Vanguardia reconoce a un editor legendario: Gracias, Felipe Rodríguez
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Por su trayectoria periodística y aprendizajes invaluables, Vanguardia nombró a su Mesa Central “Felipe Rodríguez Maldonado” en un evento lleno de emociones, risas y admiración
En su libro “Los cínicos no sirven para este oficio” Ryszard Kapuściński dice que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Quienes conocen a Felipe Rodríguez Maldonado saben que él es, sin duda, una buena persona y un buen periodista.
Por eso mismo, para reconocer su trayectoria, festejar los aprendizajes y compartir el cariño que sus colegas le tienen, el martes 5 de abril Vanguardia llevó a cabo un homenaje donde se reveló que la Mesa Central, el lugar desde donde se gestionan los contenidos del periódico, ahora lleva el nombre de este editor legendario.
Este acto ocurrió en el corazón de la redacción, donde Felipe Rodríguez estuvo acompañado por su familia, amigos, ex compañeros de escuela, colegas del gremio. Así, además de la placa conmemorativa, un brindis y una portada especial que se entregó a los asistentes, las palabras de admiración y respeto.
“Felipe vino a traer paz. Tenía ese don de maestro, de abrir su corazón. Felipe es una persona que siempre ha estado trabajando para que su comunidad sea mejor, porque eso es lo que hace un buen periodista. Todos esos valores lo lleva, los transmite y por siempre vamos a estar agradecidos. Nos ayudó a que crecieramos juntos. Vanguardia siempre será tu casa”, expresó Armando Castilla, director general de Vanguardia.
“No hay wikipedia que supere a un buen editor. El buen periodismo se aprende, además de en la calle, con los buenos editores. Editores que son generosos con su conocimiento. Así fue Felipe con su papel en la Mesa. Siempre generoso. Siempre una referencia”, comentó Kowanin Silva, directora editorial.
Como parte de las sorpresas que trajo este homenaje, Liliana Rodríguez, hermana de Felipe, hizo llegar a la redacción de Vanguardia un mensaje muy emotivo que se puede leer a continuación:
“Hablar de Felipe no sólo es hablar de mi hermano mayor al que quiero muchísimo. No solo es hablar del hombre que está al pendiente de la familia que ha formado con su esposa e hijos. No sólo es hablar del hombre que siempre ha visto con ojos de infinito amor a nuestros padres, abuelos, a nosotros sus 4 hermanos, sobrinos, tías. Para mí es hablar de un hombre con el que comparto una enfermedad de tipo neurológico que a ambos nos cambió la vida.
Pero, ¿porqué habló de enfermedad en un homenaje a Felipe? Pues sencillo. Porque sé que tanto a él como a mí nos ha hecho mucho más fuertes de lo que todos se imaginan. Así que hoy que se le hace esta merecida celebración a mi hermano, lo retomo porque para mí más que ser un tigre en búsqueda de una víctima (tal y como él llama a la llegada del Parkinson a su vida), esta enfermedad le vino a mostrar lo pequeños que somos ante la inmensidad de la voluntad de Dios, lo indefensos y lo débiles que somos ante la fuerza de una condición tan seria como la que él padece.
Creo que si la enfermedad no hubiese llegado a Felip, a él jamás se le hubiese ocurrido pensar que podía aguantar esto y mucho más porque, al contrario, él siempre renegaba de hasta tomarse una pastilla para el dolor se cabeza o de una muela argumentando que “no pasa nada se me va a quitar luego”. Con el parkinson se ha dado de cuenta que a los enfermos no nos queda de otra que aceptarla como parte esencial de nuestra existencia y eso implica dejarse ayudar abiertamente porque sino es entonces la enfermedad la que nos arrastra al vacío de la desesperación.
A Felipe le costó muchos años entender que estaba enfermo y que era necesario ponerse en manos de Dios y de los médicos y dejarse llevar por ellos. Pero hoy por hoy, después de tantos años, todas las virtudes que Felipe posee y de las cuales han hecho mención en el homenaje que esta semana le hicieron en Vanguardia: inteligencia, sabiduría, sentido del humor, paciencia, sensibilidad, alegria, nobleza; todo eso le ha ayudado más que nunca a aceptar que la vida no está acabada sino que ha girado hacia él mismo con el único fin de que se deje amar, se deje cuidar, se deje consentir.
Hoy veo a mi hermano nuevamente en paz, disfrutando a su familia, disfrutando de un leer un buen libro, disfrutando de las las pláticas con amigos y familiares y con una madurez total de dejar que el Tigre que arañó su vida no es su enemigo, al contrario. Porque en la medida en que aceptamos nuestra enfermedad, nos damos cuenta lo Bendecidos que somos por ser los consentidos de Dios.
Hoy Felipe y yo nos divertimos jugando y compartiendo nuestro bastón que sostiene nuestro caminar, pero más que nada compartimos la dicha de ser miembros de una gran familia que va a estar siempre unida sostenida por el amor”.
Entre los asistentes a este evento estuvieron también Socorro Flores, esposa del homenajeado; sus hijos Fernanda, Jimena, Mariela y Felipe; Diana Galindo, presidenta del Consejo Editorial de Vanguardia; Carlos Arredondo, subdirector editorial; Karla Guadarrama, Coordinadora de Medios Digitales; Suriel Elizondo, jefe de información; Apolonio Alvarado, Editor en Jefe de Mi Ciudad; María Concepción Recio y Enrique Abasolo, ambos editorialistas; gran parte del equipo de la Mesa Central; entre otros compañeros, colegas y amigos.