Kangbashi y la burbuja inmobiliaria china
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En muchas zonas de China la construcción de vivienda sigue sin freno.
Kangbashi, China.- Entre los faraónicos proyectos cuyo futuro todavía es una incógnita en China, quizá el más espectacular es la nueva ciudad de Kangbashi, en la región septentrional de Mongolia Interior, una ciudad creada de la nada, para un millón de personas, pero que ha acabado siendo un fiasco ya que apenas viven 50,000, casi 10 años después de que comenzara su construcción, por lo que muchos medios locales y de otros países la han apodado "la ciudad fantasma de China".
Un viaje a la extravagante Kangbashi desvela una posmoderna ciudad en toda regla, con su "museo Guggenheim" local -espectacular estructura de formas onduladas-, su auditorio municipal con miles de asientos, un palacio de congresos con forma de yurta gigante -la cultura mongola está muy presente en el diseño de la ciudad- y una plaza del gobierno que, con toda seguridad, es más grande que la pequinesa de Tiananmen, a la que extraoficialmente se la considera la mayor del mundo.
Sólo falta la gente, o por lo menos un poco más de gente, porque en el centro de la ciudad casi todos los escasos transeúntes que uno se encuentra son, o bien turistas que quieren conocer la "ciudad fantasma", o jardineros. Inmigrantes que cuidan con esmero las arboledas y las florestas que cubren las avenidas y plazas del centro, más limpias y decoradas que en ninguna otra parte de China.
Los cielos de Mongolia Interior, más limpios y despejados que en el resto del país, ayudan a dar al lugar un aspecto paradisíaco. A lo lejos se divisan enormes rascacielos, pero grúas en su parte superior revelan que no están terminados.
Paseando por este centro de la ciudad, con gigantescas estatuas de caballos de las praderas y khanes de la historia mongola, la sensación es rara, porque normalmente en China las muchedumbres invaden cualquier calle o plaza, pero en esta ocasión hay una agradable, e inquietante, paz y tranquilidad.
Un hilo musical desde altavoces de las farolas intenta compensar un poco este inusual silencio: todo es poco para intentar atraer a compradores de vivienda en Kangbashi, a precios realmente competitivos (unos 2,900 yuanes por metro cuadrado, es decir, unos 450 dólares) pero que los chinos, lamentablemente para los constructores, consideran un poco caros, hasta para una ciudad hecha con celo artesanal.
POCO MAS QUE UN DECORADO
Basta con salir de la cuidada plaza principal para descubrir que la ciudad es, por ahora, poco más que un decorado. A escasos metros de esa plaza, las zonas residenciales están en construcción o en venta. Ya hay algún automóvil de residentes, pero el lugar todavía no cuenta con tiendas, centros comerciales o restaurantes. Los escasos establecimientos venden pintura, herramientas de bricolaje y otros materiales para la construcción y decoración, como suele pasar en China en los lugares aún "vacíos".
Con todo, no se puede decir que Kangbashi, situada entre las praderas de Mongolia Interior y el desierto del Ordos, sea una ciudad totalmente desierta. De vez en cuando aparece en sus calles a medio hacer algún residente, que no duda en elogiar el lugar y señalar, optimista, que muy pronto se convertirá en una boyante localidad.
 "Me parece un lugar bonito para vivir, muy buen medio ambiente y bello, está bien lo mires por donde lo mires", comenta a Efe la contable Tian Lili, que lleva tres años viviendo en el lugar y asegura que, poco a poco, va cobrando vida. "Antes estaba un poco vacía, pero creo que el Gobierno va creando medidas favorables para progresar y conseguir que venga gente de fuera, poco a poco va mejorando", comenta.
Otro habitante, Mashi Bilige, de etnia mongol, cuenta que él, como muchos otros, se fue a vivir allí porque su empresa trasladó sus oficinas al lugar desde la ciudad de Ordos, cabeza del municipio, o desde la cercana Dongsheng, otro moderno distrito.
"Es un lugar muy bonito, una ciudad jardín... es como una pequeña ciudad europea", señala Mashi, quien se cuida de promocionar bien el lugar, no en vano trabaja en el departamento de medio ambiente municipal. "Creo que en ocho o diez años llegaremos a los 300,000 habitantes", asegura el vecino.
Para lograrlo, Kangbashi acoge eventos regionales o incluso internacionales y así, por ejemplo, recientemente invitó a las misses que concursaron en el certamen Miss Mundo, celebrado en Ordos el pasado 18 de agosto, a que pasearan por su espectacular plaza y visitaran el vanguardista museo.
Kangbashi es el ejemplo más llamativo, pero no el único, de la inmensa inversión inmobiliaria que está produciéndose en Mongolia Interior, región china que combina enormes extensiones sin habitar con una gran riqueza en recursos naturales, entre ellos el carbón y gas, y las estratégicas tierras raras, utilizadas en tecnología y armamento y de las que esta zona produce un 90 por ciento del total mundial.
Con 1.1 millones de kilómetros cuadrados y "sólo" 25 millones de habitantes, esta región al sur del país de Mongolia, donde los descendientes de Gengis Khan conviven con la mayoría china "han", es la sexta del país en renta per capita, sólo detrás de ciudades como Pekín, Tianjin o Shanghái, o las prósperas provincias del delta del Yangtsé.
El proyecto de Kangbashi se inició en 2003, planificado por las autoridades de la cercana Ordos, una de las mayores ciudades de la región, con 2 millones de habitantes, que pensaron en crear una localidad que acomodara a la creciente población local y atrajera turistas y compradores de vivienda pero a decenas de kilómetros, ya que en el asentamiento original de Ordos, por la cercanía del desierto, hay crecientes problemas de abastecimiento de agua.
Hasta el momento se calcula que se han invertido en la ciudad 161,000 millones de dólares, el equivalente a seis presas de las Tres Gargantas, por compararlo con otro faraónico proyecto de construcción chino.
De momento, la ciudad sigue extrañamente vacía para ser una localidad de la superpoblada China, pero las autoridades confían en que, apoyada por el bucólico paisaje y los bajos precios, sea en el futuro un "Dubai chino-mongol", una ciudad que simbolice la riqueza que la minería regional ha producido.
DESTACADOS:
* La nueva ciudad de Kangbashi, en la región septentrional china de Mongolia Interior, es una urbe creada de la nada para un millón de personas, pero que ha acabado siendo un fiasco, apenas viven 50,000 casi 10 años después de que comenzara su construcción.
* Hasta el momento se calcula que se han invertido en Kangbashi 161,000 millones de dólares, el equivalente a seis presas de las Tres Gargantas, por compararlo con otro faraónico proyecto de construcción chino.
* Kangbashi es el ejemplo más llamativo, pero no el único, de la inmensa inversión inmobiliaria que está produciéndose en Mongolia Interior, región china que combina enormes extensiones sin habitar con una gran riqueza en recursos naturales