Saltillo: vecina de Puerto de Flores vive bajo el acecho del agua por obra en cauce de arroyo
Rosario Reyes Guevara vive con el temor constante de que su casa se inunde cada vez que llueve, debido a una construcción en el cauce de un arroyo; pese a sus denuncias, las autoridades no han atendido el problema
Apenas ve que aparece una nube en el cielo, doña Rosario Reyes Guevara corre a su casa a prepararse para la inundación que se avecina.
Así le sucede cada temporada de lluvias desde que un vecino —que se dice sobrino de la fallecida lideresa María Herrera y que vive enfrente de Rosario— tuvo la ocurrencia de construir su vivienda justo en medio del arroyo que atraviesa la colonia.
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Entonces, cuando llueve, el afluente desborda y el mar de agua que baja de los cerros que rodean el sector descarga en el número 235 de la calle Puerto de las Cabras, colonia Puerto de Flores, al poniente de Saltillo: la morada de doña Rosario.
No hace mucho, la semana pasada, el “tsunami” que baja por el arroyo llamado de Flores volvió a invadir en oleadas la calle, entró por la cochera de Rosario, pasó por la sala, la cocina y la recámara, hasta llegar al corral, ensopándolo todo.
Rosario dice que ya está fastidiada de pedirles a las autoridades municipales, estatales y de todos los niveles que vengan a poner una rejilla para que el agua que baja del arroyo se vaya por el drenaje subterráneo de la colonia, pero nada que le hacen caso.
Incluso sus vecinos, al verla a ella y a su marido, Ramón Mojarás, sacar el agua de su casa durante las inundaciones, se acomiden con cubetas para luchar contra aquella marejada.
“Si viera el día que se nos mete el agua, cómo nos duelen los brazos de andar sacándola”, cuenta.
Las inundaciones ya le han ocasionado muchas pérdidas. Doña Rosario se dedica a la venta de colchas, cobertores y ropa, mercancía que ha sido alcanzada por las aguas y se echa a perder.
“Ya van varias veces que tengo que tirar mis cosas y pintar mi casa. Las puertas ya están todas hinchadas; son de madera”, lamenta.
Como resultado de las copiosas lluvias que han caído sobre la ciudad, el arroyo se ha llenado de maleza y basura, y ahora es hábitat de víboras de cascabel, gatos monteses y todo tipo de fauna nociva y peligrosa, sin contar que es paso de ladrones que tienen asolada a la comunidad.
La situación es tan grave, asegura doña Rosario, que hasta una familia que vivía al lado de su casa prefirió irse del barrio porque también se inundaba y no regresar más.
“Se le inundó su casa a la señora; vinieron los bomberos y nomás le hicieron un agujero por atrás para que saliera toda el agua. Yo no puedo dejar mi casa, ya estoy grande”, expuso.
Tan desesperada está Rosario que aprovecha este espacio para advertir a las autoridades que, de no resolver su problema, se plantará ya sea en la Presidencia Municipal o en el Palacio de Gobierno, hasta ser escuchada.
“Voy a ir a exigir porque esto es mi patrimonio. Así como ellos vienen a pedir apoyo para el voto, yo también necesito. Si me meten a la cárcel por escandalosa, no le hace, pero es mi patrimonio”, dijo finalmente.
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