Experimento ejemplifica lo fácil que puede ser contagiarse de COVID-19 en un lugar público
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En el video japonés se observa a detalle cómo el virus se expande en los restaurantes cuando solo una persona está infectada
Un video que se viralizó en Japón muestra cómo se pueden propagar gérmenes en los restaurantes cuando solo una persona está infectada. Durante la pandemia de COVID-19 este estudio cobró mayor importancia por la facilidad con la que las personas pueden contagiarse.
Este experimento muestra cómo se puede mover el virus en un restaurante y cómo se propaga rápidamente si no existe prevención en un escenario como el de cientos de personas pasando por los mismos mostradores de comida en exposición favorable para el contagio.
La cadena NHK realizó el experimento con la supervisión de expertos en la salud y varios participantes, señalando a uno como “la persona infectada”.
La escena para recrear el experimento fue en un buffet. Y se llevó a cabo como forma de explicar cómo podría haberse producido el contagio del COVID-19 en el crucero Diamond Princess. Que fue puesto en cuarentena y en el que 700 de sus 2 mil pasajeros dieron positivo a este nuevo virus y 13 murieron.
En este caso concreto, la zona del restaurante del barco fue considerada como uno de los mayores focos de contagio.
En el video se ve como el ‘paciente cero’ se aplica líquido en las manos, recreando así como se habría infectado si se hubiese tosido en la mano. Luego de comer, los participantes que representaron a los comensales se posan bajo luces ultravioletas que iluminan el lugar donde se ha propagado la supuesta infección.
El líquido blanco utilizado para representar a los gérmenes pueden verse en la comida, en los cubiertos, platos e incluso en la cara de varios comensales.
Este tipo de simulacros explica de una forma más clara lo rápido que un virus puede propagarse, especialmente cuando no se lavan las manos. Describe la posibilidad de la propagación por contacto. Este video viral es una buena forma de destacar la importancia del lavado de manos.
Si existiera un experimento para ver qué sucede después de que la persona “infectada” se lavara las manos durante cinco y luego diez segundos podríamos obtener una idea certera de cuánto el uso de lavado de manos puede realmente reducir la transmisión de una materia infecciosa.
Nuestras manos son un medio de transmisión para todo tipo de virus, hongos y bacterias que suelen quedarse en ellas con facilidad. Nuestras manos se tratan de una superficie caliente y húmeda, con restos de sudor y de descamaciones de la piel que actúan como un imán para todo tipo de agentes infecciosos. Una higiene adecuada, es la solución básica para crear una barrera de entrada a estos microorganismos, responsables de millones de muertes en todo el mundo.
Para acabar con los gérmenes debemos usar algo más que agua. En este caso el mejor aliado es el jabón, un producto que nos ha ayudado a combatir enfermedades desde tiempos antiguos. El jabón disuelve la membrana lipídica y el virus se desmorona y muere, es decir, se vuelve inactivo ya que los virus no están vivos realmente. Los desinfectantes, geles, cremas, etc. que contienen alcohol tienen efectos similares, pero no son tan buenos como el jabón normal.
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