‘Se están muriendo de hambre reos del Cefereso de Mesillas’
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Familiares denuncian excesos que se cometen contra los internos
Luego de la serie de publicaciones que realizó VANGUARDIA con respecto a las quejas en voz de una madre y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, contra el Cefereso de Mesillas en Ramos Arizpe, cuatro madres más aportaron sus casos.
“Mi hijo me ha dicho que tiene ganas de morirse, hay momentos en que se ha despedido de mí. Que si cometieron un error, lo están pagando con creces. Ojalá y que las personas que los maltratan nunca estén en nuestro papel. Suplicamos que oigan la voz de nosotras como madres”, dice Clara, una mujer de 58 años, quien dice que su hijo es agredido verbalmente con la intención de que explote y sea catalogado con malas prácticas, según lo que le ha reportado, situación por la cual ha mandado una carta al Presidente.
A diferencia de Clara, cuyo hijo fue trasladado del penal de Topochico, Norma, de Zacatecas, dice que su esposo fue trasladado sin previo aviso de un penal en Zacatecas, y aunque es prediabético y tiene una úlcera, desde hace cinco meses que llegó no ha sido atendido médicamente, y debido a los padecimientos no puede comer ciertos alimentos; situación que también ha sido ignorada por el personal del Cefereso 18.
“Yo sé que no los van a tratar con amor, pero que los respeten”, dice Karla, cuyo esposo fue trasladado de Apodaca. Recientemente descubrió que su esposo traía un golpe en la cabeza causado por los custodios, y en eso, agrega que no ha podido llevar a sus hijos a la visita pues pasan hasta 10 horas sin recibir alimentos.
Además, Graciela dice que su esposo fue trasladado del penal de Topochico por un delito del fuero común sin previo aviso, y aunque padece epilepsia y ha convulsionado dentro del penal, la atención médica es deficiente y le fue otorgada hasta tres meses después de haber ingresado al Cefereso.
Ana, de Durango, dice que su esposo fue trasladado desde un Cefereso en dicha entidad, y manifiesta que el ingreso de su pareja a Mesillas hace dos meses ha sido un tormento y las autoridades no han hecho nada por mantener sus derechos a la educación y a las actividades recreativas para personas privadas de la libertad.
“Se están muriendo de hambre. Los maltratan, los golpean, los ofenden, los humillan. Han bajado de 18 a 20 kilos. Mi esposo no me quería decir nada hasta que al final soltó el llanto. Me dijeron que le habían dado toques eléctricos en sus partes nobles, amenazándolo de que si decía le iba a ir peor. En el Cefereso de Durango había escuela y trabajo, los mantenían y aquí no hay nada”, expresó.
Al ingresar al grupo de Facebook donde las familiares se organizan para contratar camiones y viajar a las visitas, VANGUARDIA se percató de otra serie de quejas, donde se habla de que el agua con la que se bañan los internos está tan caliente que a algunos se les han formado cuadros de hongos en la piel.
“Por el agua caliente hasta les salen hongos en sus cabezas, en la piel”, dijo una de las integrantes del grupo cerrado en Facebook al que dieron ingreso a VANGUARDIA.
‘NO HAY RESPETO’
Desde ese sentido, Jaqueline Campbell, directora del proyecto “Ojo Derecho de Polonio” que derivó en una obra literaria con textos de internos, manifestó que éste es el día a día de los internos, y declaró que aunque existen tratados internacionales que definen cómo debe ser el actuar de las actividades en los centros de reinserción, no hay respeto para los mismos, como por ejemplo, a las reglas Mandela que son lineamientos mínimos para el trato a personas privadas de la libertad y que puede prevenir malos tratos, crueles e inhumanos que vienen en la Convención Internacional Contra la Tortura.
“Todas las personas en México, sin excepción, son iguales, cuando uno va a la cárcel no deja de tener derechos. Es el mismo Estado Mexicano el que decide quién va a la cárcel y quién no. Detrás de esos muros hay humanos, y todos los humanos son sujetos a derecho. Ya sabemos que la Comisión Estatal y la Nacional de Derechos Humanos se hacen de la vista gorda”, manifestó.
Versiones de familiares
En el Cereso de Mesillas, Ramos Arizpe, hay reos del fuero común que fueron trasladados sin previo aviso.
Debido a los maltratos, algunos internos manifiestan su deseo de morir.
A los internos enfermos nadie los atiende.
Algunos son golpeados por los celadores.
Quien visite a los presos pasa 10 horas sin comer.
Hay presos que han bajado hasta 20 kilos por la falta de alimentos.
En el lugar no existe escuela ni centro de trabajo para los internos.
El agua con la que se bañan sale hirviendo, por lo que les salen hongos en los pies y cabeza.