chuscos” y personalizados para cada uno de los pobladores de El Tunal, en Arteaga, mientras eran escoltados por un grupo de hombres que hoy dejaron de lado la camisa a cuadros, el pantalón vaquero y el sombrero, para remplazarlos por vestido, peluca y labial.

Era la Chamucada, una tradición mexicana en donde los hombres hacen parodias vistiéndose de mujer y con la que el ejido aprovecha para celebrar “La quema de Judas”, misma con la que se representa la traición y muerte de Judas Iscariote, una actividad que pese a ser parte de la identidad de nuestro país, en las grandes ciudades ha quedado olvidada por su habitantes.

Ese día todo se permite, bueno relativamente todo. Es en ese día donde los pobladores de El Tunal tienen que huir de “las chamucas” para evitar que les dejen tremendo beso pintado en el cachete. Los hombres corren para que su compadre vestido de chamuca, no lo alcance, pero cuidado de reírte muy fuerte de quienes huyen, o mirarlas por mucho rato, porque en cuestión de segundos puedes ser tú quien termine besuqueado por las chamuquitas que bailan en medio de la calle, algunas con cerveza en mano, otras retocando el labial para seguir plantando besos en las mejillas de los hombres a quienes no les queda más remedio que reírse.

$!Queman a Judas en El Tunal

Recorren el pueblo entero; han dado las 02:00 de la tarde mientras centenas de visitantes esperan impacientes en la plaza principal de El Tunal para observar cómo queman al “chamuco” o “Judas”, un personaje hecho de pólvora que en cuestión de minutos, quedará consumido por el fuego.

Ha llegado la hora, tras caminar y bailar por todas las calles del lugar, han arribado a la plaza principal bajando al chamuco ante el asombro y emoción de los espectadores.

El chamuco está en el piso de un pequeño escenario al aire libre. Sacan papel periódico y fuego para encenderlo, colocan gasolina y la “magia” inicia. Las llamas comienzan a observarse, el público observa con azoro cómo comienza a quemarse el chamuco, alejándose minutos después al escuchar el trueno de la pólvora cuyo olor se ha combinado con el pollo asado, los elotes tatemados y la carne asada que los puesteros han puesto en la parrilla.

Los cohetes continúan, los niños gritan pero es más su curiosidad que el susto. Las chamucas hacen su entrada triunfal e imploran que un valiente las saque a bailar.

El publico por su parte, comienza a dispersarse mientras por micrófono agradecen la asistencia: “Muchas gracias por acompañarnos, nos vemos el próximo año”.

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