Yo la peor de todas
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Fotografía De Tres
¿No les causa gracia mirar sus fotografías viejas? Esas donde uno sale con el cabello de Flans o la ropa de roquero fallido de los ochenta; esas donde aparece la ex o el ex con acné severo, la amiga con kilos de más, de menos. La nostalgia es alegría disfrazada de tristeza ¡ah, las cosas que se fueron! (creo que Proust dijo que sólo se ha vivido lo que se recuerda). Así es, lectores míos, hasta Violetta, su segura sexoservidora, tiene buenos recuerdos y fotografías, aunque, bueh, tratándose de mí son más bien como videos xxx.
¿Pueden imaginar a Violetta ap (antes de puta) explorando otros aspectos del sexo?
Mi debut en los tríos fue bastante ridículo: estaba en compañía de mi mejor amiga, C, y un chico, Miguel, con quien sostuve una relación bastante liberal. Bien dicen que el ocio es la madre de todos los vicios; en nuestro caso nos llevó a tener esa fiesta de regadera, con el pretexto de que "hacía mucho calor" (las regaderas son como los confesionarios: siempre sale la verdad). Aún recuerdo cómo Miguel (ningún nombre ha sido cambiado para no proteger ninguna privacidad) y yo nos fuimos quitando la ropa y la ingenua pregunta de C (que no es ninguna ingenua, pero se despistó): ¡ah! ¿era sin ropa?. Después vinieron las clásicas enjabonadas, los toqueteos furtivos y finalmente El Trío. Así fue como por primera vez, me atreví a hacer realidad la fantasía de mi amado y saciar mi propia curiosidad amorosa con mi amiga.
En realidad fue un acto no del todo consolidado, ya que los problemas técnicos nos rebasaron. Como lo leen: el caño se tapó y el saldo fue de una regadera, una cocina, una sala y dos recámaras inundadas. Dejamos la cosa para otro rato y nos dedicamos a salvar lo que pudiera salvarse, ya que yo aún compartía casa con la chica de porcelana, quien estaba a punto de llegar y estallaría en cólera al ver que la casa estaba bajo el agua debido a esta calentura colectiva. Cambiamos las esponjas por escobas y un trapeador diminuto; las toallas no dejaban de caerse de nuestros cuerpos y decidimos abandonarlas en el sofá, y así como griegos en el Gymnasuim, nos pusimos a secar todo. ¿Saben qué es lo peor? Estuvimos a punto de aparecer en la portada de algún periódico con el encabezado: "Mueren electrocutados por calientes", porque descubrimos una secadora conectada a 5 centímetros del agua. Afortunadamente nos dimos cuenta a tiempo.
No hay nada tan educativo para una cortesana en ciernes, como llevar las fantasías sexuales a cabo.