US Open 2022: ¿Qué hace a Serena Williams tan especial?

Saginaw, Michigan fue la ciudad que vio nacer a Serena Jameka Williams Price en septiembre de 1981. En quince días cumple cuarenta y un años. Es la menor de cinco hermanas. El tenis marcó la vida de su familia desde muy pequeña, pues su hermana Venus y ella lo practicaban desde niñas. Su primer entrenador fue su propio padre, Richard Williams, proveniente de una familia de escasos recursos quien ideó un plan de setenta y ocho páginas para lograr lo que parecía imposible: que su hija se coronara como la máxima representante del deporte blanco de la historia.

En la familia Williams había reglas estrictas y éstas implicaban entrenar mucho, pero sin descuidar los estudios, la disciplina era lo cotidiano. Serena estudió diseño de modas en el Instituto de Arte de Fort Lauderdale, en Florida, esto explica sus diseños para su propia marca, Aneres (Serena al revés) con la que lanzó su primera colección en el año 2004 con Venus como modelo en un concurrido desfile celebrado en Miami Beach. Tan solo un año después, Nike la invitó a colaborar diseñando su propia línea. Serena apunta, dispara y ejecuta.

La vida de Serena no fue fácil, los Williams, creyentes de la religión Testigos de Jehová, vivían en un barrio humilde de Los Ángeles llamado Compton rodeado de pandillas. Las hermanas iban a canchas públicas, las raquetas y el equipo que necesitaban eran costosos y más para unos padres que debían alimentar a cinco hijas. Serena entrenaban muchas veces de noche.

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Su carrera profesional inició en 1995 cuando cumplió 14 años. A pesar de que por su corta edad no fue admitida en los torneos de la WTA pudo jugar el Bell Challenge de Quebec, en donde perdió su primer partido. Es en enero de 1998 cuando participó en su primer torneo de Grand Slam, el Abierto de Australia, y lo perdió contra su hermana Venus en la segunda ronda, por 6-7 y 1-6. El plan de setenta y ocho páginas comenzaba a funcionar.

Un 12 de septiembre de 1999 marca su larga carrera de triunfos en los torneos de Gran Slam cuando ganó el Abierto de Estados Unidos. Por primera vez en su carrera se posicionó en el número uno del mundo de la Asociación de Tenis Femenino (WTA), a los veinte años, lugar que ocupó durante 319 semanas.

Ya para los años 2002-2003 logró su primer ‘Serena Slam’, al obtener los cuatro títulos de Grand Slam: el Abierto de Francia, Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y el Abierto de Australia, reuniendo en total veintitrés individuales (siete veces el Abierto de Australia, otras siete ocasiones Wimbledon, seis Abiertos de Estados Unidos y tres Roland Garros) y dieciséis en dobles haciendo pareja con su hermana mayor, Venus. Es solo superada por la máxima ganadora de primeros de Gran Slam, incluyendo hombres y mujeres, la australiana Margaret Court.

Por si fueran pocos todos estos triunfos, es cuatro veces campeona olímpica: Sydney 2000 (dobles), Pekín 2008 (dobles), Londres 2012 (individuales y dobles). Ahí nació el fenómeno de Serena Williams.

La tenista ha hecho valiosas aportaciones en otros ámbitos, en el altruismo, por ejemplo. En el año 2008 creó la Fundación Serena Williams, la cual tiene como propósito apoyar a la población en temas educativos y respeto a los derechos humanos, equidad de género, además de ayudar a los jóvenes estadounidenses afectados por delitos violentos y también a los niños desfavorecidos de todo el mundo. Ha facilitado la apertura de varias escuelas en África y en otras partes. Una de sus obras más importantes ha sido la construcción de escuelas en Jamaica.

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Además se ha involucrado en causas sociales, en 2017 se unió a las protestas al recalcar en varias ocasiones la diferencia salarial entre las y los deportistas, sin importar su nivel. A este respecto destacó que esto afecta de forma más fuerte a las mujeres afroamericanas. En el Roland-Garros del año 2002 usó un uniforme como el de la Selección de Camerún luego de que la FIFA les negara vestir camisetas sin mangas en el Mundial de ese año. Ahí se convirtió en un ícono.

No todo ha sido miel sobre hojuelas en la vida de Serena, también ha sufrido accidentes que la han afectado significativamente: en julio de 2010 recibió puntos de sutura en ambos pies por pisar un cristal roto al salir de un restaurante en Alemania. Posteriormente, fue operada en julio y octubre para reparar un tendón lacerado en su pie derecho. En febrero de 2011 se sometió a un tratamiento de urgencia por un hematoma relacionado con una embolia pulmonar, con un coágulo de sangre en sus pulmones. Sin embargo, la vida se encargó de compensarle esos malos ratos.

En septiembre de 2011 la UNICEF la nombró Embajadora de Buena Voluntad y el entonces director ejecutivo Anthony Lake la describió como “una campeona de la causa de los niños y una apasionada defensora de que cada menor reciba una educación”.

Recientemente anunció al mundo que dejará el tenis para concentrarse en tener un segundo hijo, pues desea que su primogénita, Olympia, sea una hermana mayor. En una emotiva despedida durante el Abierto de Estados Unidos, luciendo un traje elaborado por la marca Nike y diseñado por ella, se despidió la mujer que redefinió un deporte tradicionalmente reservado a los blancos y que inspiró a nuevas generaciones de afro estadounidenses a jugarlo. Ahí se consagró como una leyenda.

El mundo necesitaba a una Serena que con su energía y tenacidad abonara a luchar contra el racismo que aún persiste y que gritara que no importa de qué color sea la piel, lo que realmente vale el ímpetu y la garra para llegar a la cima. Gracias Richard Williams por creer en ella, gracias. Serena por habernos entregado tantas horas del deporte más perfecto y fabuloso, el tenis.