Mexicanos quieren conquistar el Everest

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Un grupo de alpinistas mexicanos comenzó su caminata final para alcanzar la cima de la montaña más alta del mundo
Un equipo de alpinistas mexicanos iniciaron la caminata final para alcanzar la cima del Everest.
Se trata del abogado Ignacio Anaya Barriguete, quien se convertiría en el primer tijuanense en lograr la hazaña, así como la deportista del estado de México, Eva Martínez, y el capitalino Gustavo Flores.
La expedición, que partió de Tijuana a finales de marzo, tuvo que ser abandonada por el alpinista Salvador Delgadillo Macías, quien enfermó mientras intentaba aclimatarse en los campamentos instalados a diferentes alturas de la montaña más alta del mundo.
Anaya Barriguete ofreció la hazaña a los niños y niñas con cáncer, y se comprometió a donar un peso por cada metro que escale para las asociaciones que se dedican a atender a menores en esta situación.
El equipo lleva consigo las cenizas de la alpinista Sofía Salas, quien falleció en un accidente durante un ascenso al Nevado de Toluca en febrero pasado. A principios de año había acordado ser parte de la expedición al Everest.
A través de la página electrónica http://tijuanaeneleverest.com, la expedición ha informado cada etapa del viaje que se ha desarrollado casi tal como se acordó el plan de viaje inicial.
Según datos publicados en ese espacio, hasta finales de temporada de escalada del 2006, dos mil 62 personas habían ascendido a la cima del Everest, mientras que el total de intentos alcanzó más de 10 mil en los últimos 50 años.
Ochenta de los intentos lo hicieron mujeres.
En ese periodo, 203 personas han muerto en el intento, y sus cuerpos se encuentran todavía en el lugar, debido a las condiciones difíciles para que sean rescatados.
Los reportes realizados por el equipo vía internet y con uso de satélite refieren que actualmente hay varios equipos de alpinistas que intentarán alcanzar la cima.
Las temperaturas que llegan hasta 40 grados bajo cero, así como la altura que reduce la disponibilidad de oxígeno hasta 70 por ciento por debajo de los niveles que se obtienen al nivel del mar, hacen la hazaña difícil y peligrosa.
Las dificultades no vencen a quienes aspiran a alcanzar la cima del mundo, y tampoco les preocupa que ahí sólo pueden permanecer unos cuantos minutos.