Se jubilan ‘César’ y ‘Bebeto’, héroes de cuatro patas de la Policía de Saltillo
Dos de los elementos más destacados de la Policía de Saltillo dejarán pronto las filas, pero no por deshonra ni por baja, sino por merecido retiro. Se trata de “César” y “Bebeto”, dos perros entrenados que durante años sirvieron con disciplina y valentía en tareas de seguridad pública, detección de narcóticos y prevención del delito.
“César”, un pastor alemán sable originario de la República Checa, nació el 16 de mayo de 2017 y fue dado de alta en el Grupo de Reacción Sureste (GRS) el 28 de mayo de 2019. Bajo el cuidado del oficial Armando Flores Pérez. “César” se convirtió en un binomio K9 especializado en protección, ataque y detección de drogas como mariguana, cocaína, heroína, LSD, éxtasis y metanfetaminas. Su adiestramiento incluyó obediencia avanzada y paso por pistas de obstáculos, lo que le permitió destacar en cada operación en la que participó.
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Durante su trayectoria, “César” formó parte de 40 operativos de seguridad carretera, 55 cateos, 30 visitas a planteles educativos y 10 exhibiciones públicas. También fue pieza clave en el control de disturbios, fungiendo como elemento disuasivo en situaciones de alto riesgo.
Por su parte, “Bebeto” es un perro de trabajo de 10 años con 8 de servicio en la corporación, actualmente asignado al agrupamiento de Prevención del Delito. Aunque no es un perro de ataque, su especialidad es la detección de narcóticos, como mariguana, cristal y cocaína. “Bebeto” ha participado en más de 2 mil operativos y 50 cateos con incautación de sustancias ilícitas, siendo un apoyo clave para el trabajo policial.

El oficial Ismael Rico Hernández, uno de los manejadores de “Bebeto”, relata con afecto su experiencia con él: “Es más que un perro, es un compañero. Trabajar con él todos los días ha sido muy especial, te ayuda tanto en lo operativo como en lo emocional. Es muy amigable, muy noble. Lo vamos a extrañar”.
Ahora que “Bebeto” será retirado, sus compañeros manejadores deberán decidir quién será el afortunado en adoptarlo para brindarle un retiro digno. Aunque dejará el uniforme, seguirá necesitando ejercicio, paseos diarios y una buena alimentación para mantenerse saludable y activo. “No es una mascota, es un oficial. Por eso queremos asegurarnos de que pase sus últimos años rodeado de cuidado y cariño”, añadió Rico Hernández.
Ambos perros han dejado una huella imborrable en la historia reciente de la corporación, no solo por su efectividad operativa, sino por el vínculo que lograron forjar con sus manejadores y con la comunidad. Su retiro marca el final de una etapa de entrega ejemplar y el comienzo de una vida más tranquila, pero igualmente valiosa.
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